SANTO DOMINGO, República Dominicana.-  La salud bucal ha cosechado en las últimas semanas dos importantes avances con innovación tecnológica, gracias a universitarios de Costa Rica y de México interesados no solo en el estudio de la ciencia existente sino -en base a esto- en ir más allá e incursionar en el campo de las soluciones médicas.

La Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) destacó que el sistema computacional con cámaras de video de alta resolución inventado por uno de sus estudiantes apunta, en particular, a combatir una disfunción que provoca que los dientes inferiores se superpongan al maxilar y a los dientes superiores. Esto afecta al 25 % de la población, en su mayoría a las mujeres.

Se trata de la disfunción DTM, una afección músculo esquelética culpable de muchos de los más frecuentes dolores de cabeza en una de cada cuatro personas.

Ernesto Mercado Limón, estudiante de la carrera de Ingeniería Biomédica de la UAA, explicó que el sistema de cámaras mide la distancia existente entre los dientes de una persona que posiblemente tenga DTM, información muy valiosa para que con ella el especialista decida el tratamiento que debe aplicar.

El proyecto -es de la UAA y también de la Escuela Nacional de Estudios Superiores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)- ofrece evidencia en video, para lo cual se emplea una cámara de alta resolución con dos marcadores.

Los dos marcadores empleados son pequeños círculos que se colocan en la pieza dental superior e inferior del paciente, y así se puede realizar un registro en video y contar con las mediciones en tiempo real para el expediente médico.

Enjuague que blanquea y regenera esmalte dental

Paralelamente, cinco estudiantes de Farmacia de la Universidad de Costa Rica (UCR) desarrollaron lo que denominan Apati-Dent, un enjuague creado mediante nanopartículas minerales.

En la revista de la UCR se lee https://semanariouniversidad.com/impreso/inventan-enjuague-que-blanquea-y-regenera-esmalte-dental/ que se trata de una “creación única en el mercado”, ideada por cinco estudiantes de la carrera de Farmacia (Andrea Gómez, Karol Angulo, María Luisa Brenes, Susana Vásquez y Abigail Prado) para el curso Gestión de la Innovación, que se imparte en quinto año de la carrera.

Actualmente es un prototipo en busca de financiamiento para avanzar hacia su futura comercialización, pero ya es capaz de blanquear dientes mientras regenera el esmalte. Se  requiere, sin embargo, futuros trabajos para verificar resultados ya obtenidos.

“Queríamos hacer algo para el problema de las manchas de los dientes”, pero sin los problemas que implica el uso de métodos existentes, "muy abrasivos y que tienden a generar mucha sensibilidad”, destacó Andrea Gómez.

En las investigaciones, detalló, “encontramos que  podíamos realizar una formulación con uno de los minerales de los dientes y de esta forma ir regenerando el esmalte dental. A la vez, esto hace que las manchas se vayan quitando, sin causar molestias de sensibilidad”, sostuvo.

El uso de la nanotecnología es la principal ventaja del enjuague y es lo que lo diferencia de otros productos para el mismo fin y ya existentes en el mercado. Muchas veces estos están caracterizados por lograr el blanqueamiento de forma abrasiva y con desgaste en el esmalte.

Una investigación previa de la UCR -publicada el año pasado y liderada por la Dra. Tatiana Vargas Koudriatseva, de la Facultad de Odontología- confirmó que excederse en los procedimientos tradicionales “puede provocar una disminución de las moléculas de fosfato y de carbonato, lo que aumentaría la porosidad de los prismas del esmalte y que las piezas sean más susceptibles al desgaste por la desmineralización causada”.

¿Cómo funciona el enjuague?

Lo que sucede con nuestros dientes es que, a nivel microscópico, se van haciendo pequeñas ranuras no observables a simple vista. De estas se aprovechan las bacterias, se generan caries y se manchan los dientes.

Según las estudiantes, el principio activo de su enjuague se adhiere a esas sustancias, rellena las ranuras y regenera el esmalte. “Esto genera que las manchas se vayan eliminando y lo bueno es que también se puede usar como método de prevención”, informó Gómez.

Admite que el proceso de blanqueamiento es más largo que el de los tratamientos convencionales, pero que en un mes de uso constante del producto se comienza a ver resultados.

Una vez logrado el blanqueamiento, el usuario puede seguir utilizando el enjuague  cotidianamente sin ningún efecto negativo, "porque su formulación posee un componente natural del diente”, destacó a su vez Susana Vásquez, otra de las integrantes del grupo.

