No se dedica al trepadurismo rampante. No se le ve buscando prebendas ni empleos. No practica el  lambonismo al gobernante. No se apoya hipócritamente en el líder definitivamente muerto. No  jura fidelidad a una dirigencia que ha dejado de ser. No concurre a un sectarismo oportunista que no tiene solución. Y, por si fuera poco, hace oposición real y rechaza que lo que queda del PRSC sea bisagra de nadie. Por eso hay que preguntar: ¿Qué hace ahí Guillermo Caram?