NUEVA YORK, Estados Unidos.-Julissa Ferreras, una dominicana, madre soltera y nieta de los zapateros de San Carlos y Santa Bárbara, es quien distrbuye los $75 mil millones del presupuesto neoyorquino.

El presupuesto nacional de la República Dominicana es poco más de $10 mil millones. Julissa assume su cargo con humildad, y exhorta a otras dominicanas a participar en la vida pública estadounidense.

“Necesitamos que todas esas jóvenes mujeres dominicanas se eduquen, ahora mismo necesitamos que las jóvenes educadas salgan a competir por oficinas públicas. Necesitamos más dominicanas preparadas en posiciones públicas. Más Dominicanas comprometidas con el futuro de nuestra comunidad de nuestra nación,” dice Julissa Ferreras.

Ella es la primera persona de color y la pirmera mujer, que preside el poderoso Comité de Finanzas del Concejo Municipal neoyorquino.

“Este es un hermoso momento para ser una joven mujer dominicana”, asegura, porque somos “capaces de ser bastante multiculturales en esta sociedad tan multicultural”.

Supervisa el departamento de Finanzas, la Comisión Bancaria, la Comisión de Impuestos, la oficina del Controlador y todo el movimiento financiero económico de la ciudad de Nueva York

“Yo me puedo sentar con afroamericanos y conectar, con latinos y conectar, con blancas y conectar, creo que esa es una hermosa recompensa de las latinas jóvenes, en particular las dominicanas”, comenta.

“Tenemos más mujeres dominicanas en el gobierno, aunque claramente no hay suficiente, y esperamos que algunas de esas mujeres jóvenes decidan candidatearse, tomar éstas posiciones con sentido de propiedad, sabiendo que pueden ser suyas”, asegura Julissa.

“También es una gran oportunidad para que las mujeres jóvenes dominicanas sientan que pueden ser abogadas, médicas, profesoras y ser increíblemente exitosas en lo que hagan”, dijo.

“Soy nieta de dos zapateros, que se conocian bien, vengo de orígenes muy humildes,” dice. Y asume su cargo con humildad aplastante: “para mi es un privilegio indescriptible, poder servirle a ésta, mi ciudad, a Nueva York, mi casa, mi hogar”.

Francisco Ferreras (Cochá), un zapatero de San Carlos y Gilberto Peláez, un zapatero de Santa Bárbara, dos barrios de Santo Domingo, nunca imaginaron que su nieta repartiría el presupuesto neoyorquino.
Pero, ¿como llegó ahí?.

Debemos preguntar más

Julissa era una niña preguntona, de esas que emboscan a sus padres con muchísimas preguntas.
Recuerda un episodio cuando tenia siete años. Subía con su padre, el conocido activista comunitario y dirigente deportivo Julio Ferreras, a la estación del tren número siete de Junction Boulevard en Corona, Queens.

Y lo ametralló con sus preguntas: “¿Cuánto cuesta el pasaje, dónde lo compras, quien los vende?”.
Julio respondió levantándola hasta la ventanilla de la caseta donde venden las tarjetas, diciéndole:
“Pregúntale a él”, señalando al empleado.

“Le repetí todas mis preguntas y el señor de la caseta contestó cada una de ellas. Recuerdo la sensación, ¡Wao! preguntas, te responden, te explican y aprendes. Con el paso del tiempo entendí que las preguntas producen información, y la información es poder”, reflexionó.

“Cuestionar las cosas, es algo en lo que no nos enfocamos lo suficiene como sociedad”, se quejó. “Y eso es lo que hace a la gente poderosa, porque el poder está en las respuestas”, asegura.

Y Julissa ascendió, de una pregunta a la otra. A los 14 años cuestionaba la situación de su escuela y se convirtió en presidenta del concilio estudiantil. Con 20 cuestionó la falta de recursos en su comunidad, y la designaron como la delegada más joven en la Convención Demócrata que eligió a Al Gore como candidato.

Luego presidió concilios juveniles de la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP) la organización afroamericana más antigua y poderosa del país.

Después de la Asociación Nacional de Oficiales Electos Latinos (NALEO) la organización política latina más importante del país. Ahora Julissa plantea lo que considera “el próximo paso”.

