Haití es un arco iris de realidades divergentes. Conjuga proezas y enigmas. Todos pasados y todos presentes, aún. No es una caja de Pandora rellena de igualadas figuras artesanales, aunque de tallas diferentes, pues se trata de un aglomerado poblacional compuesto por antiguas etnias tribales diversas, sonsacadas y extraídas del África central. Retazos de ébano violados todos ellos en su integridad y ofrendados al ardiente sol caribeño, objetos sometidos al dominio de ricos propietarios de plantaciones agrícolas en un tercio del aborigen `Ayiti´ violado hasta devenir terruño occidental de la antigua colonia de La Española.
La proeza histórica de su gente es épica y ejemplar. Enriquecieron con su sudor y sangre la tierra en la que fueron arrojados por efecto del látigo colonial de la metrópoli imperial francesa que no quiso reconocer en ellos más que negros eslavizados y útiles para fines de inmisericorde explotación económica. La libertad hubieron de ganarla en la primera y única revolución en la historia universal que articuló exitosamente y de manera multidimensional cuatro galardones característicos: (i) auto liberación política (ii) que rompe con un régimen colonial que operaba en perjuicio de un (iii) aglomerado poblacional deshilachado y superpuesto en tanto que pastiche cultural cuya composición interétnica tiene por único elemento común (iv) el de ser todos esclavos o libertos de raza negra expatriados y forzados a salir para siempre de sus respectivas patrias chicas.
A partir de ahí, su devenir histórico pareciera ser fruto legítimo de un augurio fatídico y no el del libre designio de un pueblo que logró romper a la vez tantas cadenas opresoras. El empobrecimiento de los más, así como las divisiones intestinas de la mayoría de los semejantes según la pigmentación de la piel, y de todos esos con los mulatos tenidos como menos iguales a los otros, se renueva y perpetúa.
En ese reino de este mundo la memoria colectiva se enfrenta en dos idiomas, el creole y el francés. Al mismo tiempo, la justicia es vidente y el bien jamás deviene común. La concentración de riquezas va de la mano de connotados monopolios y oligopolios familiares. El quehacer institucional está divorciado de cualquier norma estatutaria y/o ética. El lienzo resulta crítico: impera la inseguridad individual y grupal y cogobiernan la zozobra, el desamparo, la letra muerta, la improvisación, la fuerza bruta y la rapiña en medio de un desierto de instituciones salpicado de aparentes oasis alentadores.
Allegados al presente, para algunos de los que miran hacia las principales capitales de países dizque “amigos” de Haití, este es un problema de quienes lo crearon. Para otros, sin embargo, constituye un desafío que han de resolver quienes hoy lo padecen de manera aparentemente irremediable e insuperable. Y para los menos, esos que apuestan a la superación de males tan humanos como ancestrales, ni próximos ni lejanos son inocentes de tantos yerros y contrasentidos
Por tanto, en y desde la Unidad de Estudios de Haití, UEH, -adscrita al Centro de Estudios Económicos y Sociales P. Alemán, de la PUCMM, y con el concurso del Servicio Social de Iglesias Dominicanas y de la Iglesia Episcopal-, Haití es todo lo anterior y mucho más, pues permanece siendo una realidad más desconocida que reconocida, menos respetada que codiciada, más vulnerable que sostenible.
De ahí el interés primordial de los académicos que constituimos la UEH. Complementando nuestras diversas áreas de expertise nos preocupamos, más que por la inmediatez del transcurrir de la sociedad haitiana, por las causas de fondo que la mantienen en ruta a su porvenir a mediano y largo plazo. La propuesta común que nos aúna es indagar y pesquisar objetivamente las causas originarias de las manifestaciones institucionales, estructurales y axiológicas que sustentan y ayudan a comprender los patrones de comportamiento de la población haitiana.
Entre los antecedentes inmediatos más relevantes a la formación embrionaria de la UEH cabe destacar el establecimiento de la Mesa Dominicana de Diálogo sobre Haití y Relaciones Domínico-Haitianas (MDDHyRDH), bajo el auspicio del Servicio Social de Iglesias Dominicanas (SSID) y de la Facultad de Latinoamericana de Ciencias Sociales-República Dominicana (FLACSO-RD); de manera concomitante, contó también con el apoyo moral y material de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y de la Unión Europea (UE). La Mesa Dominicana realizó una serie de actividades que contribuyeron al fortalecimiento de relaciones de hermandad binacionales y fronterizas de los pueblos haitiano y dominicano.
Al igual que su instancia predecesora, la UEH está abierta a todos aquellos que tengan algo que aportar a propósito de Haití, su realidad, procesos constitutivos y porvenir.
En lo sucesivo confiamos que entre todos -los integrantes actuales de la UEH y los que se integren y colaboren con ella más adelante- llegaremos a ser -con base objetiva en las investigaciones y los estudios realizados- un punto de referencia valioso y útil para explicitar cuantas realidades sean incorporadas en el cuerpo social haitiano. Pretendemos así contribuir e incidir, tanto en una formulación más realista de los planes de desarrollo del vecino país, como en una mejor comprensión y toma de decisiones que redunden -por fin- en el crecimiento económico e institucionalización sostenible de la vida humana en territorio haitiano.
Se trata del surgimiento y reproducción de una nación -la haitiana- que en cualquier escenario imaginable se encuentra en la encrucijada de su propio destino; y, por tanto, compromete a la dominicana, a las del resto de la región e incluso, por qué no entenderlo así, a las de un mundo globalizado, pero vulnerable y utópicamente ido en tanto que expuesto a escisiones étnicas, culturales y fronterizas.
- Datos Hitos históricos en la cronología haitiana
Equipo UEH
1606: Tratando de defenderse de los ataques piratas, el Rey de España ordenó a toda la población de La Española trasladarse a Santo Domingo, lo que no hizo sino facilitar el asentamiento permanente de bucaneros franceses en la Isla de la Tortuga, a partir de 1625.
1625: Colonos franceses e ingleses, los primeros piratas, arriban a la isla Tortuga habitada sólo por un pequeño grupo de españoles en la región sur. Los colonos iniciaron plantaciones y la isla se pobló en poco tiempo. Fueron expulsados temporalmente como potencial amenaza para los españoles cuando estos atacaron Tortuga en 1629. Sin embargo, los colonos dispersos se organizaron y regresaron a la isla.
1660: La Corona Francesa reconoció oficialmente los asentamientos en La Española a comienzos de la década de 1660, fundándose el asentamiento de Cap-France (en el actual Cap-Haitien y cerca de las ruinas de la colonia española de Puerto Real, abandonada en 1578).
1697: España reconoce la soberanía francesa sobre el tercio occidental de La Española según el Tratado de Ryswick.
1786: Llegan a la colonia francesa 27,000 esclavos negros y al año siguiente otros 40,000, como mano de obra en las prósperas plataciones agrícolas de la colonia francesa en el Caribe. Se iniciaba así un tráfico humano inédito en la historia universal que, particularmente en Haití, trajo consigo la llegada masiva de esclavos africanos que llegaron a superar en gran medida a la población blanca de origen europeo.
1791: El 22 de agosto estalla la revolución haitiana. En un solo mes, septiembre, 200 plantaciones de caña fueron presa de las llamas; los incendios y los combates se sucedieron sin tregua a medida que los esclavos insurrectos iban empujando a los ejércitos franceses hacia el océano. Los barcos zarpaban cargando cada vez más franceses y cada vez menos azúcar. La guerra derramó ríos de sangre y devastó las plantaciones. El país, en cenizas, quedó paralizado; a fines de siglo la producción había caído verticalmente. «En noviembre de 1803 casi toda la colonia, antiguamente floreciente, era un gran cementerio de cenizas y escombros» (Galeano). La revolución antiesclavista e independentista haitiana fue capitaneada, primero, por Vicent Ogé y, a partir de 1794, por el célebre general negro Toussaint Louverture.
1794: 4 de febrero: Haití es el primer país de América en abolir la esclavitud.
1802: El general francés Leclerc escribe a su cuñado Napoleón, desde la isla: “He aquí mi opinión sobre este país: hay que suprimir a todos los negros de las montañas, hombres y mujeres, conservando sólo a los niños menores de doce años, exterminar la mitad de los negros de las llanuras y no dejar en la colonia ni un solo mulato que lleve charreteras.”
Un régimen de terror se instaura en Haití, primero, de la mano del mismo Leclerc y, luego de su muerte, de la del general Donatien Rochambeau. Como resultado de esas y otras acciones se calcula que, en una década, perdieron la vida más de 100 mil esclavos y libertos haitianos.
1803: El 17 de abril muere en la prisión de Joux, en Besancon, Francia, Toussaint L’Ouverture, comandante del pueblo combatiente haitiano.
1804: 1º de enero, independencia de Haití. Se funda así la primera república en América y en el mundo gobernada por antiguos esclavos y libertos negros y mestizos, al amparo del gobierno de Jean Jacques Dessalines (1804-1806), quien había sustituido a Toussaint Louverture luego de su expatriación y muerte.
