Hablar sobre trabajo en equipo tiene dos riesgos, puede sonar muy teórico o muy práctico. Me gustaría hacer con ustedes el esfuerzo de ver el trabajo en equipo desde la mera experiencia y llevarla a proceso de análisis un poco más profundo, hacerlo al revés de lo que usualmente se hace. ¿Qué hace que un equipo tenga trabajadores estrellas, y el equipo se desempeñe a un bajo nivel? Llevo unos meses analizando, y pensando sobre cómo se comportan los equipos en los diferentes ambientes de trabajo. Casi todo el resultado de un equipo de trabajo viene dado por el liderazgo, el ambiente y la reputación que tenga la organización frente al empleado. En pocas palabras el desempeño de un equipo no depende solamente de tener buenos “perfomers”. Estas tres características pueden hacer que el mejor empleados se desempeñe de manera inadecuada, a pesar de ser muy buenos.
Los mejores empleados bajo una dirección ineficaz y un ambiente odioso, pueden bajar a su nivel de desempeño a cero. Imagina por ejemplo que entras un banco a trabjar como supervisor con la mejor de las energías y motivado y con deseos de contribuir a la organización… te encuentras con un equipo con un pobre dirección donde los empleados no pueden ser ellos mismos, no tiene libertad para ejecutar y tampoco participación en las decisiones o peor aún se sientes usados y no valorados. Es imposible el mejor de los empleados no sufra consecuencias de ese nefasta dirección.
A veces lo difícil no es saber las razones por las cuales está pasando esto, sino vivir en este ambiente. Muchos de nosotros hemos pasado por etapas difícil de trabajo en las que el trabajo influye en nuestro estado de ánimo, visión de las cosas y optimismo. ¿Qué provoca la pobreza de liderazgo y dirección en un equipo?
Primero causa como consecuencia una queja constante que advierte cambios en los ambientes de trabajo. Iniciamos un proceso de desconfianza y poco valoración hacia una empresa que pensamos una vez que era ejemplar.
Todos hemos caído en esto alguna vez, nos desconocemos, nos vemos extraños, comenzamos a caer en ese declive y a hacer cosas que nunca nos propusimos hacer. Podemos perder interés en esas metas que una vez nos propusimos. Igualmente comenzamos a competir pobremente con nuestros compañeros, si existía un ambiente sano de competencia, este desaparece y no conformamos con el esfuerzo mínimo. Lo peor es que nadie dice, comenta o hace ningún esfuerzo por cambiar eso, pues sabemos que el problema está en la cabeza.
¿Cómo salimos de una situación parecida? ¿Cómo enfrentamos el desgane?
Nadie puede saber lo mal que la esté pasando un equipo por esa situación, lo que sí puedo decir es que las consecuencias a largo plazo son nefastas. Pues luego lo que viene en un aumento en la taza de deserción de los colaboradores, y al final eso afectará los resultados a largo plazo. La empresa está frente a uno de los peores problemas por solucionar.
Todos sabemos que estamos mal, es un mal silente, y nadie hace nada. Preferimos voltear la cara y dejar que las cosas solo sucedan. El equipo debe entonces, tomar las riendas y por su propio pie sacar a flote un barco que talvez no tenga el mejor capitán o el mejor barco equipado. Por tanto, en una situación parecida, debemos tomar el asunto por los “cuernos” y hacernos cargo sobre los que nos viene de frente.
Frente a esta situación no debemos hacernos los tontos, la empresa necesita de nosotros, y por alguna razón estamos aquí. A menos que decidamos salir de ella que también es nuestro derecho. Aunque muchas veces no encontramos, en ese trajin que es la vida, otro trabajo con nos acomode y este representa nuestra única opción. Solo queda dar de nosotros la cuota de responsabilidad que corresponde y ayudar nuestro equipo a cumplir los objetivos planteados.
Esto da para una segunda parte, se los prometo!
Disfruta tu crecimiento, hasta en los peores momentos.
Roxanna