SANTIAGO, República Dominicana.-El entusiasmo por la participación este domingo 26 en la protesta cívica contra la impunidad y la corrupción #CibaoMarcha convirtió a la ciudad de Santiago de los Caballeros en un gigantesco faro verde que iluminó de punta a punta a toda la República Dominicana.

Desde el viernes,  José Luis Taveras, activista de la Fundación MASADA, apostaba la contundencia de la caminata, pero nunca pensó que sobrepasaría por mucho las expectativas de los convocadores.

En la madrugada del domingo comenzaron ciudadanos de todas las regiones del país comenzaron a abordar las guaguas y sus vehículos personales para viajar hacia Santiago de los Caballeros.

En un momento los activistas de Santiago sintieron alguna preocupación, pues los participantes llegaban poco a poco. Entonces el verde se observaba disperso, desgranado. De repente, faltando menos de media hora para las 10 de la mañana, la hora programada para el comienzo de la marcha, Santiago fue literalmente tomado por un maremágnum que poco a poco fue organizándose para empezar la larga caminata de protesta.

Comenzaba entonces a cumplirse el pronóstico de la activista Lucien Carlo, que había advertido que la fuerza de la marcha verde desde el corazón de la región del Cibao sentaría un precedente histórico en reclamo de un mejor país para las presentes y futuras generaciones.

La masa se fue haciendo más compacta, y aunque cada grupo o persona individual expresaba su creatividad para protestar, se fue creando una especie de fresco gigantesco y armonioso sobre el suelo de Santiago.

La marcha avanzó y entro en el corazón de la Ciudad Corazón a través de la histórica calle Del Sol. La legendaria vía parecía de pronto una gigantesca serpiente verde encantada por las consignas y la música de protesta, levantando a lo más alto la esperanza del pueblo dominicano que anhela castigo a la corrupción y cese de la impunidad.

Gente que pintaba carteles, otros procuraban obtener una indumentaria verde, sin importar cuál fuera, otro que coreaban una consigna, un grupo que toca alguna música alusiva a la protesta. En fin, allí se conjugaban en armonía el verde que identifica la lucha contra la corrupción y la impunidad con el copioso follaje de los árboles que cubren toda la avenida Hermanas Mirabal.

Raúl Pérez Peña (Bacho) y sus amigos, con su cartel gigante reclamando “cero impunidad”, se mostraban más entusiastas que nunca. La creatividad popular fue puesta en cada consigna coreada para exigir el encarcelamiento de los sobornados por la constructora brasileña Odebrecth.

No se dejaba espacio a la duda de que la cita en Santiago de  los Caballeros, apoyada por dominicanos y dominicanas de todas las regiones, sería una de las más contundentes.

Y mientras continuaba llegando la gente vestida de verde, cual río desbordado, los agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) colaboraban orientando a caminantes y automovilistas. No faltó quien bromeara con el color verde los agentes de la Amet haciendo referencia a un posible apoyo a la protesta.

Y si vivo e intenso se tornaba el ambiente en el punto de reunión, desde los barrios populares de Santiago se reportaba de un gran entusiasmo con la protesta, como ocurría en la frontera de los barrios La Joya y Baracoa.

Pocos minutos después de las 10 de la mañana, empezó la movilización. Pese a que se suponía que los manifestantes debían esperar una especia  banderazo inicial, el entusiasmo se desbordó,  pero una vez dado el primer paso no hubo forma de detener la caminata. Santiago y el país estaban en eso, en la marcha verde, en el reclamo de justicia contra la impunidad y la corrupción.

Gente de todas las edades, familias completas, de todos los roces sociales y niveles económicos,  activistas sociales,  comunitarios, políticos, empresariales y religiosos, no se perdieron un paso de la manifestación, aun cuando ya los árboles de la avenida Hermanas Mirabal ya no les protegían del ardiente sol.

La marcha avanzó y entro en el corazón de la Ciudad Corazón a través de la histórica calle Del Sol. La legendaria vía parecía de pronto una gigantesca serpiente verde encantada por las consignas y la música de protesta, levantando a lo más alto la esperanza del pueblo dominicano que anhela castigo a la corrupción y cese de la impunidad.

La caminata avanzaba y la gente se sumaba,  empleados de las tiendas y otros negocios, así como clientes  se quedaban con la historia de #CibaoMarcha en sus teléfonos móviles y ponían las imágenes en los espacios de las redes sociales. Subían a las redes todo cuanto vivían, como ágiles reporteros ciudadanos.

En algunas esquinas no faltaron mujeres y hombres indiferentes a la protesta y al contenido de los reclamos cívicos, como si se tratara de hechos y situaciones lejanos a su realidad. Mientras tanto, continuaba el río humano desde la avenida Francia hasta la avenida Presidente Antonio Guzmán Fernández, la segunda vía tomada por la manifestación cívica luego de la avenida Hermanas Mirabal.

“¡El pueblo unido, jamás será vencido!”, “¡a la cárcel, los corruptos!”, “¡Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el Gobierno!”. Estas y otras consignas, acompañadas de música popular,  eran coreadas una y otra vez por los manifestantes que caminaron  hasta la avenida Francia, con  avenida Las Carreras,  donde se ubicó la tarima para recibir en Santiago a los distinguidos invitados procedentes de todo el país.

La comunidad LGTBIQ no se quedó atrás. También tuvo su representación, como siempre, en la manifestación. Su presencia junto a la de religiosos de diversas denominaciones cristianas, hablaba de la amplitud del movimiento y de su carácter incluyente.

El gentío, sudando por el ardiente sol, se convirtió en un atractivo mercado para los vendedores ambulantes de agua, cocos, frío frío y una que otra picadera.

En el desfile se  exhibieron carteles alusivos al desfalco de funcionarios al Estado dominicano y sus vínculos con la multinacional Odebrecth. También hubo críticas a los empresarios que de una u otra forma han estado mezclado a los negocio de la compañía brasileña.

Desde la tarima, el legendario locutor Ramón De Luna llamó a los encargados de pronunciar breves discursos, entre ellos el médico y abogado Ricardo  Nieves, y la joven activista Altagracia Kubinyi, que tuvo a cargo la lectura del Manifiesto del Cibao, con los puntos de exigencia al Gobierno dominicano (ver historia relacionada).

Lllamó la atención el mensaje mostrado por el padre César Hilario: “Se  habla mucho de corrupción, pero lo que hace más daño es la impunidad, porque es la causa de la corrupción”.

El músico Fellé Vega fue parte de la propuesta musical, en la cual participaron además varios jóvenes raperos y el comediante y comunicador Trompo Loco.

Al concluir la actividad, los autobuses comenzaron a marcharse, pero las consignas y la música se mantuvieron con el mismo ánimo del principio, como si la luz verde de Santiago de los Caballeros se hubiese expandido a toda la República Dominicana.