1805: El Ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Charles Talleyrand, expresa sobre Haití: “La existencia de un pueblo negro en armas, (…) es un espectáculo horrible para todas las naciones blancas”.
1806: Cediendo a la presión francesa, el Congreso de los Estados Unidos prohibió el comercio con Haití.
1807: El presidente estadounidense, Thomas Jefferson renovó su “embargo” económico contra el gobierno haitiano entonces presidido por el general independentista Henri Christophe (1763-1820). Esa política –junto a las posturas similares de las potencias imperiales europeas y a las profundas contradicciones socio-políticas y socio-raciales existentes en Haití- propició que se produjera la división política del territorio haitiano mediante de esa recién liberada isla caribeña una república (ubicada en el sur y presidida por Alexandre Petion) y una monarquía (ubicada en el norte y regenteada por Henri Christophe).
1816: Con el respaldo de Alexandre Pétion, Simón Bolívar pudo organizar desde territorio haitiano las dos expediciones militares con las que iniciaría la última etapa de la lucha por la independencia de América del Sur.
1825: Francia exige onerosas condiciones financieras de indemnizaciones a Haití como condición para finalmente reconocer la independencia haitiana. El Imperio Británico reconoció dicha independencia en 1839 y, significativamente, Estados Unidos lo hizo en medio de su Guerra de Secesión (1861-1865), en 1862.
1869: Haití es invadida por Francia.
1871: Haití es invadida por España.
1872. Barcos de guerra alemanes obligaron al gobierno haitiano a pagar fuertes reclamaciones financieras a los hombres de negocios alemanes. El gobierno haitiano, aduciendo la Doctrina Monroe, solicitó apoyo al gobierno de Ulyses Grant, el cual rehusó la solicitud recibida.1877:Haití es invadida por fuerzas de Gran Bretaña.
1888: Unidades de la Marina de Guerra estadounidenses bloquearon las costas de Haití con vistas “a persuadir” al gobierno de ese país de que liberara una nave estadounidense que había violado las leyes haitianas.
1891. Unidades de la Marina de Guerra estadounidenses bloquearon las costas de Haití con el pretexto de “proteger la vida y las propiedades de ciudadanos americanos en la Isla Navassa”.
1910:La Casa Blanca persuasivamente impone al presidente Antoine Simón (1908-1911) un crédito de la Casa Speyer and Co. y del National City Bank (ambos de Nueva York), así como el llamado Contrato Mac Donald, mediante los cuales el gobierno de Haití perdió su soberanía financiera y autorizó la penetración en su economía de diversos monopolios estadounidenses.
- El 29 de enero los "marines" de los cruceros South Carolina, Wheeling y Tacoma desembarcan en Port-au-Prince, con motivo de disturbios revolucionarios. Permanecieron en esa capital hasta el 9 de febrero.
-El 20-21 de febrero se escenifican nuevos desembarcos de "marines" en puertos haitianos. El presidente estadounidense Woodrow Wilson autorizó la ocupación militar de la capital de Haití con vistas a presionar al breve gobierno de Davilmar Théodore para que resolviera todas las cuestiones litigiosas con los monopolios estadounidenses, así como para que le entregara el control de la bahía Molé Saint-Nicholas.
1915: Bajo presiones económicas y político-militares estadounidenses, el presidente de Haití, Davilmar Théodore, es derrocado.
-El 28 de julio asumió el poder el general Vilbrum Sam, quien dada la resistencia popular y luego de autorizar el asesinato a sangre fría de decenas de presos políticos, se refugió en la Embajada francesa; no obstante, un grupo de enardecidos lo sacó por la fuerza y lo ajustició en la vía pública. En ese contexto, junto a las no veriricadas pretensiones del Káiser alemán de invadir Haití, Woodrow Wilson inició una prolongada ocupación militar que se prolongó hasta 1934.
-El 12 de agosto, bajo la activa presencia de los interventores armados, el Parlamento haitiano elige presidente a Sudre Dartiguenave. Dartiguenave firma un tratado que coloca a su patria en condición de protectorado de Estados Unidos.
-La resistencia popular y campesina –durante la llamada “guerra de los cacos” (1912-1929)- fue aplastada a base incluso de bombardeos aéreos contra zonas rurales y la población civil por parte de la Infantería de Marina estadounidense y de sus cipayos haitianos.
1930: El presidente estadounidense Herbert Hoover (1929-1933) obligó al nuevo mandatario haitiano, Sténio Vincent, a negociar de manera secreta un Tratado que permitiera la “salida paulatina y ordenada” de las tropas estadounidenses de Haití.
1937: Rafael Leonidas Trujillo (1930-1961) ordenó la injustificable matanza de un número aún indeterminado de haitianos residentes en territorio dominicano y que -según relatos históricos- oscila entre 2,000 y 25,000 personas. El Departamento de Estado presionó la realización de una reunión entre el presidente haitiano Sténio Vincent y Trujillo que saldó la públicamente la cuestión con la aceptación por parte del mandatario haitiano de una indemnización de US$29 por cada uno de los 18,000 haitianos que –según el dictador dominicano— habían sido asesinados.
1950: La Casa Blanca respaldó en Haití el golpe militar que llevó a la presidencia de ese país al general Paul Magloire (1950-1956).
1957: Llega al poder presidencial de Haití François Duvalier (“Papa Doc”), quien inauguró un régimen terrorista dinástico que se prolongó hasta 1986 y cuyo legado más mentado son las bandas para militares denominadas los Tonton Macoute.
1971: Luego de la muerte por causas naturales de François Duvalier, asume el gobierno de Haití su hijo, Jean-Claude Duvalier (Baby Doc), quien en ese momento sólo tenía 19 años de edad y asumía su nueva posición como presidente ad vitam de Haití.
1986: Jean-Claude Duvalier fue derrocado por una revuelta popular y reemplazado por un Consejo General de Gobierno, en el que el general haitiano Henry Namphy mantuvo un peso decisivo.
1987: Para tratar de contener la intensa movilización popular que se desarrollaba en Haití, así como para “controlar” los resultados de las elecciones programadas para fines de ese año, las Fuerzas Armadas de Haití (FAH) –en particular, el batallón Leopardo- y los “escuadrones de la muerte” formados por los servicios de seguridad emprendieron diversos actos terroristas contra sectores de la población.
1987: El 29 de marzo fue proclamada la Constitución que, reinstaurada en 1994, actualmente rige ese país.
1988: El general Prósper Avril manipula el golpe de Estado conocido como el de los sargentos y se propone emprender en 1989 un proceso de “democratización irreversible” de Haití. No obstante, luego de derrotar un intento de golpe de Estado del batallón Leopardo, continuó reprimiendo el movimiento popular.
1991: Los militares haitianos expulsan al presidente constitucional de Haití, Jean Bertrand Aristide, y comienza una masacre de centenares de haitianos al asumir el gobierno el teniente general Raúl Cedrás (1991-1994).
1993: Acuerdo de la Isla de Gobernador, ubicada en Nueva York, mediante el cual –a instancias de los mediadores oficiales estadounidenses- Aristide regresa a la presidencia de Haití.
1994: en agosto, cumpliendo un acuerdo del Consejo de Seguridad de la ONU y luego de fortalecer su bloqueo naval contra Haití, las fuerzas armadas estadounidenses ocupan a Haití. Fiel a los acuerdos de la Isla de Gobernador, Aristide retorna a su patria y, en consulta con la Casa Blanca, nombra un Primer Ministro y facilita la salida del país de los altos militares implicados en la brutal represión de los años precedentes.
1996: Se posesiona el actual presidente René Preval. Por primera vez se entrega el gobierno de un presidente elegido a otro.
1998: Cuba inicia su colaboración con Haití en materia de salud, tras el paso del huracán George.
2000: En una nueva “intervención democrática” en Haití, el presidente estadounidense Bill Clinton le impone al recién reelecto presidente Jean-Bertrand Aristide (2001-2003) el tutelaje de la OEA en los asuntos internos haitianos y fuertes compromisos en la “guerra contra el narcotráfico”, así como en el control de la emigración hacia Estados Unidos como condición para su reconocimiento por la “comunidad internacional” y para la entrega de la ayuda económica internacional que requería el empobrecido país caribeño.
2004: Fuerzas militares estadounidenses y francesas deportan al presidente Jean-Bertrand Aristide. Inmediatamente después impusieron un gobierno encabezado por el “presidente” Boniface Alexandre y por el primer ministro, Gerard Latortue. Ante la ilegitimidad de origen de su mandato y su incapacidad para controlar la convulsa situación de ese empobrecido país, estos le solicitaron a la ONU el envió de una fuerza multinacional que contribuyera a la pacificación del país. Creando un complicado precedente y gracias a las gestiones de la administración Bush, esa fuerza militar –identificada con el acrónimo Minustah— fue comandada por un General brasileño e integrada por más de 7 000 afectivos de diversos países del mundo; la mayor parte de Argentina, Brasil, Chile, Ecuador y Uruguay. La indefinición de objetivos por parte del “gobierno haitiano” y las presiones para que la Minustah se implique directamente en la represión de los diferentes “grupos armados” existentes, rápidamente colocó a esa fuerza multinacional en medio de fuertes contradicciones entre los intereses geopolíticos y geoeconómicos estadounidenses y las principales demandas de la población haitiana.
