Hemos tenido una semana ambiental muy activa. El 16 de septiembre fue el Día Mundial por la Protección de la Capa de Ozono, el 17 de septiembre el Día Mundial de Limpieza de Playas, y todos estos días ocurren bajo el marco del 74avo período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas que inicia un nuevo período de trabajo de este importante cónclave mundial.
Todas estas actividades se llevan a cabo, igualmente, en el marco de los efectos que se viven a nivel planetario del aumento de las temperaturas por el cambio climático, producido por las altas y constantes emisiones de gases de efecto invernadero que la industria de los combustibles fósiles se niega a disminuir.
Lo significativo de este momento es la vinculación de la juventud a nivel mundial en el proceso de participación para la exigencia de un cambio en las formas de producción y reproducción del sistema de consumo, que provoca en mayor o menor medidas, las emisiones contaminantes a la atmósfera.
Y la vinculación de esa juventud tiene un asidero muy importante: encontrase con la realidad de la inseguridad sobre la vida en el futuro, SU VIDA. Los niños que han nacido en esta última década serán los niños cuya vida se desenvuelva durante este siglo XXI. Y las consecuencias del cambio climático sobre el planeta no prometen para ellos una vida satisfactoria si, como vamos viviendo, hacemos como que no nos enteramos de que no tenemos otro planeta de dónde extraer recursos, no tenemos otro planeta para mudarnos, no tenemos otro planeta para corregir lo que no hacemos como debemos.
Hace unos años todavía la gente dudaba de que este modelo de vida estuviera en crisis. Por más que hacíamos señalamientos, nunca hubo una respuesta positiva, se sugería que planteara un modelo alterno a ver si sería aceptado. Hoy, llegó el día de aceptar la equivocación de haber considerado que se estaba en el lado correcto de la historia de la humanidad con este modelo civilizatorio y forma de vida depredadora de la naturaleza y consumista de vanalidades.
Las medidas que se ofrecen asumir son muy variadas. Ya las expondremos oportunamente. Mientras tanto, nos sentimos honrados de formar parte de un mundo que quiere vivir en armonía con la naturaleza. Participamos de la limpieza de playas, del aprovechamiento y reducción de los residuos sólidos y la disminución de su producción. Promovemos la agricultura orgánica y la alimentación saludable.
Muy notorio y significativa ha sido la participación de niños y jóvenes de diferentes latitudes del planeta en las actividades de la Cumbre del Clima, donde expusieron las realidades de sus comunidades y sus naciones. Las situaciones son críticas, como la terrible de los incendios que ha sufrido la selva amazónica, parte de lo que pudiera, DEBIERA SERVIR DE MODELO, para que la cultura occidental que ha llevado al planeta a esta crisis, aprenda cómo se viven más de 10 mil años en armonía con la naturaleza como lo han hecho las poblaciones ancestrales amazónicas. La participación y preocupación de estos jóvenes debe servirnos de llamado de alerta permanente para que este cambio sea desde hoy en adelante.
Que esta Cumbre del Clima no sea solo un evento más, sino que ayude a concienciar, a reunir, a hacer conjunción de acciones para que se difunda la necesidad, la urgencia de un cambio en la visión de la relación de la sociedad con la naturaleza. Esto cobra relevancia porque en nuestro país existe mucha juventud distraída, desinformada. Muchos de nuestros jóvenes urbanos no participan en actividades multitudinarias, tal vez pensando que ello solo corresponde a actividades políticas. Pero no es así. La participación, el interés y el conocimiento de los jóvenes sobre la realidad que estamos viviendo son más urgente hoy en día. Y más necesaria aun debido a nuestra situación de fragilidad, porque vivimos en una isla, cuyos recursos naturales tienen mayor riesgo frente a eventos climáticos.
De manera que hagamos de esta Cumbre Climática el inicio de nuestra participación activa por la recuperación de nuestra naturaleza. Que las acciones que hemos llevado a cabo en perjuicio sean revertidas gradualmente. Que tomemos conciencia y nos pongamos al tanto de conocimientos necesarios para entender lo que hemos perdido hasta ahora en recursos y lo que necesitaremos en 10, 20 o 30 años para solventar nuestra vida y disfrutar con sonrisas de nuestros nietos, que llegarán dentro de muy poco. Seamos optimistas.