Karol Angulo, asimismo integrante del equipo, explicó que al usar como principio activo el mismo compuesto con que el diente ya está formado, Apati-Dent obviamente no ocasiona  daños a las piezas dentales y más bien las fortalece naturalmente.

“Esta es una ventaja competitiva importante. El enjuague rellena espacios donde pueden crecer bacterias que ocasionan caries. El producto evita que esto pase y a su vez brinda todos los beneficios de un enjuague bucal normal, da buen aliento y frescura. Al usarlo a largo plazo y diariamente, se puede lograr el blaqueamiento sin ningún deterioro”, reiteró.

Pero es apenas un prototipo; es decir, un producto que se encuentra en su etapa inicial y que, por lo mismo, todavía necesita ser sometido a diferentes procesos antes de que quede listo para su salida al mercado.

Una patología conocida como blancorexia

Lucir una dentadura sana, alineada y blanqueada se ha convertido en carta de presentación. Por eso el blanqueamiento dental forma parte de los tratamientos habituales en la consulta de los dentistas, los únicos capacitados para ello.

Estos profesionales advierten de los riesgos de utilizar sin control productos blanqueadores y de caer en la obsesión de un diente cada vez más blanco. Esta es una patología conocida como blancorexia.

Hay quienes buscan la sonrisa blanca nuclear, con tonos tan blancos que en realidad son porcelana que se adhieren a los dientes. Además, el abuso de blanqueadores resulta inútil, ya que el diente tiene un “tope” de blanqueamiento condicionado por la mineralización o texturización del esmalte y la cantidad de dentina secundaria o terciaria.

Lo que ahora utilizan los laboratorios

El peróxido de hidrógeno (en concentraciones entre el 0,1 y el 12%) y el peróxido de carbamida (entre el 16 y 32%) son las moléculas más utilizadas por los laboratorios y en ambos casos el oxígeno que desprenden es el que blanquea el diente.

Una concentración igual o menor a 0,1% de peróxido de hidrógeno presente en los distintos productos bucales de venta directa al consumidor se considera segura. Una concentración entre el 0,1 y el 6% y superiores al 6% de peróxido de hidrógeno es segura siempre y cuando se realice un examen clínico previo que garantice que no haya riesgos ni patologías bucales.

El componente central de los peróxidos es el agua oxigenada que quema los pigmentos del diente, igual que amarillea y aclara el pelo. Esa agresividad puede quemar los tejidos blandos y provocar daños irreversibles en la estructura del diente, sobre todo en su vitalidad, además de dolores.

Por todo esto, en muchos países la venta de estas concentraciones está restringida exclusivamente a los dentistas y, además, que no se utilice en menores de 18 años.

Los avances tecnológicos han permitido mejorar estos productos con catalizadores heterogéneos que impiden que los peróxidos penetren en las capas profundas del diente (o tipo ACP, fosfato de calcio amorfo con efectos remineralizantes ) y que también logran bajar la sensibilidad que el blanqueamiento dental puede producir, sin lesionar prácticamente la microdureza del esmalte.

Es necesario un control odontológico previo

Antes de un tratamiento de blanqueamiento es necesario un control odontológico para constatar la ausencia de caries, patología periodontal o cualquier otra afección bucodental ya que, de lo contrario, los efectos pueden ser perjudiciales. Además, es conveniente realizar una limpieza dental.

La técnica de blanqueamiento más empleada en la consulta del dentista es la mixta: una fase clínica y otra ambulatoria, aunque en algunos casos puede ser una u otra.

La sesión clínica dura unos 30 minutos. Tras proteger los tejidos blandos peribucales, se coloca al paciente un gel de peróxido. La concentración del peróxido y el tiempo de exposición se personaliza en cada caso. Los expertos se valen de lámparas de luz fría, tipo led.

La segunda fase corre por cuenta del paciente, quien en casa aplica un gel blanqueador en unas férulas que se coloca durante varias horas al día a lo largo de unos cuantos días.

Un blanqueamiento dental profesional tiene una duración larga, pero precisa de mantenimiento una vez al año. Lo normal es que el diente pierda el color oscuro aclarándose 3 ó 4 tonos, y no más.

El grado de blanco que se puede alcanzar está condicionado por la mineralización o la textura del esmalte y también por la cantidad de dentina secundaria o terciaria. El blanqueamiento actúa bajando el croma del diente y aumentando su luminosidad y está condicionado por el diente; no lo decide, ni el dentista ni el paciente.

En general, el blanqueamiento dental está indicado para aquellas personas mayores de edad con boca sana que “quieran alegrar su sonrisa”. Envejecer implica una serie de cambios entre los que se encuentra el amarilleamiento de los dientes.