2006: En febrero, René Preval es declarado vencedor de las elecciones para la Presidencia.
2010: El 12 de enero un fuerte sismo de 7.0 en la escala de Richter causa la muerte de más de 150,000 personas, según el número de cuerpos contados, un estimado total de entre 200 y 300 mil muertos, amén de un millón de damnificados y la destrucción de la capital haitiana. El siniestro conlleva nueva intervención militar de Estados Unidos, en labores humanitarias circunstanciales.
2017: La Misión de la ONU para la Estabilización de Haití (Minustah) concluye la labor que había iniciado 13 años atrás con la encomienda incumplida de ayudar a normalizar el país. De hecho y de derecho la Minustah, que dio paso a una pequeña presencia policial, fue puesta en marcha en 2004 con el fin de apoyar a Haití -después de que un movimiento armado derrocara al entonces presidente Jean-Bertrand Aristide- y posteriormente se vió prorrogada y reforzada para ayudar al país a recuperarse luego del terremoto de 2010.
2018: Es desencadenada una fuerte crisis política tras las denuncias de corrupción del presidente Jovenel Moïse, en torno a los fondos del programa de ayudas venezolano Petrocaribe, crisis que se ha agravado en los últimos años por problemas económicos y un clima político cada vez más tenso.
2019: Las protestas callejeras, en muchas ocasiones violentas, paralizan las actividades en Puerto Príncipe durante varias semanas y llegan a motivar el aplazamiento de las elecciones legislativas previstas para el año en curso.
2020: Desde el mes de enero, el poder Legislativo está clausurado debido al aplazamiento de las elecciones parlamentarias el año anterior, al mismo tiempo que el país se encontraba sumergido en uns notable inestabilidad institucional por temas como la sucesión de la jefatura de Gobierno y las denuncias de corrupción. Además, como si lo anterior fuera poco, recrudecen la inseguridad ciudadana y la violencia de las bandas barriales.
2021: – El 7 de febrero la crisis política se agrava. El presidente Jovenel Moïse denuncia ese día que la oposición, junto a un grupo de jueces de la Corte de Casación (suprema) y altos mandos de la Policía y familias poderosas vinculadas al sector eléctrico, tramaban un atentado para asesinarlo.
– Ese mismo día la oposición dejó de reconocer la legitimidad de Moïse, pues sostenía que que su mandato expiraba ese 7 de febrero debido a una interpretación de un artículo de la Constitución que permitiría entender que su Gobierno comenzó en 2015, coincidiendo con la fecha de unas elecciones que acabaron siendo anuladas y no con su investidura, que tuvo lugar en 2017. De su parte, el Presidente siempre había asegurado que su intención era dejar el poder el 7 de febrero de 2022, al cumplirse cinco años de su investidura, y traspasarlo entonces a quien fuera elegido en las votaciones.
– Desde comienzos de junio la violencia de las bandas se recrudeció, en especial por la acción de G9 an Fanmi e Alye, una federación de pandillas que hasta hace poco se consideraba en la órbita del Gobierno y que en las últimas semanas parecía declarle la guerra a Moíse.
– Magnicidio del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio, en horas de la madrugada, mientras descansaba en su residencia familiar en el barrio de Pelerin de Puerto Príncipe, según informó el primer ministro ad interim Claude Joseph. Haití había convocado elecciones presidenciales y legislativas para el próximo 26 de septiembre (fecha que ha sido pospuesta para noviembre 2021), comicios en los que Moïse no podía ser candidato y en los que había declarado que no tenía interés de serlo. En esa misma fecha también estaba prevista la celebración de un referéndum para aprobar una nueva Constitución, proyecto este impulsado por el Presidente con miras a reforzar la figura del jefe de Estado, aunque aseguraba que él no se beneficiaría de la nueva carta magna. La nueva Constitución contaba con fuertes resistencias por parte de la oposición y todo el proceso era visto con recelos por parte de la comunidad internacional, por falta de transparencia y por no ser lo suficientemente inclusivo. Por añadidura, el Presidente granjeó enemigos entre las familias adineradas que controlan negocios claves en el país, como la energía, la telefonía o la banca, a los que en vida responsabilizó de la corrupción sistémica y de la inestabilidad crónica en que vivía el país.
– El 20 de julio Ariel Henry, nombrado sustituto de Claude Joseph por designio formal del presidente Moïse, asume de forma oficial el puesto de primer ministro de Haití en medio de un sensible vacío de los poderes del Estado. De inmediato promete esclarecer el asesinato. A la fecha de este recuento (16 de agosto) aún no han sido esclarecidas las responsabilidades materiales e intelectuales de tal crimen.
– El 14 de agosto el país es escenario de un terremoto de magnitud 7.2 en la escala de Richter y dos días después la misma zona sureña es afectada por la tormenta Grace.
Demografía y estadísticas vitales
Compilador, Fernando I. Ferrán
En Haití, como en la gran mayoría de países tildados como del tercer mundo y calificados por añadidura como subdesarrollados, la exactitud y pureza de la data no es portaestandarte de institucionalización. No obstante, del conjunto de diversas fuentes y datos reportados[2], hacemos una selección y la asumimos como bien aproximada a una realidad inédita en términos demográficos.
Población :
Año | Población | Tasa de
crecimiento |
Densidad (km²) |
2021 | 11,541,685 | 1.26% | 418.78 |
2020 | 11,402,528 | 1.24% | 413.73 |
2019 | 11,263,077 | 1.26% | 408.67 |
2018 | 11,123,178 | 1.28% | 403.60 |
2017 | 10,982,366 | 1.31% | 398.49 |
2016 | 10,839,970 | 1.35% | 393.32 |
2015 | 10,695,542 | 1.46% | 388.08 |
2010 | 9,949,322 | 1.59% | 361.01 |
2005 | 9,195,288 | 1.67% | 333.65 |
2000 | 8,463,806 | 1.79% | 307.10 |
1995 | 7,744,503 | 1.93% | 281.01 |
1990 | 7,037,917 | 2.12% | 255.37 |
1985 | 6,337,273 | 2.35% | 229.94 |
1980 | 5,643,173 | 2.07% | 204.76 |
1975 | 5,094,577 | 1.73% | 184.85 |
1970 | 4,676,230 | 1.89% | 169.67 |
1965 | 4,258,732 | 1.95% | 154.53 |
1960 | 3,866,159 | 1.93% | 140.28 |
1955 | 3,514,074 | 1.75% | 127.51 |
Estructura poblacional
La población haitiana es muy joven, pues aproximadamente el 54% de ella tiene menos de 25 años.
Estadísticas vitales
Período | TNC* | TCM* | TFT* | TMI* | Expectativa de vida total | Expectativa de vida masculina | Expectativa de vida femenina |
1950–1955 | 45.7 | 26.5 | 6.30 | 220 | 37.6 | 36.3 | 38.9 |
1955–1960 | 44.6 | 23.6 | 6.30 | 194 | 40.7 | 39.4 | 42.0 |
1960–1965 | 43.5 | 21.1 | 6.30 | 171 | 43.6 | 42.3 | 44.9 |
1965–1970 | 40.7 | 18.6 | 6.00 | 150 | 46.3 | 44.9 | 57.6 |
1970–1975 | 38.2 | 17.2 | 5.60 | 135 | 48.0 | 46.8 | 49.3 |
1975–1980 | 40.0 | 16.1 | 5.80 | 131 | 50.0 | 48.5 | 51.5 |
1980–1985 | 42.8 | 15.6 | 6.21 | 122 | 51.5 | 50.2 | 52.9 |
1985–1990 | 39.1 | 13.9 | 5.70 | 100 | 53.6 | 52.2 | 55.0 |
1990–1995 | 35.5 | 12.5 | 5.15 | 85 | 55.3 | 53.7 | 56.8 |
1995–2000 | 32.7 | 11.3 | 4.62 | 70 | 56.9 | 55.2 | 58.7 |
2000–2005 | 29.7 | 10.6 | 4.00 | 56 | 58.1 | 56.4 | 59.9 |
2005–2010 | 27.7 | 9.4 | 3.55 | 49 | 60.7 | 59.0 | 62.4 |
* TNC = tasa de nacimientos cruda (per 1000); TCM = Tasa cruda de muertes (per 1000); TFT = tasa de fertilidad total (número de hijos por mujer); TMI= tasa de mortalidad intantil por 1000 nacimientos.
