SANTO DOMINGO, República Dominicana.-A principios del año 2006 murieron asfixiados 25 inmigrantes haitianos indocumentados que era transportados en un camión, que pasó por la frontera gracias a que los traficantes de personas pagaron un soborno a los militares y civiles que controlan la frontera terrestre entre República Dominicana y Haití.

El caso provocó la repulsa de las organizaciones defensoras de los derechos humanos, y llamó la atención de organismos internacionales, mientras los sectores nacionalistas dominicanos reaccionaron alertando sobre el problema que representa para la República Dominicana la inmigración de haitianos.

El cable 000273 de la Embajada de los Estados Unidos en Santo Domingo, fechado el 25 de enero de 2006, sostiene que las declaraciones del presidente Leonel Fernández sobre el supuesto peligro de "balcanización" de la República Dominicana a causa de la inmigración y el asentamiento de haitianos, “reflejan la obsesión dominicana con el espinoso asunto” de los inmigrantes haitianos.

Resalta que el presidente Leonel Fernández pidió mucho cuidado en la determinación de la política migratoria, para evitar un riesgo de balcanización y fragmentación territorial que podría resultar del asentamiento de los haitianos

(El término “balcanización” se refiere a los Balcanes, amplia península de Europa integrada por los países  Grecia, Albania, Bulgaria, la antigua Yugoslavia, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Rumania y la parte europea de Estambul (capital deTurquía). Esta región ha sido escenario histórico de guerras por diferencias étnicas, culturales y nacionalismos extremos).

El cable, que forma parte de los más de 2 mil documentos que una fuente estadounidense entregó a Wiklileaks, portal que los ha puesto a disposición del público, expone: “Incidentes desagradables sugieren que las tensiones siguen siendo altas” entre dominicanos y haitianos.

“La sensibilidad dominicana sobre la migración haitiana se han agudizado tras las tensas secuelas por la muerte la asfixia de 25 inmigrantes haitianos que estaban siendo introducidos de contrabando en la República Dominicana, escondidos en la parte trasera de un camión, a principios de enero, y un motín en la frontera que dejó dos personas muertas cuando las autoridades trataron de repatriar los cuerpos. El presidente

Fernández dedicó parte de su discurso anual a los jefes de la misión dominicana en el Ministerio de Relaciones Exteriores, el 13 de enero, a exponer las opiniones del Gobierno sobre "la migración masiva ilegal" de los haitianos en el país. El discurso fue razonado, pero firme”, agrega el cable.

Resalta que el presidente Leonel Fernández pidió mucho cuidado en la determinación de la política migratoria, para evitar un riesgo de balcanización y fragmentación territorial que podría resultar del asentamiento de los haitianos en "ciertas partes del territorio nacional".

Para la Embajada de EE.UU, el gobernante dominicano se refirió implícitamente  a la decenas de bateyes (comunidades de trabajadores haitianos y sus descendientes),y subrayó como Fernández insistió en que en la República Dominicana no hay xenofobia ni prejuicios contra los haitianos.

“Al plantear el espectro de la "balcanización", Fernández tocó un nervio particularmente sensible. Más allá de las consecuencias de la discriminación y la lucha étnica, que muchos dominicanos rechazan como características de su país, es una inquietud dominicana de larga data el que la comunidad internacional pudiera intervenir en este lado de la frontera para evitar el maltrato de los inmigrantes haitianos. Algunos incluso creen que esa intervención busca la unificación de ambos lados de la isla en un solo estado”, precisa el informe de la Embajada de EE.UU.

El cable

EMBASSY SANTO DOMINGO/UNCLAS SANTO DOMINGO 000273

SENSITIVE SUBJECT: DOMINICAN POLITICS II #16: FERNANDEZ WARNS OF "BALKANIZATION" BY HAITIAN IMMIGRANTS 2006-01-25 20:48

ASUNTO: POLITICA DOMINICANA II N º 16: FERNANDEZ ADVIERTE DE "BALCANIZACIÓN" INMIGRANTES HAITIANOS

1. (SBU) Este es el cable de 16 en una serie de informes sobre el segundo año de la administración del presidente dominicano, Leonel Fernández.

(Las declaraciones del Presidente sobre la "balcanización" reflejan la obsesión dominicana con el espinoso asunto de tratar con los inmigrantes haitianos; incidentes desagradables sugieren que las tensiones siguen siendo altas).

