REDACCIÓN.- Por 70 años, Marcial Maciel, el hombre que el papa Juan Pablo II consideró como un “guía eficaz de la juventud”, disfrutó del silencio de la Iglesia Católica, a pesar de ser un depredador.
Se trató de un “tremendo error”, según había admitido en una entrevista para la revista católica Vida Nueva, el cardenal João Braz de Aviz, recogida por el periódico El País.
Según un trabajo publicado por eldiario.es, de España, muchos en la Iglesia sabían que en realidad Maciel (1920-2008), fundador mexicano de la Legión de Cristo y afincado durante años en España, era un abusador sexual. También que había cometido numerosas irregularidades financieras, que le permitió construir un entramado empresarial para evadir impuestos entre los años 1990 y 1992, cuando todavía gozaba de la protección del Vaticano.
El medio indica que el negocio de las universidades vinculadas a la congregación religiosa, con más de 300 millones de patrimonio, se administró desde territorios opacos.
En 1948, la Santa Sede recibió las primeras denuncias de abusos contra Marcial Maciel, pero no fue sino hasta que, en 2006, el Papa Benedicto XVI condenó al sacerdote fundador de los Legionarios de Cristo a una vida de oración y silencio, apartado del mundo.
Maciel había abusado sistemáticamente de menores. También mantuvo una doble vida, con varias mujeres y hasta media docena de hijos. La Iglesia, además, estaba enterada del abuso de drogas por parte de Maciel.
Empero, nadie hizo nada por detener a Maciel, quien contaba con el total apoyo de Juan Pablo II, hasta el punto de que el papa hizo caso omiso a las denuncias que, desde 1988, lanzaron algunos de los primeros integrantes de la Legión de Cristo.
La publicación española destaca que con su muerte llegó una reestructuración en la orden: se eliminó toda referencia a Marcial Maciel y a sus escritos. Solo aparece como fundador.
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