Composición étnica: 95% negra, mixta y blanca 5%
Según las pruebas de ADN disponibles, aproximadamente el 95% de la población de Haití es criolla negra. Dentro de los haitianos negros, el 86% son negros africanos de la región subsahariana, el 12% negros europeos y el 2% nativos americanos. El resto de la población está compuesta principalmente por mulatos, europeos, asiáticos de la región mediterránea y árabes.
Idiomas: Francés y creole
Religión: Voudu, reconocida como religión oficial en 2003 y practicada en uno u otro de sus elementos rituales en general, aunque en dicho año se estimaba como seguida en su integralidad por solo 2.1% de la población; católica (54.7%), protestante 28.5%, otras (4.6%), ninguna 10.2%.
Urbanización: Población urbana 57.1% (estimado 2020) y un 2.9% tasa de cambio anual según estimación de lo acontecido durante el período 2015-2020.
Principales asentamientos poblacionales:
Nombre | Población (est.) |
1,234,742 | |
Carrefour | 442,156 |
Delmas 73 | 382,920 |
Petionville | 283,052 |
Port-de-Paix | 250,000 |
Croix-des-Bouquets | 229,127 |
Cap Haïtien | 190,000 |
Jacmel | 137,966 |
Okap | 134,815 |
Leogane | 134,190 |
Les Cayes | 125,799 |
El área metropolitana de Port-au-Prince es hogar aproximado de 2.3 millones de personas o 25,000 personas por kilómetro cuadrado. Esa área incluye Port-au-Prince, así como Tabarre, Cité Soleil, Petion-Ville y Carrefour. En 2010, Puerto Príncipe sufrió un terremoto masivo que trágicamente propició según cálculos conservadores la muerte de unas 230,000 personas, además de ocasionar cuantiosas pérdidas materiales.
Alfabetización: 61.7% (est., 2016).
Proyecciones de crecimiento poblacional:
Año | Población | Tasa de crecimiento | Densidad (km²) |
2022 | 11,680,283 | 1.24% | 423.81 |
2023 | 11,817,968 | 1.22% | 428.81 |
2024 | 11,954,197 | 1.20% | 433.75 |
2025 | 12,088,562 | 1.18% | 438.63 |
2030 | 12,733,238 | 1.04% | 462.02 |
2035 | 13,340,689 | 0.94% | 484.06 |
2040 | 13,915,918 | 0.85% | 504.93 |
2045 | 14,431,510 | 0.73% | 523.64 |
2050 | 14,877,779 | 0.61% | 539.83 |
2055 | 15,233,542 | 0.47% | 552.74 |
2060 | 15,491,103 | 0.34% | 562.09 |
2065 | 15,650,810 | 0.21% | 567.88 |
2070 | 15,719,210 | 0.09% | 570.36 |
2075 | 15,704,741 | -0.02% | 569.84 |
2080 | 15,620,969 | -0.11% | 566.80 |
2085 | 15,477,801 | -0.18% | 561.60 |
2090 | 15,282,054 | -0.25% | 554.50 |
2095 | 15,040,880 | -0.32% | 545.75 |
Diáspora
Haití cuenta con una población residiendo mayoritariamente fuera del territorio patrio por motivos económicos, más que políticos.
De conformidad con cálculos educados, ella superaba los dos millones de personas al comienzo de la segunda década del siglo actual. La misma reside -independientemente que sea de forma regular o irregular- en los Estados Unidos (estimado 880,000), República Dominicana (570,933 en 2017[1]), Cuba (est., 300,000), Canadá (est., 100,000), Bahamas (est. 80,000) y Francia (est., 80,000).
Desastres naturales en Haití
Equipo UEH
Haití es víctima anualmente de la ruta de huracanes y tiene serios problemas de deforestación, pérdida de suelo y escorrentía. Su localización en fallas terráqueas también le hace blanco de catastróficos terremotos y, según opiniones expertas, su situación es de de constantes ciclos de embates y recuperaciones. Por añadidura, sufre a causa de otros desastres infligidos por el hombre, tales como la contaminación, pérdidas económicas y la extrema pobreza. Aún más, la topografía haitiana hace más difícil la ideación de un sistema de infraestructura sólido que soporte la cantidad de amenazas naturales catastróficas que le aquejan.
Apelando a cierto esfuerzo de síntesis, puede decirse que existen tres razones primordiales por las que Haití es tan vulnerable a fenómenos climatológicos extremos. Ellos son:
- La ubicación geográfica en plena trayecto de los ciclones tropicales caribeños, así como en medio de un vasto sistema de fallas geológicas que resultan del movimiento de la placa del Caribe y la enorme place de Norteamérica, particularmente expuesta a los deslizamientos de la falla de Enriquillo.
- El sempiterno riesgo de inundaciones, debido al cual incluso pequeñas candidades de precipitación en áres elevadas puede llevar a inundaciones importantes en pocas horas, y
- El problema de la pobreza, verdadero foco natural de desastres debido a poblaciones y ciudades repletos de constrrucciones deficientes, barriadas precarias y una irregular infraestructura de cloacas. Ese entorno, al mismo tiempo, permanece enclaustrado por una pobre administración del territorio particularmente en cerros y montañas.
Problemas todos esos que implican y responsabilizan, tanto a quienes controlan las decisiones y finanzas en Haití, como a su gobierno centralizado pero fallido por su falta de control sobre el territorio, y la multiplicidad de gobiernos locales sin presupuestos e inundados de pobreza y hacinados de pobres habitantes de esa tierra.
A continuación una lista – no exhaustiva- de los principales desastres padecidos por la población que allí reside.
Desastres naturales
1684: Terremoto
1691: Terremoto
1770: Fuerte terremoto devasta Puerto Príncipe en la entonces colonia francesa.
1751: 3 de junio, terremoto en Puerto Príncipe y áreas al sur. La ciudad y los pueblos fueron destruidos.
1816: 18-19 de noviembre: un ciclón causó daños considerables en el campo del departamento de Ouest y en el golfo de Gonâve.
1842: 7 de mayo, terremoto en Cap-Haïtien y en todo el norte. La ciudad de Cap-Haïtien fue destruida junto con las ciudades de Port-de-Paix, Gonaïves y Fort-Liberté.
1887: 23 de septiembre, terremoto en la región occidental de Haití.
1904: Terremoto en el norte del país; Port-de-Paix y Cap-Haïtien se vieron gravemente afectados.
1909: 12 de noviembre, ciclón en el departamento de Ouest; solo en plaine du Cul de Sac se contabilizaron unas 150 víctimas.
1915: 12 de agosto, ciclón en el sur de la península que devastó Jacmel y Jérémie.
1935: 21 de octubre, huracán en los departamentos Sur y Sur-Este. Imas 2,000 personas murieron según estimados conservadores.
1946: Terremoto en el noreste de la República Dominicana acompañado de un tsunami en la región de Nagua. Haití se vio afectado muriendo un estimado de 1,790 personas.
1952: 27 de octubre, el terremoto de Anse-à-Veau en Grand’Anse mató a 6 personas y dejó sin hogar a miles de personas.
1954: 11-12 de octubre, el huracán Hazel afectó a todas las partes de Haití. A más de 249 km/h, el huracán devastó el país y mató a varios miles de personas.
1963: – 3 de octubre, el huracán Flora azotó los departamentos Sud y Ouest, estimándose sus pérdidas en vidas humanas en más de 5,000 muertos.
– 14 de noviembre, la inundación de la Grande Rivière du Nord mató a casi 500 personas.
1964: 24 de agosto, el huracán Cleo azotó la costa sur, especialmente la región de Cayes- Jacmel, causando 192 muertos.
1966: 29 de septiembre, el huracán Inez devastó, a más de 170 km/h, los departamentos de Sud y Ouest.
1976: 20 de mayo, fuertes inundaciones en la región de Cayes-Jacmel. 20 persona perdidas presuntamente muertas, daños materiales considerables.
1980: 5 de agosto, el huracán Allen, a más de 270 km / h, golpeó la costa sur, especialmente la región de Cayes-Jacmel, causando aproximadamente 200 muertos.
1984: 10 de junio: inundaciones en Port-de-Paix.
1986: – 1 de junio, inundaciones en la región de Cayes-Jacmel. Se inundaron 20,000 hectáreas de tierra y varios miles de viviendas sufrieron daños.
– 23 de octubre, inundación en Ile de la Gonâve; 31 muertos, 906 sin hogar, más de 380 casas destruidas o dañadas.
1987: – 27 de abril, inundaciones en Port-de-Paix.
- 8 de mayo: inundaciones en Thiotte en el departamento Sud-Est y en los barrios de Delmas y Caradeux de Puerto Príncipe.
1988: – 27 de enero: inundaciones en el departamento Nord-Ouest.
- 20 de junio: inundaciones en L’Estère en el departamento de Artibonite.
