El obispo de la Diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia de Higüey, monseñor Jesús Castro Marte, urgió este martes al gobierno a llevar a cabo una reforma de la Policía para garantizar la seguridad de los dominicanos, esto a raíz de los casos de muertes injustificadas de ciudadanos a manos de agentes del orden.

"La Seguridad ciudadana conjuntamente con la reforma de la Policía no puede continuar postergándose en comisiones y mesas de diálogos, donde sólo se recuerda su urgencia cuando sucede un acontecimiento trágico que consterna a la sociedad", indicó el prelado.

Señaló que el tema de la “Seguridad ciudadana” se ha convertido en una preocupación de toda la sociedad dominicana, así lo evidencian las diferentes encuestas que se realizan y publican en el país.

"Se trata de una deuda pendiente con el pueblo dominicano que se viene arrastrando por generaciones", agregó.

Castro Marte indicó que hasta ahora, todas las administraciones gubernamentales se han quedado en planes, creación de comisiones, titulares de prensas, sin resultados concretos.

"Estamos saliendo de una crisis sanitaria y económica que ha representado un gran reto para el país, entendemos que son muchas las demandas que tiene el Gobierno, que atravesamos un momento complejo, pero nos parece oportuno sugerir al Sr. Presidente de la República que priorice el tema de la Seguridad ciudadana y la Reforma de la Policía Nacional, encargando una mesa de trabajo con expertos en estas materias, que sugieran medidas a implementar en lo inmediato. Además, sería oportuno solicitar la cooperación de países con amplia experiencia en estos temas".

 

A continuación, la declaración de Jesús Castro Marte

 

La seguridad ciudadana, entre la violencia y la salud mental

Por Mons. Jesús Castro Marte

Obispo de Higüey

 

El tema de la “Seguridad ciudadana” se ha convertido en una preocupación de toda la sociedad dominicana, así lo evidencian las diferentes encuestas que se realizan y publican en el país. Se trata de una deuda pendiente con el Pueblo dominicano que se viene arrastrando por generaciones. Hasta ahora, todas las administraciones gubernamentales se han quedado en planes, creación de comisiones, titulares de prensas, sin resultados concretos.

Enfocados en la abrumadora realidad material y la exposición mediática de la violencia muchas veces se ha perdido de vista la cuestión de la salud mental, tema neurálgico de esa discusión y su relación tan estrecha con los hechos de exagerada violencia que estamos viviendo. La gran mayoría de estos actos extremos están mediados por condiciones previas de personas con trastornos mentales, desequilibrios emocionales y sociales. La familia misma no tiene garantizada la seguridad en quienes la encabezan y salir a la calle, es cita con la muerte; todo ello describe una extraña ecuación, no resuelta, entre violencia y salud mental.

Lo que estamos viviendo muestra una sociedad enferma, rota y desquiciada, donde la vida no vale nada; importa la ostentación, la prepotencia, el individualismo, que raya en un tipo de “esquizofrenia social”. Lo que se vive parece ser una mezcolanza extraña entre pretensión, mito y realidad; o como se dice en el argot juvenil, hay gente que se cree su propia película.

La Iglesia católica en diferentes ocasiones se han referido al tema de forma institucional, a través de los Mensajes que tradicionalmente dirigen los obispos dominicanos cada 27 de febrero, quienes se expresaban en los siguientes términos en Mensaje del 27 de febrero del año 2018: “en el país aún persisten males que perturban el ambiente de paz, como son la inseguridad ciudadana, la violencia contra la mujer, la impunidad, la irresponsabilidad y deficiencia de los cuerpos de seguridad”.

En términos personales, pensamos que el llamado a enfrentar la “inseguridad ciudadana” que vive el país se ha convertido en una constante y urge darle una respuesta. En declaraciones pasadas expresaba, y quiero ser reiterativo al respecto, mi preocupación por el tema de la seguridad ciudadana y los altos niveles de violencia que tenemos como sociedad, al tiempo que hacía el llamado con tono enérgico a las autoridades, a no permitirle a la delincuencia “continuar ganando terreno”.

Soy consciente de que se trata de un tema complejo, con muchas aristas, que merece ser abordado íntegramente, pero se debe pasar del discurso a la acción, de las promesas de campañas al cumplimiento, de los planes a la ejecución.

La Seguridad ciudadana conjuntamente con la Reforma de la Policía no puede continuar postergándose en comisiones y mesas de diálogos, donde sólo se recuerda su urgencia cuando sucede un acontecimiento trágico que consterna a la sociedad.

Estamos saliendo de una crisis sanitaria y económica que ha representado un gran reto para el país, entendemos que son muchas las demandas que tiene el Gobierno, que atravesamos un momento complejo, pero nos parece oportuno sugerir al Sr. Presidente de la República que priorice el tema de la Seguridad ciudadana y la Reforma de la Policía Nacional, encargando una mesa de trabajo con expertos en estas materias, que sugieran medidas a implementar en lo inmediato. Además, sería oportuno solicitar la cooperación de países con amplia experiencia en estos temas.

Las medidas que se tomen han de ser certeras e inmediatas, pues, se ha convertido en una creencia popular el hecho de que cuando no se le quiere dar soluciones reales a una problemática se crean “comisiones”. El pueblo ha perdido la fe en esas comisiones de trabajo, que en muchas ocasiones han producido valiosos aportes, pero sin dar los resultados esperados por la sociedad, puesto que no se les da continuidad y mucho menos se aplican. Consideramos que es el momento para que el Gobierno asuma con valentía estos temas desasosiego e inestabilidad social, con la certeza de que cuenta con el apoyo irrestricto de todas las fuerzas vivas de la Nación.