Berlín (EFE).- Al menos 231 niños de la escuela del coro de la catedral de Ratisbona (sur de Alemania) fueron golpeados y maltratados por maestros o sacerdotes entre 1953 y 1992 y cincuenta de ellos sufrieron abusos sexuales, según el informe provisional encargado por el obispado para aclarar lo sucedido.
El abogado Ulrich Weber, autor de la investigación, presentó este documento, con muchas más víctimas de las hasta ahora conocidas, y auguró que el número real es mucho mayor y que, probablemente, uno de cada tres escolares fue víctima de maltrato físico, entre 600 y 700 niños.
Además, cincuenta de las víctimas documentadas sufrieron violencia sexual, concepto que engloba, dijo, desde caricias a violaciones.
La mayoría de los delitos consignados en el informe, en el que se habla de 42 profesores y sacerdotes implicados en las agresiones, habría ya prescrito.
Las agresiones fueron conocidas internamente durante décadas, pero no hubo consecuencias personales para los autores y la escuela tampoco realizó cambios estructurales
El caso de Ratisbona tuvo resonancia internacional en 2010, ya que en esa escuela trabajó entre 1964 y 1994 como director musical Georg Ratzinger, hermano del papa Benedicto XVI.
El autor del texto dio por hecho que Georg Ratzinger tuvo que tener conocimiento de los abusos que se producían en la escuela.
El documento es el resultado de la investigación que el abogado comenzó en mayo de 2015 y que le ha llevado a hablar con numerosas víctimas y responsables de los abusos, así como a analizar los archivos y actas en poder del obispado.
El estudio refiere numerosas agresiones físicas y golpes con varas, llaves o anillos de sello y relata, por ejemplo, que se prohibía beber a los niños que se orinaban por la noche.
Las agresiones fueron conocidas internamente durante décadas, pero no hubo consecuencias personales para los autores y la escuela tampoco realizó cambios estructurales.
Según el abogado, los escolares con golpes eran forzados a decir que se habían caído por las escaleras y, al final, era siempre la víctima quien abandonaba la escuela, y no el agresor.
"Si hubiese sabido con qué exagerada dureza se actuó, habría dicho algo entonces", afirmó Georg Ratzinger en 2010 al diario "Passauer Neuen Presse", en el que aseguró que nunca tuvo conocimiento de abusos sexuales y reconoció que hasta finales de los años 70 también repartió "algún sopapo" entre los chavales.
"Antiguamente los sopapos eran la reacción ante el mal comportamiento o una consciente bajada del rendimiento", afirmó el hermano de Benedicto XVI, quien indicó que celebró que se prohibieran a principios de los años 80 los castigos físicos, algo a lo que se atuvo "estrictamente" y que le supuso "un alivio interior".
El autor de la investigación no ofreció una fecha concreta para la presentación del informe definitivo. EFE