- 11 de septiembre, el huracán Gilbert devastó la costa sur, en particular las regiones de Anse-à-Veau, Camp-Perrin, Cavaillon, Cayes, Île à Vache, Jacmel, Jérémie, Kenscoff y Port-Salut.
- 8 de octubre, inundaciones en la Plaine de Léogâne.
1989: 23 de febrero, inundaciones en Île de la Gonâve, ocasionando 4,945 familias afectadas, 1,527 casas destruidas y 1,640 dañadas.
1994: 12 y 13 de noviembre, el huracán Gordon atravesó el departamento Sud-Est y la península sur, provocando inundaciones y aproximadamente 2,000 muertos y desapariciones.
1998: 23 de septiembre: el huracán Georges devastó los departamentos Sud-Est y Nord- Ouest, ocasionando 147 muertos, 34 heridos graves, 40 desapariciones y 167,500 desplazados.
2002: 24-27 de mayo: inundaciones en el sur de la península. La ciudad de Camp Perrin y los asentamientos de L’Asile y Anse-à-Veau fueron los más afectados por las tormentas tropicales. 31 muertos, 14 desaparecidos y más de 7,000 desplazados en el departamento de dans le Sud.
2004: – 23-24 de mayo, lluvias torrenciales que azotaron el sureste de Haití durante la noche causaron 1,232 muertes, 1,443 desapariciones y 31,130 personas desplazadas. Mapou Belle-Anse con 432 muertos, Bodary con 350 muertos y Fonds-Verrettes con 237 víctimas, todos ubicados en el departamento Sud-Est, fueron los lugares afectados. La gravedad de esta situación llevó al gobierno interino de Boniface y Latortue a declarar el viernes 28 de mayo día de duelo nacional.
– 10 de septiembre, el huracán Iván azotó el sur de la península y la costa oeste, causando graves daños materiales en varias zonas debido a las inundaciones.
– 18-19 de septiembre, el huracán Jeanne cruzó la sección occidental de Haití y Artibonite, provocando inundaciones que dejaron 1.870 muertos. Además, 2,620 heridos, 846 desaparecidos y 300,000 desplazados. Con más de 3.000 muertos, Gonaïves fue la ciudad más afectada.
2005: – 6 y 7 de julio, el huracán Dennis tocó la costa sureste de Haití, generando inundaciones en varias localidades de Sud (Bainet, Grand-Goâve, Les Cayes …) y dejando a más de 500 personas sin hogar.
– 4 de octubre, inundaciones en varias partes del país, incluyendo Pétion-Ville y Grand Goâve, en el departamento de Ouest, donde la marea alta causó considerables pérdidas de propiedad. El gobierno no hizo un recuento final de esta catástrofe.
– 17-18 de octubre, el huracán Wilma azotó el oeste y el sur de Haití.
– 23 de octubre, la tormenta tropical Alpha atravesó el sur de la península y afectó los departamentos de Grand’Anse y Nippes.
– 25 de octubre, las inundaciones causadas por lluvias torrenciales azotaron muchas
partes del departamento Nord-Ouest, en particular los asentamientos de Port-de-Paix, Bassin-Bleu, Anse-à-Foleur y Saint-Louis du Nord.
Fuentes: Archivos de la Associated Press, Servicio Geológico de Estados Unidos y wikipedia
2006: 22 y 23 de noviembre, lluvias intensas provocaron inundaciones en los departamentos de Grand’Anse, Nippes y Nord-Ouest, que provocaron daños en las carreteras, incluido el colapso de un puente sobre Ravine Sable en Trou-Bonbon.
2007: – 17 de marzo: inundaciones provocadas por lluvias y tormentas azotan gran parte de Haití durante más de una semana. Seis departamentos se vieron particularmente afectados: Grand’Anse: Jérémie, Abricots, Bonbon, Les Irois; Sud-Est: Jacmel; Oeste:
Cité Soleil, Delmas, Puerto Príncipe (Carrefour-Feuilles, Canapé Vert); Nord-Ouest: Port-de-Paix, Saint-Louis du Nord, Anse-à-Foleur; Norte: Cabo Haitiano; y Nord-Est: Ferrier, Ouanaminthe.
– 8-9 de mayo: lluvias torrenciales causan daños considerables en varias regiones del país, en particular en los departamentos de Nord, Nord-Est y Sud. La ciudad de Ouanaminthe se vio particularmente afectada y el puente entre Ouanaminthe y Dajabón resultó gravemente dañado.
2008: – 16 de agosto, la tormenta tropical Fay atravesó todo el país.
– 26 de agosto: el huracán Gustav atraviesa el sur de la península, incluidos los departamentos de Sud y Grand’Anse, provocando aproximadamente 77 muertos y 8 desapariciones, junto con una grave destrucción de bienes. 15,000 familias se vieron afectadas por la tormenta, que destruyó 3,000 casas y dañó 11,458.
– 1 de septiembre: el huracán Hanna devastó los departamentos de Artibonite y Nord- Est. Varias localidades se inundaron, incluida Gonaïves. Se confirmó oficialmente una muerte. Además de Gonaïves, se inundaron varias localidades de Jacmel, Nord- Est, Sud y Sud-Est.
– 6 de septiembre: el huracán Ike, un huracán de categoría 4, rozó la costa occidental de Haití, provocando fuertes lluvias en los departamentos Nord, Ouest y Nord-Ouest.
2009: 20 de octubre: fuertes lluvias en la capital haitiana y sus suburbios. Carrefour, en los suburbios del sur, quedó completamente inundado.
2010: – 12 de enero: terremoto de magnitud 7.0 en Haití de 2010 que ocurrió a las 16:53, hora local. El terremoto mató a entre 100.000 y 316.000 personas. Su epicentro fue aproximadamente a 25 km de Port-au-Prince, la capital. Durante las horas siguientes se registraron una docena de choques secundarios de magnitudes que oscilaron entre 5.0 y 5.9. Fue uno de los fenómenos naturales más mortíferos jamás registrados, con daños materiales aún no calculados y un número de muertos estimado en superior a los trescientos mil.
– 20 de enero: Un segundo terremoto de magnitud 6.1 ocurrió el 20 de enero de 2010 a las 06:03 hora local. Su epicentro se encontraba aproximadamente a 59 km al oeste de Puerto Príncipe y al menos a 10 km por debajo de la superficie.
– 20 de octubre: una epidemia de cólera azotó las afueras de Puerto Príncipe, matando al menos a 3,597 personas y enfermando a más de 340,000.
– 5 de noviembre: el huracán Tomás golpea y mata al menos a 10 personas causando daños y agravando la epidemia de cólera.
2012: 24 de octubre, el huracán Sandy pasa justo al oeste de Haití, provocando fuertes lluvias y dejando algunas áreas con inundaciones catastróficas. Al menos 108 personas murieron y 21 desaparecieron. Alrededor de 200,000 personas quedaron sin hogar hasta el 29 de octubre.
2016: 3 a 4 de octubre, el huracán Matthew azota Haití con inundaciones catastróficas de hasta 40 pulgadas y marejadas ciclónicas de hasta 10 pies. Al menos 580 personas murieron y más de 35,000 quedaron sin hogar por la tormenta.
2018: 6 de octubre, a las 20:11 hora local se produjo un terremoto de magnitud 5.9 con una profundidad de 11.7 km, matando a 12 personas e hiriendo a 188. Los daños se registraron principalmente en el extremo norte de la isla, según declaró el primer ministro Jean-Henry Céant.
2020: 23 de agosto, el huracán Laura de categoría 4 propició la de 31 personas.
2021: 14 de agosto, un terremoto de magnitud 7.2 sacudió el suroeste de Haití. Su epicentro fue a unos 10 km de Petit-Trou-de-Nippes, aproximadamente a 150 km al oeste de Port-au-Prince, la capital. El número de muertos ha superado las 2,000 víctimas mortales al momento de consignar este evento (17.08.2021). Es el temblor de tierra más fuerte que hasufrido Haití desde 1842.
- Análisis
Haití: bandas, seguridad interior y posible impacto en República Dominicana
Humberto Pérez
Antecedentes
El 3 de abril del 2019, el secretario general adjunto de la Organización de las Naciones Unidas para Operaciones de Mantenimiento de Paz declaró, según el portal de las Naciones Unidas en español: el fin del trabajo de mantenimiento de la paz en Haití “está al alcance de la mano”.
La nota continúa diciendo, “Jean Pierre Lacroix se mostró partidario de apoyar el deseo de los dirigentes haitianos de finalizar las tareas de mantenimiento de la paz en Haití y el mandato de la Misión de la ONU el próximo mes de octubre, junto al anhelo de asumir el control total de la seguridad”.
Esta decisión de terminar el mandato de la Minustah, se toma aun reconociendo la inestabilidad política, social y económica existente a la fecha; reconociendo la existencia de las bandas. Más aún, se toma para “apoyar el deseo de los dirigentes haitianos… junto al anhelo de asumir el control total de la seguridad”.
