SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Elsa Peña Nadal, viuda del dirigente revolucionario Homero Hernández, una de las víctimas del régimen represivo de Joaquín Balaguer, exigió a la rectora de la UASD, Emma Polanco Melo, revertir un acuerdo firmado por la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas (FCJP) con el Instituto de Formación Política Joaquín Balaguer, un órgano de la Fundación Joaquín Balaguer.

Peña Nadal hizo el reclamo al participar en un acto de desagravio a la memoria de Sagrario Díaz, celebrado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) el 5 de abril de 2019, como otros familiares de víctimas de Balaguer y de docentes apresados y golpeados durante su régimen (1966-1978).

El instituto, que cada año abreva en el Presupuesto Nacional con 12 millones de pesos pagados por los contribuyentes, opera como un órgano del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) para promover la figura y las ideas del caudillo que gobernó el país por 22 años y que además sirvió a la dictadura de Trujillo, subrayó.

Peña Nadal exigió además, al Estado dominicano, la creación de una comisión de la verdad, que investigue, ventile y registre para la historia los oprobios padecido por la juventud estudiantil y revolucionaria que participó en la política para enfrentar la represión de Balaguer.

He aquí sus palabras:

Yo no vengo a hablar solo en nombre de las víctimas. Yo vengo a hablar en nombre de este pueblo dominicano. Esto no es un problema de venganza, no es un problema personal, porque nuestros muertos no murieron por ellos. Eran políticos diferentes a los que hoy conocemos, eran muchachos revolucionarios que luchaban para tomar el poder para transformar la sociedad, para hacer una sociedad inclusiva, igualitaria, donde todos tuvieran una vida digna, esos sí eran políticos, esos sí eran revolucionarios.

Pero los políticos que nos están enseñando ahora, los que conocemos, no son políticos. Van al poder a servirse, por eso compran los puestos, por eso tienen bancas, por eso se alían al narcotráfico, porque lo de ellos es buscar dinero, el dinero de este pueblo.

Cuando yo leí ese acuerdo en el periódico, cuando yo leí el artículo de Vianco, que me tuvo que llamar porque yo no puedo leer (por una cirugía ocular reciente), yo no pude dormir llorando. Llorando a mis muertos, porque no era a Homero Hernández Vargas solamente. Eran todos, era una generación.

Señores, como dice la profesora: habría que amanecer aquí para poder enumerar lo que fue esa dictadura.

Y les voy a decir algo señores: esa dictadura no estaba desligada de la dictadura de Trujillo. Trujillo parió la dictadura de Balaguer. Balaguer era un secretario personal, un colaborador de Trujillo. Le escribía los discursos. Balaguer y Trujillo eran una sola cosa.

Cuando las madres, las esposas y los familiares de los presos políticos iban al Palacio a preguntar por sus familiares, los recibía ese señor. Él los recibía y les decía: ´no, vamos a investigar´, y los dormía.

Les voy a hacer una anécdota sencilla: yo conocí personalmente a una señora en silla de ruedas que me contó que ella fue al Palacio para que Balaguer, o la persona que la recibiera, le dijera qué era de su hijo. Y le dijo: ´estoy cansada de dar viajes y nadie me dice dónde está mi hijo´; y él le dijo: ´será la última vez, yo le prometo que será la última vez que usted va a venir aquí´; y ella salió muy esperanzada y un carro, señores, del SIM, la atropelló y la dejó por muerta.

Ella vivía en la Calle 41 y allí me llevaron para que yo la conociera.

Yo les quiero decir, y voy a ser breve porque aquí se ha dicho todo y yo estoy felicísima, yo estoy felicísima, yo les voy a decir lo siguiente: cuando un pueblo no conoce su historia repite sus errores.

Porque todas estas muertes, todo este sacrificio, todo este exilio, sería en vano si ustedes, la juventud, no asimilan lo que pasó, no lo entienden, no lo comprenden.

Nosotros abogamos por una comisión de la verdad, como la hay en muchos países, que tiene que formarla el Estado, porque eso son crímenes de Estado. Crímenes de Estado.

Les voy a leer de qué se encarga una comisión de la verdad: Se encarga de estudiar, conocer, todos esos hechos que se han cometido contra la sociedad y le da la oportunidad a las víctimas y le da la oportunidad a los victimarios, también, para que se conozca y se cierre esa herida de la sociedad. Para que se cierren y se curen las heridas, para que ese dolor no quede impune, para que no se vuelva a repetir, para que las generaciones futuras lo conozcan, para que se haga justicia social. Esa es una comisión de la verdad, que la venimos pidiendo hace mucho.

Porque, oigan este dato: Trujillo dejó a Balaguer… Trujillo dejó a Balaguer. Y cuando se termina esa dictadura aquí se queda el mismo engranaje ideológico, la misma estructura militar. Aquí no se hace justicia. Aquí no se le restaura al pueblo sus bienes. Al contrario, los bienes que eran del Estado y que tenía Trujillo, quedaron en manos oprobiosas. Y todavía, señores, como el CEA, como las tierras del CEA, siguen siendo mercancías.

