Madrid, 29 may.- El premio nobel de Medicina Edvard Moser cree que un día se encontrará "la causa o causas" del alzhéimer y aunque "es imposible decir cuándo", de momento ya se conoce una zona del cerebro implicada en los primeros estadios de la enfermedad "lo que da algunas claves de dónde mirar y qué cambios buscar".
Moser vistió recientemente Madrid para participar en el Diálogo Nobel, organizado por la Fundación Ramón Areces y Nobel Media, dedicado al futuro del envejecimiento y en el que se reflexionó, entre otros aspectos, sobre el aumento de la demencias relacionadas con la edad.
El neurocientífico noruego Moser (1962) señaló a Efe que no se sabe por qué comienza el alzhéimer, "esa es aún una pregunta abierta", pero sí que hay una zona del cerebro relacionada con los recuerdos y la memoria espacial que es la primera en sufrir daños y lo hace "mucho antes" de que se presenten los primeros síntomas.
Moser sabe mucho de esa región, no en vano recibió en 2014 el Nobel de Medicina junto a su entonces esposa May-Britt Moser y a John O’Keefe por revelar lo que se dio en llamar el "GPS interno" del cerebro, es decir, las células que constituyen el sistema de posicionamiento que nos permite la orientación en el espacio.
Los Moser descubrieron en 2005 unas neuronas llamadas células de red, que son claves para la orientación en el espacio y que se ubican en la corteza entorrinal, que tiene una estrecha conexión con el hipocampo.
Es precisamente la zona donde se ubican las células de red la primera en sufrir los daños del alzheimer y "ayuda saber -dijo- que esa región cerebral es muy vulnerable" a la enfermedad pues da "algunas claves de dónde mirar y qué cambios tenemos que buscar".
Y que el deterioro empiece allí "también explica los primeros síntomas", que son la desorientación y la pérdida de memoria.
Las demencias afectan en el mundo a unos 50 millones de personas, de las que un 60 % viven en países de ingresos bajos y medios, además cada año se registran diez millones de nuevos casos y de todas ellas la más común es el alzhéimer, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
Edvard y May-Britt Moser dirigen su propio laboratorio en el noruego Instituto Kavli de Neurociencias de Sistemas, donde estudian los mecanismos neuronales para el espacio, el tiempo y la memoria en el cerebro.
El nobel indicó que su trabajo se centra en el estudio del cerebro sano, "es absolutamente necesario saber cómo funciona, pero dicho esto, el vínculo (con el alzhéimer) es tan cercano que no podemos ignorarlo".
Ahora, lo que se intenta averiguar es por qué las células de red son tan vulnerables a esta enfermedad.
"Estoy seguro de que un día se encontrará la causa o causas de la enfermedad y probablemente podremos curarla", señaló con optimismo, aunque "es imposible decir cuándo, porque los avances en ciencia muchas veces no son lineales, a veces van a saltos y nunca sabes cuándo se producen".
Cinco premios nobel, entre ellos Moser, y expertos de las más diversa disciplinas se reunieron la semana pasada en Madrid para hablar sobre el futuro del envejecimiento y el de las sociedades cada vez más envejecidas.
El cuerpo tiene un límite biológico, "llegado a un punto creo que no se puede vivir más, pero habría que aumentar la calidad de vida de los años y eso probablemente se pueda ampliar un poco".
Para Moser "es importante que podamos tener gente que viva una vida feliz todo el tiempo que sea posible. Hay cosas que podemos hacer".
Si un día encontramos una cura para estas enfermedades (demencias), si podemos reducir o incluso, en un futuro lejano prevenirlas o retrasarlas, aumentaremos definitivamente la calidad de vida para muchas personas.
EFE, Carmen Rodríguez