SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Todavía la Feria del Libro no tiene un libro para cada quien.

Antonio Aliende es de Paraguay. ‘‘Soy el encargado de los libros que no han llegado todavía’’, comenta mientras mostraba la colección de libros paraguayos que le prestó la ‘‘Biblioteca de Santo Domingo’’–según dijo, con ligera duda por no recordar el nombre exacto del alma caritativa que le tendió la mano– para que el país invitado de honor de la Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2017 no pasara la vergüenza.

Paraguay sí tiene libros en exposición, prestados, mas no en venta.

Los 700 títulos de los que habló el ministro de Cultura de Paraguay, Fernando Griffith, en la inauguración de la noche de este jueves 20 de abril, aún están de camino. En este momento detenidos en Panamá.

Aliende cuenta que la empresa paraguaya encargada de enviar la herencia escrita de ese país hace tres meses, no dio seguimiento de la llegada de los libros a la República Dominicana.

No obstante, Paraguay camina con la frente en alto. Promete libros ‘‘pronto’’.

‘‘Vamos a tener los libros aquí el sábado [22] o el domingo [23], todavía no te puedo confirmar.

‘‘Estamos esperando unas 40 cajas de libros que nos están enviando por avión’’.

 

Eventualidades silenciosas del primer día de la Feria del Libro

Cinco horas después de iniciar oficialmente la Vigésima Feria Internacional de Libro, las calles que abrazan los pabellones llevan en sus manos el vacío de un día gris.

Se observan stands inacabados; editoras empezando a darle vida a sus estanterías… Otras que sus pabellones no acaban de nacer.

Escaleras, armaduras de luces y técnicos instalando la electricidad –de hecho, en las secciones de José Francisco Peña Gómez y la Lotería Nacional– evidencian que todavía se está empujando la puerta de la Feria del Libro, para terminar de abrirla.

La tarde del esperado del 21 de abril camina con torpeza, rezagada. El libro –protagonista del evento más importante para la lectura dominicana– viene, al parecer, en un vehículo defectuoso; y sus admiradores a pie, caminando lento.