SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los hombres y mujeres del campo de Vallejuelo llegaron al Palacio Nacional con la esperanza de mirar a la cara al presidente Danilo Medina. Querían hablar con él para decirle que ‘‘pague los 119 millones de pesos que adeuda su Gobierno, su ministro de Agricultura y usted’’ a los productores de cebolla de Vallejuelo.

Sin embargo, la espera desde la tarde del lunes hasta la mañana del martes fue en vano. El mandatario no los recibió ni designó a alguien para que los escuchara. ‘‘Bueno, nos mandó camionetas repletas de policías, porque para este Gobierno los productores nacionales somos delincuentes’’, es la lectura de Fernando Montero.

Todo sobre la lucha de los productores de Cebolla de Vallejuelo 

Ayer, antes de que el sol quitara su mirada de la casa de gobierno, sus ganas de conversar de frente a Medina se apagaron. ‘‘Nos tiraron bombas lacrimógenas y todavía es la hora [del martes] en que muchos de estos hombres que estamos aquí no hemos podido abrir los ojos bien. Eso pica demasiado, es inhumano’’, narra Jefrey Mateo, un agricultor de la comunidad de Vallejuelo quien recorrió, junto a otros 150 hombres, cientos de kilómetros desde ese municipio de la provincia San Juan, para explicarle que su comunidad está muriendo de hambre, de deudas, de miseria.

Hace más de un mes que el Ayuntamiento de Vallejuelo declaró al municipio en Estado de Emergencia y pidió a las autoridades acudir en auxilio de los productores de cebolla por ‘‘la calamitosa situación’’ que castiga a la población en general.

Los productores de Cebolla de Vallejuelo no pudieron protestar en paz. Fueron dos días custodiados a capa y espada por la Policía Nacional.

La Policía determinó dónde protestarían. ‘‘Estábamos en el Palacio, donde nos recibieron a ‘bombazos limpios’. Luego nos llevaron para la Plaza de la Bandera; y en la madrugada a eso de la 1:00 A.M., nos trajeron para acá [Autopista 30 de mayo] donde tiene todas las guaguas de la Policía bloqueando, para que no podamos salir’’, relata Mateo.

Hace más de tres meses que los cultivadores de esa tierra son intimados por las entidades bancarias para que paguen una deuda que el Ministerio de Agricultura los embarcó y luego les dio la espalda.

Decenas de agentes policiales y unas siete camionetas estaban a cargo de la operación. ‘‘Nos tienen como presos, no nos dejan salir del cuadro de tierra en que ellos nos ponen. ¡Pero tenemos derecho a la protesta, carajo!’’, exclama Ángel Pérez, mientras un chorro de sudor camina por su rostro y se frota los ojos enrojecidos, producto de los gases de la tarde anterior.

 ‘‘Ya nosotros no encontramos que hacer. Allá no se ha podido sembrar nada. Nosotros somos productores pobres y una cosecha ayuda a la otra: con la cosecha de habichuelas, sembramos la cebolla y con esas ganancias, sembramos maíz’’, comenta Ángel Pérez.

A primera hora de este martes un rayo de luz llegó con el despertar de la mañana. Desde el trono del poder Ejecutivo permitirían que una comisión de los agricultores ingresara a sus instalaciones. La esperanza renació y se entusiasmaron con la idea de que Danilo Medina ‘‘atendería a los hombres del campo, del campo sanjuanero al que él mismo pertenece… a los que lo recibimos con los brazos abiertos cuando él nos visita’’ –apunta Fernando Montero–. Pero no. Una vez dentro del Palacio Nacional, a Saulo y Fernando Montero, Guillermo Zavala y David Encarnación solo se les permitió dirigirse a una secretaria –al parecer de José Ramón Peralta–, quien no confirmó siquiera la fecha en que podrían mirar de frente al jefe de Gobierno o a un ministro designado por este.

‘‘El Gobierno cree que los agricultores somos delincuentes –repite– ni siquiera porque ya vamos de regreso a Vallejuelo, nos quita a su órgano de represión’’. Montero comenta que todavía en las proximidades del municipio Baní, Peravia, eran perseguidos por la delegación policial.