Río de Janeiro, 13 abr (EFE).- El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva negó hoy las numerosas denuncias de corrupción que le hicieron los ejecutivos de Odebrecht en un acuerdo con la Justicia; pidió que se sancione a quienes solicitaron dinero en su nombre y reiteró su intención de disputar la Presidencia en 2018.
En su primer pronunciamiento tras la divulgación de los videos en que los ejecutivos de la constructora Odebrecht lo acusan de haber recibido diversos favores y sobornos, Lula, que ya enfrenta cinco procesos judiciales por corrupción, dijo que las denuncias son tan "absurdas, inverosímiles e irreales que no voy a reír ni a llorar".
"Voy a leer cada pieza del proceso y conversar con mis abogados para poder defenderme con seguridad en el día correcto", afirmó el ex jefe de Estado en una entrevista que concedió a una radio de la ciudad de Salvador y reproducida en sus redes sociales.
El exmandatario defendió su inocencia un día después de la divulgación de un video en que el expresidente de la constructora, Marcelo Odebrecht, relata ante la Justicia que abrió una cuenta con unos 40 millones de reales (13 millones de dólares) para financiar gastos particulares de Lula tras su salida de la Presidencia.
Odebrecht dijo que la apertura de la cuenta fue negociada en 2010 con Antonio Palocci, exministro de Hacienda de Lula, pero que estaba destinada a ofrecer favores al exmandatario debido a que mantenía su poder como principal líder del Partido de los Trabajadores (PT) y era padrino político de la entonces presidenta, Dilma Rousseff.
La Corte Suprema igualmente divulgó los videos de los testimonios presentados por 77 ejecutivos de Odebrecht, en un acuerdo para colaborar con las investigaciones de corrupción en Brasil, en el que varios hablan de diversos favores realizados al hasta ahora presidente más popular en la historia del país.
Según las denuncias, el expresidente sabía de la red corrupta en la petrolera estatal Petrobras y solicitaba donaciones ilegales tanto para el PT como para los demás partidos de la alianza oficialista.
Un delator dijo que Lula se comprometió a mejorar la relación entre la constructora y el Gobierno de Rousseff a cambio del apoyo de Odebrecht a proyectos de uno de sus hijos, y otro afirmó que el ex jefe de Estado tenía conocimiento de la mesada que Odebrecht le pagaba a uno de sus hermanos.
Los ejecutivos de Odebrecht también dijeron que la constructora financió una serie de obras en una casa de campo a la que Lula acostumbraba ir con su familia en temporadas de vacaciones.
"La delación de Marcelo Odebrecht es otro absurdo. Yo hasta comprendo que Marcelo, tras dos años preso y con la familia fuera, tal vez esté intentando crear condiciones para salir de la cárcel", reaccionó Lula.
El expresidente agregó que las acusaciones de los ejecutivos de Odebrecht no constituyen prueba de nada y que cada denuncia tiene que ser probada.
"Yo sigo muy tranquilo porque continúo desafiando a cualquier empresario brasileño a decir que Lula le pidió 10 reales. Si alguien pidió en mi nombre, esa persona tiene que ser detenida, porque yo nunca autoricé a nadie a pedir dinero a mi nombre", afirmó.
Los ejecutivos de Odebrecht admitieron que Lula no pidió recursos directamente pero que sí recibieron las solicitudes a través de intermediarios como Palocci, los dirigentes del Instituto Lula o hasta sus familiares.
"Si Odebrecht resolvió darle 5.000 reales mensuales a mi hermano, es problema de Odebrecht", dijo.
"No puedo ponerme nervioso o perder la cabeza por una cosa de esas en este momento. Voy a comenzar a leer las piezas y a prepararme para el testimonio que daré porque la vida continúa", afirmó al referirse al interrogatorio al que será sometido el 3 de mayo por el juez que investiga el caso Petrobras.
Agregó que tan solo dejará de "hacer política" cuando alguien le pruebe un error o que recibió un centavo de recursos ilícitos.
"Quiero que alguien en este país, con no sé cuántos jueces y fiscales, pruebe alguna de las acusaciones contra mí que veo en la prensa todos los días", afirmó.
Lula atribuyó las acusaciones a una reacción de la "elite brasileña" a sus políticas de distribución social. "Creo que lo que se esconde detrás de todo esto es encontrar una pulga para evitar que Lula sea candidato en 2018. Es eso lo que está en juego", dijo.
El expresidente lamentó que las denuncias de corrupción salpiquen a todos los partidos y amenacen la democracia pero afirmó que todo puede cambiar en las elecciones presidenciales y legislativas de 2018 en caso de que el pueblo elija mejores políticos.
"No sé lo que va a ocurrir conmigo, pero estoy en la disputa (electoral) y voy a probar que este país puede volver a ser feliz. Pueden estar seguros (de) que voy a pelear para volver, para hacer mucho más, porque ya hice que este país fuera la quinta mayor economía del mundo", dijo sobre sus aspiraciones presidenciales. EFE