SANTO DOMINGO, República Dominicana.- A Concepción D’Oleo le brotan las lágrimas con tan solo nombrar a su hijo Jonathan, de 24 años de edad, a pesar de que han pasado 4 años de su asesinato.

De tez oscura y corpulenta, se sostiene con fuerza de la barra que asegura el segundo piso de aquel edificio color amarillo donde se encuentra el centro de belleza al que acude a arreglarse. Luce triste y a la vez fortalecida.

Dice que desde que condenaron a los homicidas se resignó a no volver a ver a su hijo, que se dedicaba a brindar servicio de taxi en la zona de Santo Domingo Este.

Con el terror y el dolor plasmados en su rostro cuenta cómo tuvo que reconocer el cadáver de Jonathan aquel sábado santo 2 de abril del año 2010. No lo reconoció al instante en que se lo mostraron. “Estaba negro e irreconocible, todo el que lo vio pensó que era un haitiano por el color de piel tan oscura”.

“Le echaron ácido del diablo en su parte intima, le sacaron los dientes. Lo mataron como a un perro y todavía en la actualidad no sé el porqué”, manifiesta con profundo pesar.

A este joven taxista lo ahorcaron y rociaron con ácido corrosivo, para luego lanzar su cadáver en un solar del sector Los Tres Ojos.

Jonathan Bello D’Oleo fue asesinado por la conocida banda de delincuentes integrada por menores de edad que en el año 2010 fue acusada de asesinar a 7 taxistas de la Zona Oriental de la provincia Santo Domingo, torturándolos y luego matándolos para robarles el dinero y el vehículo con que se ganaban la vida.

“A mi hijo los abordaron los menores que en ese entonces estaban acabando a los taxistas. Mi hijo bastante compasión que les pidió”

“Él los abordó en la Venezuela. Se le montaron 3 primero, las hembras y un varón, y al otro lo recogió más adelante”, relata.

Llora, mientras se lleva la mano a la cabeza mostrando la impotencia que aún la invade al tener la certeza de que su hijo no terminó de crecer y desarrollar sus planes de vida.

Concepción D´Oleo, madre de Jonathan Bello.

Concepción recuerda el día en que condenaron a los homicidas de su único hijo, uno de ellos salió sonriendo de la audiencia y al preguntársele el motivo dijo que era porque pronto saldría de la cárcel.

En septiembre del año 2010, el Tribunal de Niños, Niñas y Adolescente de Santo Domingo Este condenó a 5 y 3 años de cárcel a 5 menores acusados de asesinar a los taxistas, luego de atracarlos en hechos cometidos en distintas fechas y lugares.

Odelis Calderón, Anito Beltrán, Estanilao Cayetano Pascual, Nelson Tavárez Hernández, Joan Manuel Rodríguez y el oficial de la marina Romero González fueron asesinados por la banda de los menores, al igual que Jonnathan Bello.

Los menores no fueron los únicos que participaron en los asesinatos. En los hechos por el cual varios del grupo fueron sentenciados a las mayores condenas que establece el Código del Menor, participó un adulto identificado como Jesús Reyes González, condenado a 30 años de prisión.

Y como si hubiera sido un aviso, 4 años más tarde uno de los compañeros de Bello D’Oleo, quien apoyó a Concepción junto a su hermano mellizo, fue asesinado por dos hombres que solicitaron sus servicios dejándolo abandonado en unos matorrales del municipio de Guerra.

Con una gorra azul que cubre parte de su rostro, Ernesto Samboy de 37 años, pide no detallar como encontró a su hermano gemelo en los matorrales donde lo abandonaron hace más de un mes.

“Fui la persona que llegó primero a identificarlo y fue horroroso, porque a él lo mataron de una forma que era como para no dejar ni un rastro de que estuviera vivo…fue muy feo lo que le hicieron”, dice Ernesto.

Alexander permaneció 14 días desaparecido y lo encontraron en estado de descomposición, pero la autopsia arrojó que fue muerto el mismo día de su desaparición.