El informe S/2019/198, presentado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en cumplimiento de la Resolución 2410-2018, reconocía las siguientes dos realidades: la actividad de las bandas armadas se había reducido, no desaparecido, esto tomando en cuenta que la MINUSTAH no había salido de Haití; y la realización de manifestaciones antigubernamentales debido a la profunda e irreversible crisis económica y social.
Desarrollo
La desconfianza, la incapacidad de organizarse y conflictos existentes entre los dirigentes políticos, gobernantes y líderes de grupos económicos haitianos, les impide llegar a acuerdos para organizar un plan de desarrollo a mediano y largo plazo para solucionar las diferentes crisis que abaten a esa nación. También hace que cada grupo se organice política, económica y militarmente para enfrentar y defenderse de los demás y lograr el control del Estado y la nación. Las bandas armadas, que se expanden y adquieren mucho más poder a raíz de la salida de la Minustah, son un ejemplo de esto último; están auspiciadas, no solo por los narcotraficantes, también por políticos, gobernantes y empresarios. Esas bandas, tácitamente, tienen el control de las calles de los principales barrios de Puerto Príncipe, incluyendo a Petion Ville; están en capacidad de retar el monopolio de la fuerza que deberían tener las instituciones del Estado Haitiano: Policía Nacional de Haití y su pequeño ejército. La PNH no está en condiciones de reprimir o enfrentar a las bandas. Lo estuvo en un primer momento, cuando fue fortalecida con apoyo internacional; pero fue debilitada, a propósito, para permitir el control de las bandas en Puerto Príncipe y otras áreas del país.
Es en ese marco previsible, que la ONU decide, “apoyar el deseo de los dirigentes haitianos… de asumir el control total de la seguridad”. Los resultados de esta decisión están a la vista. No hay, ni había capacidad en dichos dirigentes para asumir una responsabilidad tan grande, debido a que están pensando en sus intereses individuales. Esta decisión se toma en el marco del aislacionismo propiciado por la Administración Trump en los Estados Unidos, y en un posible agotamiento de la Comunidad Internacional causado por la falta de soluciones a la situación haitiana.
El asesinato del presidente Jovenel Möise la madrugada del 7 de julio de 2021, que se enmarca en esta lucha de intereses que se libra entre los diferentes elementos de las élites política, gubernamental y económica, ha hecho comprender a la comunidad internacional que el abandono de Haití no es posible ya que crearía problemas, no solo a una de las economías y democracia más estables de la región, la Republica Dominicana, sino que se corre el riesgo de que también afecte a otras naciones de la región. De hecho, la situación actual de deterioro, que es vista como una amenaza por la comunidad internacional, es vista como una oportunidad para muchos de los miembros de las élites que, habiendo logrado hacer o incrementar su fortuna en medio de la miseria de un Estado político débil y sin control; no están interesados en una solución inmediata, si no les es directamente beneficiosa.
Esto hace que sea necesario responsabilizar a los dirigentes de los diferentes sectores de poder haitiano de la búsqueda de una solución concertada a la crisis actual. La concreción de una especie de “Pacto de la Moncloa” se hace necesario en orden a tener un plan de acción para los próximos cinco años.
Conclusiones y recomendaciones
- Es un hecho que el gobierno encabezado por Ariel Henry no tiene la fuerza necesaria para contener a las bandas armadas, en caso de que sean utilizadas por adversarios políticos para desestabilizar, aun mas, el país. El control de estas debe ser asumido por la comunidad internacional por medio de una fuerza de tarea multilateral, donde no haya tropas norteamericanas. Es recomendable, por cuestiones de legitimidad y apoyo general, que este control sea asumido por la Organización de Estados Americanos (OEA), con un fuerte componente de la Comunidad del Caribe (CARICOM). El control de las bandas es necesario a fin de lograr la celebración de elecciones creíbles, pues muchos elementos son necesarios para asegurar la credibilidad.
- Es de vital importancia mapear a dichas bandas y establecer sus vínculos con dirigentes políticos, gubernamentales o empresariales a fin de establecer responsabilidades políticas y criminales.
Hasta ahora, la falta de profundidad en el análisis de la situación haitiana, y el creer que los dirigentes haitianos, sin apoyo de la comunidad internacional, están en capacidad, o tienen la intención, de resolver la situación de forma magnánima, solo ha logrado empobrecer a dicho pueblo y desatar crisis cada vez más profundas.
Crisis económica y comercial de Haití
Luis H. Vargas
Desde hace años, la República de Haití se hunde en un desorden nacional limítrofe al caos; no obstante, se registran innumerables intentos de concertación de búsqueda de solución entre fuerzas políticas oficialistas y opositoras -promovidos por entidades nativas y foráneas- y tradicionales anhelos de mejora de las condiciones de vida materiales y espirituales de la gran mayoría de la población expresados en interminables protestas urbanas y rurales.
Sin lugar a dudas, esta situación confusa se ha reflejado concretamente en los campos económico y comercial mediante una bajada constante de la oferta y demanda globales, una subida vertical del déficit, tanto de las cuentas exteriores en bienes y servicios, como de las interiores en los presupuestos gubernamentales, y una dependencia cada vez mayor de la sociedad de las remesas de sus trabajadores migrantes radicados en el extranjero, en particular en Estados Unidos, Canadá y República Dominicana.
En el último año, la propagación del coronavirus COVID-19 no ha hecho más que agravar la crisis económico-social y sanitario-estatal y forzar el aumento de dichas transferencias corrientes familiares.
Desde 2016-17 hasta 2019-20, las tasas de crecimiento reales anuales de la oferta, compuesta por el producto bruto interno (PBI) y el valor de las importaciones, se derrumbaron respectivamente de 2,51% a -3,34% y de 10,40% a -18,28%; mientras que las de la demanda se desplomaron mucho más, vale decir: consumo de 4,75% a -2,91%, inversión de capitales de 7,90% a -20,59% y montante de las exportaciones de -0,64% a -39,71%. En términos per cápita, tanto las variaciones relativas de los componentes macroeconómicos de la oferta como los de la demanda cayeron en picado de 2,67% a -9,89%.
Cuadro reelaborado por L. H. V. | ||
Fuente: DSE/IHSI |
Durante ese período de cinco años, el mercado externo de bienes y servicios de la economía haitiana con las restantes naciones del mundo registró los peores resultados, en razón del voluminoso saldo mercantil negativo alcanzado por US$22,255 millones, tras el fruto de importaciones muy superiores (US$33,320 millones), casi tres veces, a las exportaciones (US$11,065 millones).
En ese tipo de déficit comercial, el correspondiente exclusivamente al de mercaderías (US$18,669 millones) representó la mayor cuota con 83,89%; es decir, casi US$84 por cada US$100 calculado como desbalance en rojo en general.
El principal socio comercial de la nación haitiana es Estados Unidos, toda vez que computó en los anteriores siete años exportaciones de productos valuadas en US$6,550 millones e importaciones estimadas en US$9,002 millones; o sea, una diferencia deficitaria igual a US$2,452 millones. Tales cifras equivalieron sucesivamente al 91.90% del valor exportado, 34,90% del importado y 13,13% del desbalance de todos los bienes transados por Haití con el resto de la economía mundial.
Sin embargo, la economía de Haití exportó bienes a la de República Dominicana en dicho lapso aludido por el insignificante volumen de US$164 millones (2,30% del total exportado), a la misma vez que importó la cuantiosa cantidad de US$6,194 millones (24,01% de la totalidad importada), cuyo resultante desequilibrio deficitario de US$6,130 millones (32,30% del global déficit) mantuvo la colocación de la economía dominicana en primer lugar en la lista haitiana de países con los cuales sostiene transacciones mercantiles en rojo.
Finalmente, el déficit del fisco haitiano no deja de escalar ante los acumulativos gastos públicos excedentes con respecto a los ingresos. Por ejemplo, el año pasado 2020, el saldo deficitario se calculó en 8,60% del PBI, casi dos veces al estimado de 4,60% en 2019. Estos descalces fiscales tienden generalmente a cubrirse cada vez más con colosales emisiones monetarias del Banco de la República de Haití (BRH), así como con ventas de bonos por parte del Tesoro haitiano, en un escenario de marcha incontrolable de la tasa de inflación anual de alrededor de 20,00%, repunte de la tasa de cambio hasta 93,13 gourdes por dólar en julio de corriente año 2021, realza del coeficiente de pauperización hasta 55,00% a raíz de la miseria popular y la mortífera pandemia viral que no cesa de producir estragos en la salud y la economía de Haití y el mundo.
Contrapunteo formal: Haití y República Dominicana
Fernando I. Ferrán
De acuerdo a Ceara-Hatton, a quien se resume en lo sucesivo, el esfuerzo de crecimiento que tiene que hacer el país para alcanzar el nivel de desarrollo humano que tiene EE.UU. hoy es menor que el esfuerzo que debe hacer Haití para alcanzar a la República Dominicana.