Aquí hay que hacer una comisión de la verdad y yo lo pido, y yo lo exijo en nombre de todos nuestros familiares.

Se hace borrón y cuenta nueva. Se declara Padre de la Democracia, porque el oportunismo es grande. Y Balaguer le entrega en bandeja al Partido de la Liberación Dominicana, le entrega el poder que no hubiera ganado solo, porque eso es lo que ha hecho el Partido Reformista, ese grupito, esos que vinieron aquí a firmar.

Ese Amable Aristy Castro y el otro, Quique Antún, ¿qué han hecho por esta sociedad?, ¿qué han aportado?, ¿cuáles son sus logros? Señores son rémoras…, son rémoras, de esos peces que se pegan de la costra de los otros para comer, son garrapatas que se han servido toda la vida del erario, ese es su mérito.

Y esos son los que quieren venir aquí ahora a darles clase de moralidad y en contra de la corrupción.

Yo estoy hablando, no en nombre de las viudas conocidas, porque somos conocidas porque nos deportaron, como es mi caso, como el de Gladys Gutiérrez, porque somos las viudas de dirigentes políticos destacados, como Amín Abel como Homero Hernández.

No, señores, ojalá hubieran sido esos solos. Ojalá hubieran sido los que la profesora ha mencionado; son los más sonados. Pero este pueblo está lleno de dolor.

Todos los pueblos, San Francisco de Macorís, todos los pueblos que combatieron la dictadura de Balaguer están llenos de cruces, y de dolor, y de familiares que quieren que se le haga justicia.

Mi marido fue asesinado en mi presencia. El de Mirna fue asesinado en su presencia. Otto Morales fue asesinado en presencia del estudiantado, de ustedes, que corrieron a ver si lo salvaban. Y hacia eso nos encaminamos, porque no se ha hecho justicia, porque ustedes se montan en una estación del Metro que se llama Joaquín Balaguer y se desmontan allí, en la Procuraduría, en una que se llama Amín Abel.

Porque ya nada es nada, porque todo es relativo, porque la moral no existe, porque lo que vale es el dinero.

Entonces, eso tenemos que revertirlo. Y estamos aquí, no por los muertos; ya se murieron. No por mí, ni por mis familiares. Estamos aquí por ustedes, por esa juventud que va a dirigir este país y que tiene que tener claro los conceptos.

Abogamos por una comisión de la verdad; y por una historia bien escrita, una historia bien escrita, que nos explique, desde el descubrimiento de América, que no fue tal, desde la colonización, todas nuestras luchas.

Señores yo llegué y pregunté, porque lo hago por ejercicio, a unos estudiantes: ¿dónde está el busto de Sagrario, tú sabes quién es Sagrario?

Yo voy a la calle Homero Hernández, que era la antigua San Cristóbal, que hace 20 años lleva el nombre de Homero Hernández porque ahí cayó, y yo le pregunto a la gente que tiene negocios ahí, que tienen el nombre escrito en su factura: ¿tú sabes quién era Homero Hernández?

Y si no, ¿y cómo se llama esta calle?

San Cristóbal.

¿Cómo se llama el Robert Reid?

Angelita.

Señores tenemos que escribir la historia. Tenemos que dárselas. Ustedes, mis hijos, si no la encuentran en los libros, salgan a buscar los libros. Aquí hay muy buenos historiadores que fueron egresados de esta universidad, hay muchos libros. Aprendan la historia para que no tengan ustedes que repetir lo que nosotros pasamos. Que nos mataban a los maridos en los pies. Que nos deportaron y nos dejaron en el exilio pasando necesidades.

Mi amiga Sagrada Bujosa Mieses, mi hermana, está enferma por eso no está aquí, la viuda de Amaury.

Señores, hay mucho dolor, pero le voy a decir algo: yo uno la dictadura de Trujillo con la de Balaguer. Hay madres, como mi suegra, la mamá de Homero, que perdieron a sus maridos en el exilio. Murió su esposo deportado, y después le mataron a su hijo.

A doña Quisqueya, la viuda de Eugenio Perdomo, le mataron a su esposo en la dictadura de Trujillo, y tuvo que enterrar a su hijo Virgilio Perdomo.

No, tenemos que cortar esto, esto no puede seguir, hay que hacer justicia social. Tenemos que educar a nuestros hijos.

La dictadura de Trujillo parió la de Balaguer y Balaguer ha parido estos 20 años de corrupción, de violación de la Constitución… de robos… y se quieren quedar.

Ellos crean esos apartados y esos acuerdos para comprar conciencias, para que tú te llenes de dinero y te calles la boca, pero no nos callarán.

Y espero que ustedes, cuando nosotros cerremos los ojos, que los estamos cerrando, ustedes estén ahí, como esa profesora y la otra profesora que habló, que me siento honrada de haberla conocido, una mujer joven.

Hay patria…

Todavía hay patria…

Elsa Peña Nadal

UASD, 3 de abril de 2019