SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La ONG Casa Abierta criticó hoy que la legislación dominicana sobre drogas ni siquiera mencione el alcohol como sustancia peligrosa y pidió que la muerte este fin de semana de los cinco adolescentes en San Francisco de Macorís, en un hecho que conmocionó al país, sirva “para profundas reflexiones y aprendizajes”.
Bajo el título “¡Esa droga llamada alcohol!”, el director ejecutivo de Casa Abierta, el psicólogo Juan Raddamés, escribió una nota de prensa en la que sostiene que, “en mensajes de voz y videos, los adolescentes evidenciaban que la temeridad juvenil estaba exacerbada por el consumo de esa droga llamada alcohol”.
“Ellos, casi que resignados, anunciaban su muerte, conscientes de la velocidad a la que circulaban. No eran capaces de entender que estaba en sus manos evitarlo”, sostuvo el profesional a modo de preámbulo para rematar que el consumo desenfrenado de alcohol y de tabaco “son las peores drogas que consume hoy la humanidad”.
Si no deja muertes, ese consumo excesivo de alcohol y tabaco lleva a la discapacidad principalmente a adolescentes y a nivel global eso se verifica en que el 12% de las muertes en el mundo son por el consumo de tabaco (8.8%) y alcohol (3.2%).
Las muertes atribuidas a drogas ilegales juntas (marihuana o cannabis, anfetaminas, éxtasis, cocaína, heroína y otros derivados del opio, crack, etc.) son responsables de solo el 0.4%, advierte el texto para subrayar que “estas incoherencias han llevado a la falsa percepción de que el alcohol no es una droga, a pesar de que los accidentes de tránsito en un alto porcentaje están vinculados al consumo excesivo de alcohol”.
Pide por lo mismo que “hagamos conciencia de que el alcohol no solo es una droga, sino una de las más peligrosas y perjudiciales para la sociedad, en especial para nuestros jóvenes”.
“¿Dónde estaban las autoridades de las carreteras a las horas en que esos muchachos viajaban a más de 180 km/hora, sin que nadie les detuviera? ¿Cómo es que estos adolescentes podían comprar alcohol con tanta facilidad y en la madrugada? Estos cinco jóvenes son víctimas inocentes de nuestras incoherencias e indolencias”, sostiene Juan Raddamés.
Alerta que las autoridades “parecen haber desertado de sus obligaciones de hacer cumplir las regulaciones para la venta y consumo de alcohol”, así como del control de velocidad en las carreteras y, “lo más importante, de su responsabilidad para generar espacios educativos para construir una cultura de la abstención del consumo mientras se conduce”.
Pide responsabilidad gubernamental, familiar, comunitaria, de las organizaciones sociales y de vecinos, etc. porque “debemos ser los primeros vigilantes para que se cumplan las regulaciones que prohíben la venta a menores de edad de esa droga llamada alcohol”.