Distancia social y económica entre Haití y RD
Impacto de la desigualdad en Haití y RD
Concepto | RD | Haití | Haití/RD |
IDH (2013) (3) IDH con desigualdad (2013) % de pérdida |
0.700 0.535 23.6% | 0.471 0.285 39.5% | 67%
53% 167% |
Coeficiente de inequidad humana (2013) (4) |
23.4 |
38.9 |
166% |
Gini en 2012 (1) (2) Gini en 2001 (1) (2) |
0.49 0.50 |
0.61 0.61 |
125% 122% |
Tasa de pobreza nacional 2012 (1) (2) | 41.0% | 58.7% | |
1) Ministerio de Economía para el año 2012.
2) World Bank 2014. Poverty and Inclusion in Haiti: Social gains at timid pace para el año 2012. 3) PNUD 2014. Informe sobre Desarrollo Humano básicas del desarrollo humano. |
La tasa oficial de pobreza en Haití era, 2012, de 58.7% (casi 6 millones de personas) y la de extrema pobreza 23.9%. En las zonas rurales donde viven el 52% de la población, la pobreza general era más intensa (75.2% de la población) que en las zonas urbanas (50.6%), siendo mucho más baja en la zona metropolitana de Puerto Príncipe (29.3%) donde vive el 22% de la población.
Líneas de pobreza oficial de Haití y RD en 2012 en gourde y RD$ | |||||||
Conceptos | Línea nacional de pobreza 2012, ingreso per cápita diario | En RD$ pesos (1 gourde = 0.935 RD$) en 2012 | Ingreso de una familia de miembros mensual | ||||
Haití en gourde | RD en pesos | Haití | RD | RD/Haití | Haití | RD | |
Pobreza Extrema Pobreza General | 41.1 82.2 | 63.4 143.2 | 38.4 76.9 | 63.4 143.2 | 165% 186% | 5,845 11,690 | 9,643 21,781 |
Fuente: Ministerio de Economía de RD y World Bank 20134. Poverty and Inclusion in Haiti: Social gains at timid pace. Basado en ECVMAS 2012 (IHSI) |
En este contexto, la densidad poblacional es altamente significativa, particularmente, en un contexto de recursos naturales renovables en franco deterioro y escaso dominio tecnológico.
Asumiendo el modelo de proyección de la población del Banco Mundial, la población de la Isla se estabilizaría en la década del 2050-2060 en 27 millones de personas con una densidad de población en 2050 de 362 habitantes por km; en Haití́ la densidad seria de 517 y en RD de 274. Esas densidades colocarían a la Isla en la posición 32 más densamente poblados de 200 países (desde la posición 37 en 2010), Haití́ en la posición 18 más densamente poblado (de la posición 21 en 2010) y RD en la posición 46.
Las causas del atraso relativo de Haití́ se pueden resumir en tres tipos: las de carácter histórico que afectaron las posibilidades del despegue haitiano, las causas estructurales que han tendido a profundizarse y las causas circunstanciales asociadas a decisiones de politices.
- Causas estructurales:
-
- La economía campesina (S.XIX) de autoconsumo, la cual no facilitó procesos de acumulación de capital. Esta forma de explotación agrícola se extendió en el S.XX y se caracterizó por la subsistencia y baja productividad.
- La dinámica entre economía campesina, pobreza y erosión de la tierra. Esta dinámica se profundiza en el tiempo.
- La limitación en la educación, resultado de la pobreza generalizada creciente.
- Causas históricas
- Luchas raciales y sociales.
- Predominio del capital comercial (rentista) en el S.XIX y que permaneció en el S.XX.
- Aislamiento internacional (pago de la deuda a Francia para ser reconocido internacionalmente durante el SXIX).
- Impacto de la ocupación americana (1915-1934), diferente a RD. Mejora la administración para el pago de la deuda, pero hubo menos infraestructura y no se desarrolla un sector productivo dinámico.
- La prohibición de la propiedad extranjera (blancos) en el S.XIX hasta la intervención norteamericana.
- Causas circunstanciales
- Falta de un proyecto económico por parte de la élite gobernante y la política de “rapiña” de sucesivos gobiernos.
- Políticas económicas erráticas y crisis politices a lo largo del S.XX, profundizada desde mediado del 80 del siglo pasado por las politices comerciales y sectoriales que deterioraron la economía al promover una liberación económica que al decir de la OMC -“Haití́ ha realizado reformas que liberalizaron sustancialmente su economía y la han convertido en una de las más abiertas de América Latina y el Caribe”- sin tomar en consideración su débil aparato productivo que fue barrido por las importaciones y su débil institucionalidad.
Ahora bien, centrando la atención en el país, las causas históricas del desarrollo económico dominicano son resumidas por Ceara-Hatton en el estudio de referencia en los siguientes aspectos:
- Causas estructurales:
- Introducción de la economía de plantación azucarera en el marco de una economía capitalista (en las dos ultimas décadas del S.XIX) que permitió́ una rápida acumulación de capital. La economía de plantación introduce un nuevo dinamismo económico a una estructura productiva que había sido históricamente de pastoreo, recolección, economía campesina (casi de autoconsumo, con excepción del Cibao que producía tabaco para la exportación) y de capital comercial con muy bajos niveles de acumulación de capital.
- Régimen de propiedad de la tierra más laxo: la propiedad comunal permitió́ un proceso de expropiación en beneficio de las plantaciones azucareras acelerando la acumulación de capital a finales del S.XIX y principio del S.XX.
- Causas históricas/circunstanciales
- La intervención americana de 1916-1924, la cual fue una dictadura que “organizó” al país y construyó infraestructura.
- Proyectos y estrategias económicas que han sido implementadas a lo largo del siglo S.XX:
- Desarrollo de una economía de exportación basada en la industria azucarera desde finales del SXIX hasta 1930.
- El proyecto económico de Trujillista (1930-1961) que requería de una economía en crecimiento para generar concentración y acumulación de capital en Trujillo y sus allegados.
- La estrategia de sustitución de importaciones de Balaguer (1968-1981), basado en un modelo de crecimiento industrial y urbano, de rápida acumulación de capital y financiado con exportaciones tradicionales.
- La economía de los servicios en la década de 1990. Después de una complicada transición en la década del ochenta del S.XX, la economía se ordena alrededor de las exportaciones de turismo y zonas francas que genera fuertes ritmos de crecimiento en la década del 90 y parte del 2000, cuando el modelo empieza a entrar en crisis, empezando a ser financiado con deuda externa.
- El reemplazo de estos “modelos” permitió́ un elevado ritmo de crecimiento económico, pero con una gran desigualdad y poco impacto en la calidad de vida de las personas.
- Desafío
La “cuestión haitiana” es el principal desafío que tiene la República Dominicana en este momento. Las tensiones se están llevando a un punto limite que puede desembocar en cualquier momento en violencia social.
Los problemas de Haití́ son enormes comparados con los de República Dominicana, ambos países comparten la misma isla, con innumerables problemas comunes y, por lo tanto, tal y como fuera ya afirmado, no queda otra opción que buscar de manera autónoma alguna forma de eficiente colaboración pacífica y de promoción recíproca entre ambas poblaciones.
- Colaboración
El creole: válvula de escape del colonialismo[1]
Jean Casimir[2]
En “Piel negra, máscaras blancas”, Frantz Fanon afirma que hablar una lengua es asumir un mundo, una cultura (1952: 50). Si bien que hay haitianos que hablan francés, no son numerosos. El pueblo haitiano nunca ha habitado esta lengua.
El criollo haitiano y el francés conllevan dos conjuntos de experiencias contrastantes. La primera se alimenta de las intenciones de un imperio que, al retirarse de su colonia, dejó a una oligarquía a cargo del proyecto social que no pudo llevar a cabo. La segunda, en cambio, articula las instituciones necesarias para la supervivencia del conjunto nacional.
Para poblar la colonia y reproducir su población, Francia la abastece de “nuevos negros”. La “Perla de las Antillas” alberga a personas marcadas como ganado, tratadas con más severidad que las propias bestias de labranza. Sus oligarquías se enorgullecen de gobernar la mayor, la más poblada y la más pacífica de las sociedades de plantación (Dubois y Garrigus, 2006).
Privilegios asumidos
El poder metropolitano se ejercía en una lengua que la población ignoraba. Las clases intermedias, los llamados “pequeños blancos” y los libertos[1], decían dominar el francés, mientras que en la Francia metropolitana sólo una ínfima minoría lo hablaba. Estos funcionarios aplicaban los lineamientos de la administración pública, sin alterar la cultura responsable de su vida privada. Los “jacobinos negros” emergieron de estas clases. Los asentamientos en los que predominaban servían a la hegemonía francesa, y la ambigüedad de sus esfuerzos por destruir la esclavitud les valió el desprecio de la resistencia africana[2].
