“La historia de la lucha de clases en diversos procesos revolucionarios ha demostrado que es posible en una coyuntura determinada, producir acuerdos, pactos y compromisos entre fuerzas políticas que sin tener coincidencias estratégicas, sí tienen coincidencias tácticas en esa coyuntura. Coincidencias que han podido ser en base a definir el blanco principal del momento, los objetivos en el corto plazo o los métodos de luchas a implementar”. Francis Santana MPT

Un movimiento revolucionario que no asimile sus aciertos y los desaciertos, está condenado al fracaso y vivir aislado del pueblo. Quizás, es la razón, entre otras cosas, fundamental de tener, con el dolor del alma, una izquierda dividida, inventado y no hacer uso adecuando de la crítica y la autocrítica, no golpes de pecho, para corregir los errores y avanzar con más experiencia.

El momento histórico en que transita la sociedad exige la unidad de sus fuerzas políticas, económica y sociales, para encauzar los destinos de la patria por verdaderos senderos democráticos que conlleven a un estado de derecho,  garantizando los derechos fundamentales consagrado en la Constitución de la República.

Pero, llegar a ese estado derecho, no se logra andando con los responsables y sectores de la ultraderecha, del descalabro ético y moral de la sociedad dominicana. Aquellos que en su oportunidad instalaron, en el Estado, una estructura corrupta y de impunidad nunca visto en la historia republicana. Seguir por ahí, es cavar su propia tumba.

Sí, es verdad que con la salida de Leonel del PLD, el escenario electoral ha cambiado significativamente. Lo que permite derrotar al PLD corrupto con mayor contundencia. Cuidado, se puede caer en las garras de un león herido, con deseos de venganza y de llegar al gobierno nuevamente. Leonel y su Juntos Podemos es la encarnación de la corrupción, el negocio mafioso y la perversión.

Cualquier alianza para derrotar el PLD no conduce, necesariamente, hacia el cambio democrático. Para ello se necesita voluntad política, un programa «incluyente, anticorrupción y desarrollo de la producción nacional» de gobierno coherente y un presidente que defienda la autodeterminación de los pueblos y lo no injerencia en los asuntos internos de los Estados. Sin esta relación, directamente proporcional, estaremos alimentando “cuchillo para nuestra propia garganta”.

El proceso electoral es una coyuntura que contiene momentos, en movimientos, que se presentan independientemente de nuestras voluntades, deseos; son resultados de contradicciones económicas, políticas y sociales de las clases sociales en disputas por el poder. Las coyunturas son como los ciclones, hay que prepararse, para las eventualidades, y cuando surgen darle seguimiento, no dormirse en sus laureles, porque puede sorprender. Nuestra izquierda no se prepara, pero tampoco utiliza los instrumentos correctos para vigilarla, me refiero a la coyuntura…

Señores, esto da pena y ganas de llorar. Cada cuatro años las mismas cantaletas, los mismos argumentos y lamentos, las mismas descalificaciones y acusaciones. Al final, quedan aislados, no hay provecho alguno, y después salen con el rabo entres las piernas, como si nada. Tengo tiempo escribiendo, en las redes, sobre la presente coyuntura electoral y sobre la unidad de los revolucionarios para enfrentar los desafíos con éxitos. Y nada, cada cual vendiendo chucherías en el barrio, con su ventorrillo.

¿Cómo aprovechar la coyuntura electoral?  El tiempo apremia, dejaron ablandar las habichuelas, se quemaron. Importantes grupos y personalidades revolucionarias han pactado con el PRM, lo que debilita, en gran medida, la fuerza, autoridad, que pudiera exhibir la unidad, por lo menos una parte, de la izquierda revolucionaria. No cuestionamos el papel protagónico del PRM para derrotar al PLD. Sí cuestionamos la forma y los procedimientos aplicados, y el papel mediático jugado por Leonel  y su grupo Juntos Podemos.

No he ocultado las posibilidades de alianza alguna, compromisos y acuerdos políticos con otras fuerzas, sobre la base de un programa de gobierno y acuerdos, para salir del PLD. Lo que critico, lo reitero de nuevo, es seguir chocando con la misma piedra, sin aprovechar el momento, haciendo el ridículo cada cuatro años. Desaprovecharon la unidad de los revolucionarios para enfrentar los desafíos coyunturales y crear un nuevo escenario que nos permita avanzar hacia el poder.