SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Al momento del siniestro el piloto Roberto de Jesús Lanfranco Ureña, coronel de la Fuerza Aérea, cumplía con todos los requisitos según el reglamento aeronáutico, y en sus contactos con el Centro de Control del Tránsito Aéreo no reportó situación de emergencia alguna, informó el Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC).

La entidad agregó que Lanfranco Ureña, de 38 años de edad, estaba habilitado para vuelos civiles mediante la licencia de piloto del IDAC  número 03104072214-PC, vigente.

La aeronave marca Eurocopter, según los registros, también estaba en cumplimiento con las normativas aplicables, confirmó la institución.

El IDAC confirmó al mediodía de este viernes el accidente de la aeronave matrícula N124ML que en la noche del jueves se reportó como desaparecida. La hora de salida de la aeronave desde Río San Juan  fue a las 5:48 de la tarde y se esperaba su arribo a La Romana a las 6:37 minutos.

Un informe suministrado a la Dirección General explica que a  las 6:37 de la tarde del jueves 22 de noviembre se recibió la noticia de que se perdió contacto con  la aeronave que se dirigía a La Romana en la región este del país, procedente de Río San Juan de la provincia María Trinidad Sánchez en el nordeste.

Antes del mediodía de este viernes se ubicó la aeronave accidentada a una milla del batey Cacata, en la provincia La Romana.

Detalló que el personal del IDAC, de la Fuerza Aérea Dominicana y de la Comisión Investigadora de Accidentes e Incidentes de Aviación confrontaron dificultades para acceder al lugar del siniestro, debido a la gran maraña de malezas que cubren el lugar.

El helicóptero matrícula N124ML transportaba cuatro pasajeros, quienes al igual que el piloto fallecieron en el accidente. La revelación de sus nombres estará a cargo de las autoridades guiadas por la Comisión Investigadora de Accidentes e Incidentes de Aviación  (CIAA), a cargo la investigación y el informe final del suceso.

Se ratificó que pasadas las dos de la tarde del viernes los cuerpos sin vida estaban siendo levantados para ser trasladados al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) en la ciudad capital.