La Gran Alianza

Julissa entiende que todas las minorías étnicas del país deben unificarse para “exigir el respeto que nos merecemos y alcanzar nuestros objetivos comunes. No sólo de afroamericanos y latinos, también los asiáticos, esa comunidad esta creciendo más que la Latina”.

“La única forma sobrevivir y avanzar es trabajando unidos con otros grupos, todos los grupos en un grupo”, suguiere. Julissa cree que la reelección del presidente Barack Obama demostró unidad entre las minorías y manifestó su fe de que, llegado el momento, los afroamericanos apoyarán candidatos latinos.

Esta negra dominicana, nacida en Corona,Queens, está consciente de su realidad y de cómo la perciben. Es alta, esbelta, voluptuosa y hermosa de modales tan dulces y suaves como firmes y fuertes.

“Cuando yo entro a un sitio, primero ven a una mujer, después a una morena, cuando hablo español entonces saben que soy una morena latina”, comenta. Como se mueve con libertad en varios grupos conectando con personas diversas, Julissa ve que el futuro impondrá una alianza política multiétnica.

Desde el 2009 representa el distrito municipal 21, de Corona, Queens, el más diverso del mundo, que también tiene el mayor déficit de aulas en la nación. En sus primeros cinco años Julissa logró que construyeran seis escuelas, “pero no es suficiente”, agrega.

Julissa entiende que una parte importante de la comunidad dominico-americana jugará un papel estelar, en esa gran alianza, aunque ve serios obstáculos en el camino.

Los hombres están asustados

El principal obstáculo de las mujeres en la política, dice Julissa, es el miedo que tienen los hombres.
“Creen que cuando las mujeres tomemos el poder, ellos nunca más lo recuperarán. Pero cuando nosotras las mujeres nos juntamos y hablamos, no nos estamos organizando en contra de los hombres, estamos hablando de empoderar nuestra comunidad”, asegura.

“Y una comunidad que tiene mujeres empoderadas, es una comunidad más fuerte porque ahora esas mujeres están trayendo recursos a sus hogares y educando la próxima generación”, dice.

Presidiendo el comité de Asuntos de la Mujer del Concejo, Julissa convocó a una audiencia para discutir el alto número de suicidio entre las jóvenes Latinas.

Ahí concluyeron, entre otras cosas, que balancear las reglas culturales y disciplinarias de sus padres con las libertades de la cultura estadounidense les crea muchos conflictos internos.

“Recuerdo que cuando estaba creciendo mi madre decía, ‘tu no tienes amigas, la única amiga tuya soy yo’, eso chocaba con la realidad del resto de mis amigas que tienen varias amigas”. Balancear esas y otras presiones no ha sido fácil para muchas jóvenes latinas.

A Julissa también le preocupa que los varones jóvenes, latinos y afroamericanos, tienen una altísima tasa de deserción escolar, y los que no desertan, tienen bajo rendimiento académico. “Al empoderar a las mujeres no debemos dejar al hombre atrás, tenemos que estar conscientes y apoyar al hombre joven de color”.

Aboga por proveerle a los varones ejemplos positivos “que sepan que necesitamos ingenieros, abogados y médicos. Esos sueños de estrellato en basketball y béisbol ya están acabados, quemados y gastados, y total, si eres pelotero no significa que seas mejor ser humano”.

Deben enfocarse, entiende, en lo que nadie nunca les quitará y siempre enriquecerá sus vidas: la educación. Viajar es bueno para ampliar los horizontes, pero la lectura, recomienda, funciona bien y mucho más accesible.

Porque la lectura transporta a otros mundos ofreciendo muchísimas respuestas a múltiples preguntas, cada repuesta trae información y como la información es poder, leer es un acto de empoderamiento.

Con sólo 37 años, experiencia, inteligencia privilegiada y ambiciones políticas, nadie sabe hasta donde llegará esta nieta de zapateros dominicanos, el cielo quizá sea su único límite.

El dato

Con 37 años Julissa es jefa del Comité de Finanzas, supervisa y dirige la distribución de los $75 mil millones del presupesto neoyorquino. Supervisa el departamento de Finanzas, la Comisión Bancaria, la Comisión de Impuestos, la oficina del Controlador y todo el movimiento financiero económico de la ciudad de Nueva York.