MADRID, España.-El general Then protege, es policía. El verbo lo esgrime cual espada del medioevo con sabor a inquisición. El Ayatola Then, para más señas Eduardo Alberto, no pongo su nombre en farsi iraní (lengua popular persa) porque no dominio ese idioma.
El general Then protege y, a su modo y en el mejor estilo de la guardia, lee como quiera.
Pero no es su culpa, a veces para algunas cosas se tiene el cerebro ancho y para otras, estrecho.
Desconoce el concepto libertad y libre circulación, que él debe proteger.
Con mentalidad de Ayatola ha concebido su Sharia de vestimenta, menos letal que la Sharia de verdad, porque esta última implica y está basada en el ojo por ojo diente por diente del viejo testamento de la Biblia cristiana.
Pero el Ayatola Then ha hecho un código de vestimenta, lo defiende y lo pelea.
En la mentalidad esclavista que tienen los extremistas musulmanes las mujeres deben andar con ropa que no muestre el cuerpo, porque Alá castiga. Tienen que andar en fundones negros, como si todo el tiempo pagaran un luto por su propio cuerpo. Pero como las mentes son libres de pensar, uno también pudiera pensar que los hombres de esa confesión fundamentalista son tan inseguros (millones de eyaculadores precoces que apenas pueden con una mujer pero tienen 5 y 6) que mentalmente el tema de que sus mujeres sean vistas tales cuales son, les genera inseguridad integral, les provoca un disturbio interior.
En el caso de Santiago, debemos recordar que el autodeclarado Ayatola uniformado no es dueño de las mujeres de esa ciudad. El sistema que quiere imponer, en el ayatolismo depende mucho de las propiedades generales del llamado Islam (que cada vez más tiene muchas interpretaciones, las mismas van desde la muerte en masas de inocentes en nombre de Alá, hasta la lapidación de niñas para impedirles aprender leer, o torturas y secuestros para que las mujeres no huyan de estos infiernos en pleno siglo XXI).
"…las mujeres de esa ciudad y del país entero no pueden estar sometidas -sean policías, militares o simples ciudadanas que requieren un servicio- a las obnubilaciones de un general Ayatola que no sabe ni dónde vive y desconoce como autoridad la Constitución que rige al país donde él trabaja como empleado público, pero con uniforme…"
Si he querido ser tan gráfico, es para tener en cuenta el desvarío del Ayatola uniformado Then en Santiago, porque hoy es con código de vestimenta a lo Ayatola, mañana podría ocurrírsele -pensando él que protege dignidades femeninas- la lapidación o la horca en el mejor lugar público, porque los Ayatolas -uniformados o no- se arrogan el derecho de decidir por los demás en nombre del dogma de una religión que algunos han cubierto de sangre y espanto.
Recomiendo a todas las instituciones femeninas de Santiago, porque todavía vivimos en un país republicano y de códigos occidentalistas, que eleven una instancia al Tribunal Constitucional, para que haya un antecedente claro de que las mujeres de esa ciudad y del país entero no pueden estar sometidas -sean policías, militares o simples ciudadanas que requieren un servicio- a las obnubilaciones de un general Ayatola que no sabe ni dónde vive y desconoce como autoridad la Constitución que rige al país donde él trabaja como empleado público, pero con uniforme.
Si llegara a confirmarse la versión del tema del "negocito" de ropas alquiladas para cumplir con el código, lo cual es antihigiénico, de mal gusto y peligroso para la salud cutánea, el objetivo del Ayatola General sería peor y de mala fe.
Alguien por aberración puede hacer un código de vestimenta concebido en ideas extraviadas, pero si además tal disfraz le sirve a otros para hacer negocios, el tema es peor y de mayor vergüenza ajena para quien ejerce un poder público en beneficio de unos oportunistas.
Jefe PN de Santiago impone “Código de Vestimenta Decente” a las mujeres que acuden a buscar ayuda
La Gobernación, que representa el poder civil en la provincia de Santiago, no debe hacerse cómplice de este general que en materia de derechos anda medio lobo y ayatolado, que no atolondrado.
Y no deja de resultar curioso que en el gobierno, cuando estos brotes paganos de fuerza y sometimiento se producen, casi nadie dice eta boca es mía. Estas son las ocurrencias de fuerza y brutalidad que nos llevan al peor pasado y generan en los cuerpos castrenses perfiles de mentalidades que hoy parecerían imposibles de creer.
No hay que esperar que la mala raíz del ayatolismo militar siga creciendo en Santiago y sería ideal que el jefe de la Policía Nacional, como solución inmediata, traslade al general Then, el Ayatola
Ciabaeño, a Teherán, para que su sueño de sometimiento femenino se cumpla como su gran epifanía, pero allá, lejos de Santiago y sus contornos. Así se evitaría que una tardecita decrete latigazos a todas aquellas mujeres que con su libertad y a pleno derecho hacen mierda del invento del codiguito de vestimenta.
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