SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El Gobierno de España suspendió momentáneamente una investigación científica sobre la agresividad que empezó en 2016 con la aplicación de estimulación eléctrica a 41 presos violentos, entre ellos 15 homicidas, para evaluar si se respetaron los derechos humanos y tras ello autorizar que prosiga o retirarle el permiso de forma definitiva.

El permiso fue concedido con el Partido Popular (PP) en el poder, pero una vez que Mariano Rajoy fue sustituido el 1 de junio 2018 por Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), las cosas están cambiando.

Según el diario madrileño El País, portavoces de instituciones penitenciarias bajo el mando del Ministerio del Interior han dicho esta semana que se trata de una paralización decidida “cautelarmente”, por lo que la segunda fase del experimento solo podrá iniciarse una vez que especialistas del Gobierno estudien a profundidad los resultados de la primera parte. Estos fueron publicados a mediados de enero en la revista especializada Neuroscience

Los presos, que no registraron efectos adversos relevantes con la aplicación de electricidad, se apuntaron al experimento de manera voluntaria, pero al parecer se sospecha que eso no fue tan así. Es una medida adoptada más por sospechas sobre la forma más que por el fondo.

En la revista se lee que la primera parte del estudio tuvo como meta “explorar el efecto de un protocolo de estimulación de corriente directa anodal transcraneal (tDCS, 1.5 mA, 15 min) que, según estudios anteriores, mejora la excitabilidad cortical, aplicada bilateralmente sobre la corteza prefrontal en la agresividad autonotificada”.

La investigación agrupó a delincuentes violentos “discernidos por el grado de agresividad (asesinos versus no asesinos)” y “la agresividad autonotificada se registró antes y después de 3 sesiones tDCS (una sesión por día)”, se especifica en la publicación.

“En ambos grupos de reclusos –concluyó esta primera parte-, los resultados revelaron un efecto reductor de la agresión de tDCS en las dimensiones de agresión física, ira y agresión verbal” y “en la dimensión de hostilidad el tDCS redujo significativamente la agresión solo en el grupo de asesinos”.

El estudio es el trabajo de doctorado de la joven psicóloga andaluza Raquel Martín, de 25 años y con un máster en psicología general sanitaria, quien desde hace tres años trata en dos prisiones españolas a hombres condenados por asesinato y robos con violencia.

Martín efectúa preguntas similares antes y después de las sesiones eléctricas. Coloca electrodos en el cráneo de los reclusos y, durante media hora, procede a la llamada estimulación transcraneal con corriente directa, con el objetivo de activar la corteza prefrontal, un área del cerebro potencialmente relacionada con la agresividad.

“Antes de la estimulación eléctrica, los presos suelen responder de manera muy violenta (…); después de las tres sesiones, se sienten relajados y muchos dicen notar una especie de paz interior”, explicó Martín.

Sus resultados muestran caídas de hasta un 37% en sentimientos como la agresividad física.

El estudio está coordinado por los psicólogos Andrés Molero, de la Universidad de Huelva, y Guadalupe Nathzidy Rivera, de la Universidad Autónoma de Baja California, en México.

Molero muestra su sorpresa ante la paralización cautelar, ya que la segunda fase había sido aprobada por las autoridades penitenciarias el 22 de enero de 2019 y se iba a empezar a llevar a cabo este mismo mes en la cárcel de Huelva, detalló el diario El País.

“La estimulación transcraneal con corriente directa es una técnica no invasiva, portátil, barata y sencilla. Si hay evidencia científica de que funciona, sería cuestión de regular su uso”, defiende Molero. Estudios recientes han mostrado su potencial como tratamiento de trastornos como la ansiedad y la depresión, sostuvo el diario madrileño.