San Juan, 8 nov (EFE).- El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, cumple hoy un año de su elección acosado por la titánica tarea de recuperar la isla de un destructivo huracán y sacarla de la bancarrota.
Dentro de tres años cuando el mandato de Rosselló finalice, sin duda su gestión al frente de la recuperación de la devastación causada en la isla por el paso del ciclón el pasado 20 de septiembre, habrá marcado sus años como gobernador, salvo que logre una recuperación económica casi milagrosa que tiene a Puerto Rico con unos 70.000 millones de dólares de deuda.
La grave crisis financiera y económica que vive la isla, es otro de los grandes retos a los que ha tenido que hacer frente en este año de gestión en el que Rosselló se vio obligado a declarar la quiebra de Puerto Rico.
La declaración de quiebra de Puerto Rico, con el objetivo de reestructurar una deuda impagable, hizo que se convirtiera en el proceso de bancarrota más grande de un territorio bajo la jurisdicción de Estados Unidos.
El Gobierno de Puerto Rico continúa, a día de hoy, sumido en graves problemas financieros -profundamente agravados por el costo de la recuperación del huracán María- y enfrentado a la Junta de Supervisión Fiscal (JSF), entidad de control federal impuesta por Estados Unidos, mientras la jueza Laura Taylor Swain se encarga de un proceso de quiebra que trata de conciliar los intereses del Ejecutivo y acreedores.
La quiebra se rige bajo el capítulo III de la Ley para la Supervisión, Administración y Estabilidad Económica de Puerto Rico (Promesa, por sus siglas en inglés), aprobada hace un año por el Congreso en Washington para atender la llamada del Ejecutivo de San Juan ante el caos que se avecinaba.
A lo largo de este año de gestión Rosselló también ha protagonizado varias luchas de poder con la JSF la última de ellas por el nombramiento de parte de dicho ente de lo que llamó un "Oficial de Transformación de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE)".
Un nombramiento que los analistas vieron como un responsable de facto de la AEE que, consideran, se haría cargo de supervisar una futura privatización de esta compañía estatal, con escasos recursos y personal, que tiene la difícil tarea de levantar una red eléctrica prácticamente tumbada por el paso del ciclón hace casi 50 días.
Una tarea que ha estado salpicada de escándalos que han afectado al gobierno de Rosselló, como la contratación de la empresa eléctrica estadounidense Whitefish, que al final fue suspendida, por sospechas en el fondo y forma del contrato.
Tras la elección del exgeneral Noel Zamot para la AEE, el gobernador se apresuró a recordar a la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) que tiene un papel limitado que es el de velar porque el Gobierno de Puerto Rico cumpla con los objetivos establecidos en el Plan Fiscal y el presupuesto certificado.
"El pueblo puertorriqueño le ha encomendado a su Gobierno electo la sana administración de sus fondos y entidades gubernamentales, y el Gobierno de Puerto Rico será celoso en defender al pueblo de cualquier acción que busque minar dicho proceso, venga de donde venga", subrayó Rosselló no acatando la decisión de la junta.
También a lo largo de este año Rosselló ha sacado pecho frente a la junta con otros asuntos en los que considera que no debe meterse en exceso, como la eliminación de la paga de navidad para los funcionarios o prejubilaciones de éstos, queriendo dejar claro que quien manda en la isla es el.
Otro de los marchamos de su gobierno están siendo su dos reivindaciones ante Washington: que Puerto Rico sea tratada con igualdad a otros estados en lo que a asignaciones se refiere, en el terreno fiscal y sanitario, entre otros; y que la isla se convierta en otro estado de Estados Unidos.
Pero sin duda la recuperación del huracán marcará su mandato. Solo el tiempo dirá si para bien o para mal.
La labor está siendo titánica después del paso del ciclón para levantar el sistema eléctrico, para lograr que la isla se reactive económicamente, para evitar que muchas industrias -entre otras por la falta de luz- se marchen, para animar y atraer el turismo de nuevo y para alentar a que vuelvan aquellos que huyeron a Estados Unidos tras el paso de María. EFE