SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Tras su largo trayecto por el archipiélago de las Antillas, el mar Caribe muestra su furia frente a las costas de Santo Domingo, donde hace chocar sus tempestuosas aguas en rocas y farallones a consecuencia de los efectos colaterales asociados al huracán Matthew que afecta a la región.
Las costas del malecón son vigiladas por policías que impiden a curiosos acercarse a ellas. Empero esta vigilancia es burlada por personas que, ignorando las advertencias de las autoridades, se exponen al peligro y se distraen viendo las altas olas y las espumas que estas producen al chocar con los arrecifes
La tormenta Tropical dejada por Matthew tras su entrada por Haití, fue aprovechada por el mar para limpiarse de todos los desperdicios que desaprensivos lanzan a sus aguas sin importarles el daño que les provocan a la fauna marina y al medio ambiente en general.
Entre estos desperdicios se observan, vasos y platos plásticos, telas, zapatos, chancletas, palos, neumáticos etcetera. Objetos que al ser tragados por tortugas y otras especies marina les provocan inevitablemente la muerte.
Los desechos sólidos y aguas contaminadas que lanzan inescrupulosos sujetos y dueños de hoteles y restaurantes que bordean el Malecón son los responsables de las contaminación de sus aguas. Es de primer orden que las autoridades del Ayuntamiento, Medio Ambiente y Turismo le pongan freno a esta práctica que contamina las aguas y provoca malos olores en el ambiente. Situación que se ha empeorado aun mas con el tránsito de camiones de cargas que también contaminan el ambiente con el humo que despiden sus maquinas por los mufflers y el ruido que producen sus motores y bocinas.
Este martes se pudo observar, además, la penetración insistente del mar en algunos lugares de las costas, siendo el punto más crítico la zona costera que está frente al Banco Agrícola, donde desde hace tiempo las autoridades de Obras Públicas han intentado buscar una solución permanente.
Lo mismo ocurre con el monumento a Fray Antón de Montesinos, que se ha convertido en un retrete público y sus estructuras sufren graves problemas de filtraciones. Deterioro que observan a diario turistas y criollos sin que las autoridades se interesen por rescatar esta obra que fue donaban por el Gobierno de Méjico en el año 1982.