Naciones Unidas, 1 ene (EFE).- España y Venezuela ocupan desde hoy su asiento como miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, un puesto clave en la diplomacia internacional que tendrán durante los próximos dos años.

Junto a ellos, entran en el máximo órgano de decisión de la ONU Angola, Malasia y Nueva Zelanda, mientras que salen de él, tras agotar su mandato de dos años, Argentina, Australia, Corea del Sur, Luxemburgo y Ruanda.

Además, durante este año continuarán en el Consejo Chad, Chile, Jordania, Lituania y Nigeria, mientras que Francia, el Reino Unido, China, Rusia y Estados Unidos son los cinco miembros permanentes.

Los nuevos miembros fueron elegidos en las elecciones celebradas el pasado mes de octubre, en las que España logró imponerse a Turquía por la última plaza reservada a las naciones del grupo de Europa Occidental y otros países, después de que Nueva Zelanda se llevase la otra disponible en la primera votación.

España había ocupado un asiento en el Consejo de Seguridad en cuatro ocasiones (1969-1970, 1981-1982, 1993-1994 y 2003-2004) y había convertido su vuelta a ese órgano en una de las grandes prioridades de su política exterior.

La candidatura venezolana, mientras, no contaba con oposición dentro del grupo de países de Latinoamérica y el Caribe y obtuvo el apoyo de 181 de los 193 miembros de las Naciones Unidas.

Su elección al Consejo, sin embargo, fue recibida con duras críticas por parte de Estados Unidos, donde varios senadores habían pedido al Gobierno un esfuerzo diplomático para impedir el acceso de Venezuela al máximo órgano de decisión de la ONU.

Para Washington, el país que preside Nicolás Maduro no cumple con los principios de la organización.

"Lamentablemente, la conducta de Venezuela en la ONU ha ido en contra del espíritu de la Carta de la ONU y sus violaciones de los derechos humanos en su territorio están en conflicto con la letra de la Carta", dijo el día de la elección la embajadora estadounidense, Samantha Power.

En el Consejo, los nuevos miembros tendrán que ocuparse de toda una serie de asuntos de actualidad que han copado la agenda del órgano en los últimos tiempos.

Entre ellos destacan la situación en Siria e Irak, el conflicto ucraniano o, más recientemente, los abusos de los derechos humanos cometidos en Corea del Norte.

Como miembros del Consejo, además, podrán llevar ante ese foro otros asuntos que consideren relevantes.

En el caso de España, por ejemplo, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, ya ha avanzado que su país procurará que el Consejo se implique en el proceso de paz colombiano.

El nuevo Consejo de Seguridad también seguirá analizando el conflicto entre palestinos e israelíes, como lo viene haciendo desde décadas, aunque ya no está en la mesa una iniciativa palestina que fue rechazada el pasado martes.

La propuesta de resolución, defendida por el grupo árabe, exigía a Israel la retirada de los territorios palestinos antes de fines del 2017, pero sólo obtuvo ocho votos de los nueve que eran necesarios, por lo que no fue aprobada.

La presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad corresponderá en enero a Chile, siguiendo el orden alfabético de los países miembros. A España le tocará la presidencia en octubre de este año, después de Rusia.

Tradicionalmente, la primera reunión del consejo de cada mes es para analizar la agenda de trabajo, seguida de una rueda de prensa del presidente de turno. Al ser festivo hoy, esta reunión informativa tendrá lugar el lunes 5 de enero. EFE