Su hermano gemelo, con dolor, insiste en repetir lo mucho que sufrió Alexander esa fecha en que pidieron sus servicios de un viaje de ida y vuelta, desde el centro comercial ubicado en la carretera Mella, Megacentro.

Samboy llamó a su cónyuge minutos antes de ser asesinado por sus dos victimarios. “Él se comunicó con su esposa y hasta le dijo: -¿Por qué duran tanto esta gente?-, que no sabía y después de eso no volvimos a saber nada”.

Cabizbajo y entristecido, el gemelo dice que no pensó que sucediera algo extraño, ya que es normal cuando piden una tarifa a la estación de taxis y más sí es distante. “Él pidió la tarifa hacia la zona de Guerra a un viaje de ida y vuelta”.

Mueve sus manos con desasosiego, la misma que refleja en su caminar hacía el vehículo que maneja. Dice que su familia le pidió no se dedique más al oficio de taxista, ya que temen perder a otro de sus seres queridos.

Carmen Suarez/Acento.com.do

Muestra su nuevo equipo móvil el cual ha tenido que adquirir para estar comunicado siempre con sus allegados.

A su lado, los compañeros de trabajo de Ernesto describen a su hermano gemelo como a  una persona íntegra y todos coinciden en que resulta extraño que las pertenencias de Alexander hayan sido encontradas intactas.

“El hecho de que el carro apareciera intacto, sin ninguna alteración ni daños, crea un pesar en la familia”, expresa.

El dolor de una hija por otro taxista asesinado

“Cuando llego y no veo a mi papá, le pregunto a mi hermano: “¿Dónde está papi?” veo un tumulto de gente y lo que menos tengo en mente es que a mi papá lo mataron”, relata perpleja Liz Polanco.

Liz es hija de Francisco Polanco, muerto de un disparo en la cabeza por otro grupo de menores que formaban una banda junto a 3 adultos.

Fuente externa/Francisco Polanco, taxista asesinado.

Como contando en pares, el 3 de noviembre del año 2012, Polanco pereció al resistirse a entregar el vehículo marca Nissan con el que trabajaba. El vehículo no era propio, sino alquilado.  Polanco debía esforzarse para pagar el alquiler del carro más obtener lo necesario para su sustento y el de su familia.

Un mes antes Francisco sufrió fuertes contusiones producto de golpes propinados por unos asaltantes que le robaron violentamente varias pertenencias. El asalto ocurrió cerca de su vivienda.

“El que muere por enfermedad, ya eso es cosa de Dios, el que muere en un accidente también es cosa de Dios, pero la forma en que mi papá murió no es la justa”

A diferencia de Jonathan y Alexander, Francisco abordó a sus victimarios en una calle cercana a su casa cuando lo detuvieron señalando que una de las jóvenes iba a dar a luz. La menor de 16 años estaba embarazada y fue descargada de los hechos imputados.

“Su carnada fue la muchacha embarazada, pero a ella la vieron en un callejón sacándose trapos de la barriga, se la puso más grande de la cuenta para hacer más grave la cosa”, dice Liz.

La esposa de Francisco Polanco aún no se recupera de la pérdida de su compañero de vida. La noticia le produjo una formación de un coágulo en el interior de un vaso sanguíneo, que le originó una trombosis de la cual no se ha recuperado totalmente.

Muestra su cabellera plateada, indicando que dejó de teñirse desde que perdió a aquel hombre con el que compartió 30 años de su vida. Fruto de ese amor tuvieron 3 hijos.

“Él no trabajaba de noche, ya a las 11 de la noche llegaba a la casa y no se quedaba muy tarde trabajando, por los peligros que hay”. A pesar de que se reguardara temprano por el riesgo de sufrir un asalto, a las 9 de la noche fue la hora en que tropezó con los últimos 5 individuos que vio antes de morir.

