Bogotá, 27 feb (EFE).- Los Gobiernos de América Latina, sobre todo los que no pertenecen a la Alianza Bolivariana, se encuentran ante la recrudecida crisis venezolana en una encrucijada: si opinan se arriesgan a ser acusados de injerencia y si callan, a ser tachados de cobardes.
Después del resonante silencio, con contadas excepciones, que siguió a la detención del alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, acusado de conspirar para derrocar al Gobierno, han surgido voces de preocupación por la situación en el país caribeño y llamados al diálogo entre el Gobierno y la oposición.
Casi todos esos mensajes tienen como rasgo en común la cautela, posiblemente para evitar que haya más leña en el fuego de la polarización en Venezuela.
Las fuerzas de oposición en los distintos países latinoamericanos son las que menos han medido sus palabras y no solo han criticado al Gobierno venezolano por las medidas contra sus adversarios políticos sino a los Gobiernos de sus propios países por no pronunciarse al respecto.
Entre los que están en el ejercicio del poder o de algún cargo ha habido también los que han optado por hablar, pero los que lo han hecho de manera menos cauta son significativamente los que están de salida, como el presidente uruguayo, José Mujica, que entregará el poder a su correligionario Tabaré Vázquez este domingo.
También el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, quien dejará el cargo en unos meses, ha ido más allá de pedir un diálogo en Venezuela, aunque no tan lejos quisieran, entre otros, los opositores de ese país.
Insulza ha expresado "alarma" por la detención de Ledezma e instado a las autoridades venezolanas "a detener los hechos que conducen a una espiral de polarización".
En respuesta, el dirigente opositor venezolano Carlos Vecchio dijo esta semana que "la OEA y sus miembros no pueden callar más y deben revisar que Venezuela cada día se aleja más de los parámetros de la democracia".
Por su parte, Mujica, que en muchas ocasiones ha demostrado nunca tener pelos en la lengua, ha dicho en los últimos días tantas cosas sobre Venezuela que la oposición de ese país le ha pedido información sobre algunas.
En una entrevista publicada este jueves dijo que el "problema que puede tener Venezuela" es que "un día" se pueda ver frente a un "golpe de Estado de militares de izquierda".
La coalición opositora venezolana Mesa de la Unidad Democrática (MUD) le reclamó hoy ser más explícito, porque está en juego es la democracia en Venezuela, según dijeron.
"Si sabe algo que nosotros no sabemos que por favor lo diga", subrayó el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba.
El Gobierno venezolano afirma haber descubierto y desbaratado un plan para un golpe de Estado pero de la derecha y ha involucrado en esa trama al alcalde Ledezma, que ha quedado en prisión preventiva al igual que otros opositores como Leopoldo López y Daniel Ceballos.
Mujica, que también ha dicho en sus últimos días en la Presidencia que no es bueno que en Venezuela haya "presos políticos", ha recibido además un mensaje del excandidato presidencial de la oposición venezolana Henrique Capriles.
Capriles pidió a Mujica, hasta el domingo presidente de Unasur, que el organismo sudamerino frene lo que califica de política de "opresión" del Gobierno de Venezuela y actúe para que los comicios legislativos de este año se hagan de forma adecuada.
También le solicitó que los presidentes de los países miembros de ese organismo suramericano sean informados sobre "la gravedad de la situación política" deVenezuela para que sus cancilleres actúen en consecuencia.
El franco y espontáneo presidente uruguayo también ha dicho hoy que existe "un conjunto de disciplinas" de "resistencia civil no violentas", auspiciadas desde el exterior, con el objetivo de "corroer y derrumbar" Estados y ha mencionado que en el caso de Venezuela "están buscando que las autoridades comentan errores".
A diferencia de Mujica, el próximo presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, calla sobre la situación en Venezuela,
Según informaciones extraoficiales, la coincidencia de presidentes latinoamericanas en Montevideo con motivo de traspaso de la presidencia este fin de semana será aprovechada para tratar de la situación en Venezuela, que también es complicada económicamente.
El secretario general de Unasur, el expresidente colombiano Ernesto Samper, confirmó su presencia en las ceremonias en Uruguay, pero sus portavoces en Quito, sede de la secretaria general, dijeron no tener información sobre si habrá o no una reunión de presidentes.
Entre tanto, aumentan los llamamientos para que Unasur y los países de América Latina en general ayuden a que la crisis en Venezuela no sufra una escalada. EFE