La vida privada en las zonas urbanas, al igual que en otras partes, se adhería al enfoque africano[3] (Madiou, V: 107), pero la vida pública era mayormente disputada por la población rural y de montaña. Entre los combatientes de las guerras de independencia, sólo había “…unos pocos hombres de corazón selecto y cierta educación que se habían criado en las ciudades” (Madiou, VI: 455). Así, a la llegada del ejército expedicionario, Toussaint ordenó el incendio de estos centros, y Dessalines escribió en la Constitución sobre la necesidad de aniquilar las ciudades a la primera alarma.
Esta tradición subyace en la vida cotidiana y florece en los talleres de las casas y en los dokos[4], entre los “nuevos negros” y los habitantes del interior del país. Sin embargo, la aparente oposición de sectores rurales y urbanos o de bossales y criollos[5] es superficial. La contradicción surge de los comportamientos del ámbito público auspiciados por el imperio, que son cuestionados por los comportamientos que rigen la vida privada. En el primer espacio, la metrópoli siembra los privilegios derivados de su derecho de conquista, mientras que en el segundo evolucionan las relaciones comunitarias de reciprocidad, solidaridad, afecto y reparto igualitario. Cuando el imperio se retira visiblemente, las oligarquías camuflan las innovaciones locales de raíz africana, mientras que los oprimidos no se preocupan demasiado por las opciones de las clases que la metrópoli considera dominantes.
Dos memorias, dos idiomas y un solo estado
La lengua imperial circunscribe un mundo que no abarca la vida cotidiana de la población. Ella anima la burocracia gubernamental y las relaciones comerciales y políticas con el exterior. Su conocimiento no era deseñado, pero había que protegerse de sus instrucciones coloniales (De Vastey, 1814).
A partir de 1789, la conversión de los cautivos en esclavos abruma a las fuerzas francesas. Las víctimas gestionan su intraculturación en sentido contrario. La violencia metropolitana corresponde a la extensión de su poder, a la eficacia de su manipulación de las instrucciones coloniales y a la anulación de las sanciones previstas. La violencia irracional es desafiada con éxito, los ejércitos rebeldes controlan áreas de influencia cada vez mayores y la población se convence de la viabilidad de una libertad sin fronteras.
Se desarrollan dos memorias distintas: la de los mandatos coloniales de los que se hicieron eco el gobierno, los libertos y los “jacobinos negros”, y la de su superación por parte de las comunidades oprimidas. La articulación de estas memorias forman el propio estado de Haití.
La lengua creole
Las prácticas de protesta se institucionalizaron en creole. La sociedad civil la utiliza de escudo contra la intimidación de las autoridades. Su visión decolonial, estructurada en el corazón de la modernidad, aniquila el concepto de esclavo entendido como mercancía humana, y lo sustituye por el de persona o ser humano[6]. El individuo así creado se establece como habitante y se aísla de los libertos, la categoría social colonizada.
Desde la emancipación general hasta la declaración de independencia, el resurgimiento de la guerra y el fin de la agricultura de exportación facilitaron el desarrollo de nuevas prácticas sociales (Debien, 1949), un conocimiento mutuo de los cautivos así como la experiencia de las limitaciones del sistema colonial. Se estructuraron tanto la economía doméstica, como las relaciones familiares y las relaciones con la naturaleza. La trata de esclavos, el comercio internacional, la utilidad de la familia mononuclear y el trabajo alienado son puestos a prueba. El creole, la lengua con que piensa la población (Geertz 1973: 44), comienza a estandarizarse, sirviendo de válvula de escape a la colonialidad.
El alcance de la nación
La coexistencia de las dos culturas expone la incapacidad de cada una de ellas para dominar su contradictoria realidad. Ellas ponen en evidencia el carácter inacabado de la colonización y la resistencia. La vida pública y la privada fluyen en una interminable negociación entre las soluciones locales y las exigencias imperiales. El colono agrede a una soberanía que lo niega, a pesar de los costos de su imposible destrucción. La distancia entre las lenguas se superpone a la que separa la colonización de la independencia. Corresponde a los agredidos codificar el proceso por el que construyen su poder y tomar conciencia de ello.
La búsqueda de la reexistencia define a los haitianos como actores decoloniales. Su cultura socava los marcos de pensamiento propuestos por los opresores. Pero el conflicto insoluble con la lengua francesa pospone el desarrollo de un Estado independiente. El manejo inadecuado por parte de los creolófonos de la relación entre sus dos lenguas y sus respectivas culturas les impide avanzar por el camino elegido, sea por el de la independencia por aquel otro del colonialismo.
En el creole se decantan los modelos de comportamiento más adecuados para evitar las trampas del colonialismo. Este lenguaje promueve la cohesión y la solidaridad, un sistema social innovador rodeado por la comunidad internacional, que insiste en revivir la validez de las formas monstruosas de ver y gestionar la realidad, anulando así nuestros avances sobre la colonialidad.
El creole surge de las interrelaciones entre los estratos sociales más explotados de la cuenca del océano Atlántico. Estos marginados fueron los primeros socializadores de los cautivos de Santo Domingo. La llegada de estos últimos en número cada vez mayor les llevó a monopolizar la lucha anticolonial y su lenguaje. La intersección de los privilegios asumidos que distribuye el imperio y la fragilidad inicial de la conducta decolonial alimentan las vacilaciones de los colonizados, hasta que en la última década del siglo Francia se muestra impotente frente al ejército indígena[7]. Los intentos de este ejército por utilizar la lengua local en sus proclamas, dan fe de los vínculos que unían a las capas urbanas, la mano de obra cautiva, las sociedades insurgentes y sus ejércitos.
El criollo haitiano floreció entre las cadenas de la esclavitud como expresión de una libertad sin fronteras. Encontramos en ella las formas en que la flamante nación encontró para trascender la propiedad privada y su eje en la familia nuclear. En el mismo movimiento, el derecho de conquista y la racialización de las relaciones humanas son aniquiladas al vaciarse de sentido.
Mucho antes de la independencia, la lengua creole se convirtió en una marca de identidad. En 1809, Descourtilz nos recuerda que: “[Dessalines] reprendió muy severamente al hijo de un terrateniente de Gonaïves, criollo de Saint-Domingue, quien pensaba estarle hablando en buen francés: “Mantente en tu lengua -le dijo- mirándolo con desdén, ¿que necesidad tienes de utilizar otra?”[8] En esta respuesta espontánea, Dessalines define a la nación emergente. El lenguaje revela el poder de actuar y la voluntad de los oprimidos de volver a existir, sin más límites que los que ellos mismos se han fijado.
Bibliografía
De Lacroix, Pamphile, Mémoires pour servir à l’histoire de la révolution de Saint-Domingue, Pamphile de Lacroix, avec une carte nouvelle de l’île et un plan topographique de la Crête-à-Pierrot, Paris, Chez Pillet aîné, Imprimeur-Libraire, Tome I, 1819.
De Lattre, Ph. Albert, Campagnes des Français à Saint-Domingue et Réfutation des reproches faits au Capitaine Général Rochambeau, Paris, Locard, Libraire, Arthus-Bertrand, Amand Koenig, 1805.
De Vastey, Pompée V., Baron, Le système colonial dévoilé, Port-au-Prince, Société Haïtienne d’His- toire, de Géographie et de Géologie, 2013 [édition originale : Au Cap Henry, Chez Roux, 1814].
Debien, Gabriel, «Aux origines de l’abolition de l’esclavage», in Revue d’histoire des colonies, tome 36, nos 127-128, troisième et quatrième trimestres 1949, pp. 348-423.
Debien, Gabriel. Des esclaves aux Antilles françaises, Basse-Terre et Fort-de-France, Société d’Histoire de la Guadeloupe et Société d’Histoire de la Martinique, 1974.
Dubois, Laurent et Garrigus, John D., Slave Revolution in the Caribbean, 1789-1804, A Brief History with Documents, Boston, New York, Bedford/St. Martins, 2006.
Fanon, Frantz, Peau noire, masques blancs, Paris, Editions du Seuil, 1952.
Geertz, Clifford, The Interpretation of Cultures, New York, Basic Books, Inc. Publishers, 1973.
King, Stewart R., Blue Coat or Powdered Wig, Free People of Color in Pre-Revolutionary Saint-Do- mingue, Athens and London, the University of Georgia Press, 2001.
Madiou fils, Thomas, Histoire d’Haïti, Tome II, Au Port-au-Prince, Imprimerie de Jh Courtois, 1848. Prudent, Lambert-Félix, Des baragouins à la langue antillaise, Analyse historique et sociolinguistique du discours sur le créole, Paris, Éditions Caraïbéennes, 1980.
Raymond, Julien, colon de Saint-Domingue, Réflexions sur les véritables causes des troubles et des désastres de nos colonies, notamment sur ceux de Saint-Domingue; Avec les moyens à employer pour préserver cette colonie de la ruine totale, Adressées à la Convention Nationale, Paris, Imprimerie des Patriotes, 1793.