SANTIAGO, República Dominicana.- Eran las 7:00 de la noche del jueves 12 de febrero del 2015, cuando una de las juezas del Tribunal Colegiado de Montecristi, leía el dispositivo de la sentencia, en la cual se anunciaba la libertad del dirigente comunitario de nacionalidad haitiana, Jackson Lorrain (Jhonny), quien había sido acusado de pagar para que mataran a su compatriota Adelina Charlot, en junio del 2013.
“Solo puedo decir, que hoy Jhonny es un hombre nuevo, es un triunfo no solo para Jhonny, sino para simpatizantes”, refirió Jhonny en sus primeras palabras, mientras caminaba delante de los guardias, que lo llevarían a dormir por última vez la fortaleza, mientras se completaba el trámite para su libertad y regreso a casa.
Para Lorrain, su esposa Rosiline, familiares, amigos y allegados todo se tradujo en alegría, porque la justicia se ponía de su lado.
No se pudo probar en los tribunales que el dirigente comunitario y defensor de los derechos laborales de sus colegas haitianos, tenía que ver con la muerte de Adelina Charlot, cuyo responsable Joel Charlet (Joel Chan), ya había admitido la culpa, desde la fase preliminar del proceso, de ahí que sobre él se impuso la pena de 20 años de cárcel, como pena máximo, tras entender que no hubo un asesinato planificado, sino un homicidio.
Así entendieron las los juezas, Martha Sanz (presidenta), Katia Nebo y Marizol Reynoso, quienes, tras evaluar las pruebas por el Ministerio Público, en contra de Jhonny, concluyeron en que no había una asociación con Joel Chan para matar a Adelina Charlot.
Contra el dirigente comunitario de nacionalidad haitiana, colaborador del programa de Solidaridad Fronteriza y defensor de los trabajadores campesinos de las zonas bananeras de Montecristi se tejió un expediente para ligarlo a la muerte de Adelina Charlot, porque representaba una retranca para los patrones de las fincas, que violan los derechos a los obreros que contratan para las plantaciones de bananos y otros cultivos, asegura Rosina De la Cruz Alvarado, quien asistió a Jhonny, en todo el proceso, como representante legal.
“Me siento feliz”, expresaba Jhonny, mientras a su esposa Roseline le faltaban palabras y le sobraba entusiasmo para dejar ver su alegría por la libertad de su compañero de vida u de lucha.
Roseline, quien cumple 31 años, en diciembre del 2015, es madre de dos hijos, fue una de las entrevistadas como testigos, en la etapa final del proceso judicial, dijo al equipo de acento.com.do, que había vivido la mayor angustia de su vida, en todo este tiempo de reclusión que tuvo su marido.
También aportó todo lo que sabía del caso, el sacerdote católico, Regino Martínez, quien en el tribunal habló de los aportes de Jhonny a los trabajadores.
No lo querían soltar.
El anuncio oficial de la libertad de Jhonny se conoció de manera pública a las siete de la noche, pero debió esperar al siguiente día, es decir, al viernes 13 de febrero del 2015, para que se completara el proceso, situación que regresó la angustia a muchos de sus allegados, debido a que los trámites se atrasaron.
“Desarrollaron toda clase de marrulla para dejarlo preso, aún cuando estaban dada todas las condiciones para que se fuera a su casa”, cita una fuente en relación a proceso de la libertad de Jhonny.
Negar que habían recibido la comunicación, que no habían sistema para facilitar la redacción e impresión del documento oficial y otros argumentos fueron usados como excusas para que el libertado pudiera salir del penal y encaminarse a hasta su casa en la comunidad de Ranchadero-municipio de Guayubín en la provincia de Montecristi.
Otros detalles.
Fue en esa comunidad donde ocurrió el hecho que dio al traste con la muerte de Adelina Charlot, a quien Joel Chan, aseguró haber matado, porque de lo contrario, ella lo mataría a él, así lo estableció en su reflexión final ante el tribunal.
Franlkyn Nicolás, identificado como hijo de la víctima, Adelina Charlot, era el querellante del caso y quien exigía justicia, así lo dejó establecido en su comparecencia de cierre en el juicio.
A lo largo de todo este proceso en contra de los dos extranjeros de nacionalidad haitiana, hubo un enfrentamiento de dos sectores, por un lado, grupos que representaban al sector de los jefes agrícolas que buscaban deshacerse de Jhonny y la otra cara de la moneda que era la defensa de Jhonny, que siempre insistió en había una trama para condenarlo para mermar su trabajo comunitario y de defensa de los derechos humanos.
Objeción a la prensa.
Algunas voces de la parte acusadora, se aferraron al discurso de que la presencia de la prensa, en las audiencias, era una estrategia de los defensores, para ejercen presión.
El principal abanderado de esta posición era Rubén Núnez, un abogado asalariado que asumió la representación del querellante, pero que fue dejado fuera del tribunal, por decisión de los jueces. El profesional del derecho llegó a vociferar en los pasillos del plació de justicia que Jhonny, sería condenado, con prensa y sin prensa, porque ya estaba bueno de relajo.
“Acento!, esos son unos mercenarios”, vociferó el fiscal Milvio Ramírez, a su salida de la sala de audiencia, en una de las pausas del juicio, el representante del Ministerio Público, que llevó el proceso, dijo que nada, ni nadie impediría que se condenaran a Jhonny.
Tanto el magistrado Milvio Ramírez, como la fiscal Ybelka Casillo Lemoine, responsable de armar la investigación en el caso de Jhonny, se quejaron de la presencia de la prensa en el tribunal y solicitaron la presidenta del tribunal Martha Sanz, que impidiera la filmación del proceso, la petición del Ministerio Público, fue aceptada en la audiencia del 27 de enero del 2015.
En una acción posterior el tribunal sugirió al equipo de acento.com.do, solicitar por escrito un permiso para la cobertura del proceso, el permiso fue aceptado y firmado por la Secretaría del Tribunal, por orden de Sanz, para las audiencias siguientes.