“Quizás dirán -si él hubiera dejado el vehículo no hubiera pasado-, pero ¿qué te asegura a ti que lo hubieran dejado vivo después que entregara el vehículo?”, reflexiona Liz, quien el próximo mes se graduará de la carrera de Medicina.

Justicia

Samboy clama por el apresamiento de los hombres que mataron a su hermano, los cuales fueron vistos días después conduciendo el vehículo de Alexander por la zona donde fue encontrado su cadáver, en Guerra.

“Sabemos quién fue porque esa persona porque después que hizo el acto anduvo en el carro del hermano mío y usó su teléfono, pero está prófugo de la justicia”, indica.

Manifiesta temor que las investigaciones se extiendan y no se haga justicia a tiempo, hasta el punto de permanecer años tratando de que los culpables de la muerte de su hermano paguen por su crimen. Señalan que así ha ocurrido en otros casos, como el de la familia Polanco, que tienen 2 años viajando al Palacio de Justicia de la provincia Santo Domingo, en la Charles de Gaulle, sin que todavía se haya logrado un fallo definitivo.

Fuente externa/Familia de Francisco Polanco.

“Ya vamos para dos años en esto y es reenvío y reenvío, cuando es que no lo traen a los presos es que falta el abogado de la defensa”, reclama Andrés Polanco, hijo de Francisco.

El hermano y abogado del taxista, Jorge Polanco, asegura que las audiencias del caso judicial que llevan contra 3 adultos han sido reenviadas 8 veces en lo que va del año.

Explica que el menor fue sentenciado a 5 años de prisión, como lo establece el Código del Menor ante un delito mayor. La joven embarazada fue descargada por encontrarse en estado de gestación.

“Supuestamente fue el menor Julio Yanier García quien disparó, y aunque no fuera así eso es lo que utilizan estas bandas. Toman un menor y lo inculpan a él porque la condena máxima son de 5 años de lo que sea, puede matar hasta 70 gentes y no hay más”, critica indignado el profesional del derecho.

Como hermano aseveró no quisiera encontrárselo en las calles, “no sé qué haría, de corazón”. Wellington Lebrón García, Héctor Rafael Lara Bueno y Carlos Manuel Ramírez, cumplen 3 meses de medida de coerción.

La inseguridad en las calles más allá de las estadísticas

“Particularmente de que el taxista está expuesto y de que sabe que sale de su hogar sin estar 100% seguro y de que no tiene el convencimiento de que regresará a su casa por la ola de delincuencia en que vivimos; aun así, sale a diario a buscar el sustento de su familia”, señala Esteban Frías, presidente Asociación de taxistas de Santo Domingo Este.

Frías informa que más de 40 taxistas han sido brutalmente asesinados en mano de grupos de delincuentes, desde el año 2010.

“El taxista sirve para yompiar (pasar carga a un vehículo que se le descargue la batería), eso es un servicio de un mecánico ¿y quién es que te lo está dando? Un  taxista. También te sirve de consejero porque tanta gente que abordamos con problemas, y como no nos conocen se desahogan con nosotros, con el fin de quizás alivianarse y encontrar una salida a sus problemas”, detalla.

Asegura que los taxistas brindan todos estos servicios porque lo que generan no les da para sobrevivir, no hacen todos los viajes necesarios en un día por la sobrepoblación en una compañía X.

¡Taxi YA!

Como una forma de protección la Federación Dominicana de Taxistas por Comunicación, liderada por Julián Montero, junto a otras entidades y expertos internacionales pondrán en marcha una plataforma para solicitar un servicio de taxis seguro y confiable.

¡Taxi Ya! es una aplicación, que según dice, podrá ser descargada en el aparato móvil y mediante la cual el cliente escogerá las especificaciones con las cuales requiere un vehículo para transportarse.

Apunta que la misma no solo ofrece seguridad a los clientes sino también a los taxitas que estarán monitoreados por el sistema de rastreo GPS, que les brindará una mayor protección en caso de intentos de asaltos.