Fernández advierte sobre la "balcanización" de los inmigrantes haitianos

La sensibilidad dominicana sobre la migración haitiana se han agudizado tras las tensas secuelas por la muerte la asfixia de 25 inmigrantes haitianos que estaban siendo introducidos de contrabando en la República Dominicana, escondidos en la parte trasera de un camión, a principios de enero, y un motín en la frontera que dejó dos personas muertas cuando las autoridades trataron de repatriar los cuerpos. El presidente

Fernández dedicó parte de su discurso anual a los jefes de la misión dominicana en el Ministerio de Relaciones Exteriores, el 13 de enero, a exponer las opiniones del Gobierno sobre "la migración masiva ilegal" de los haitianos en el país. El discurso fue razonado, pero firme.

Fernández llamó a que se mejorara “el tratamiento y la calidad de vida” de los trabajadores haitianos y el respeto de sus derechos humanos, haciendo hincapié en el derecho soberano del país de repatriar a los inmigrantes ilegales y de definir las bases legales para conceder la nacionalidad dominicana.

De manera más general, el Presidente pidió mucho cuidado en la determinación de la política migratoria, para evitar un riesgo de balcanización y fragmentación territorial que podría resultar del asentamiento de los haitianos en "ciertas partes del territorio nacional" -refiriéndose, implícitamente, a la herencia en el país de decenas de bateyes (comunidades de trabajadores haitianos y sus descendientes). Fernández indicó que aquí no hay xenofobia ni prejuicios contra los haitianos.

Hizo un llamamiento para un “gran debate” sobre la conveniencia o no de reformar la Constitución dominicana, que establece el nacimiento en suelo dominicano (jus solis) como la norma principal para la concesión de la ciudadanía, y que la ciudadanía por la sangre (jus sanguinis) es una excepción en algunas circunstancias. Fernández dijo que no había ninguna razón para comparar el régimen jurídico dominicano, en cuanto a la adquisición de la nacionalidad, con el de los Estados Unidos.

Al plantear el espectro de la "balcanización", Fernández tocó un nervio particularmente sensible. Más allá de las consecuencias de la discriminación y la lucha étnica, que muchos dominicanos rechazan como características de su país, es una inquietud dominicana de larga data el que la comunidad internacional pudiera intervenir en este lado de la frontera para evitar el maltrato de los inmigrantes haitianos. Algunos incluso creen que esa intervención busca la unificación de ambos lados de la isla en un solo estado.

Reacción

La reacción en los medios fue mixta. Los líderes de la Iglesia Católica, en particular, adoptaron un tono más conciliador. El párroco de Dajabón, en la frontera dominico-haitiana y otros encontraron que la comparación con el conflicto étnico en los Balcanes magnifica el problema innecesariamente. El director de la ONG cívica FINJUS, Servio Tulio Castaños estuvo de acuerdo, al comentar que el problema alcanzaría proporciones de balcanización con otros 25 años de inmigración. El jefe de la Conferencia Episcopal Dominicana, Monseñor. Ramón de la Rosa y Carpio, llamó al diálogo entre su país y Haití. La carta pastoral anual de los obispos, publicada el 20 de enero, abogó por la defensa de los derechos de todas las personas contra cualquier tipo de discriminación, pero también pidió la aplicación de soluciones legales claras ante la creciente inmigración haitiana indocumentada.

Figuras de la oposición política llamaron a capítulo al gobierno por la falta de control de la frontera y por una política migratoria eficaz. El portavoz de una ONG importante sobre asuntos legales señaló enfáticamente que “el gobierno tiene en sus manos un instrumento jurídico para resolver el problema”,  la Ley de Migración de 2004, cuyo proyecto de reglamento de aplicación se encuentra pendiente.

Los editoriales se quejaban de la complicidad de las empresas dominicanas y de funcionarios públicos en la importación de inmigrantes ilegales como mano de obra barata para la agricultura, la construcción, y el turismo. Diario Libre lo dijo sin rodeos: “El problema somos nosotros”. El periódico defendió la contratación de haitianos y sus descendientes que ya están en la República Dominicana, en lugar de traer más migrantes. En una declaración del representante residente de la Organización Internacional para las Migraciones del 13 de enero, condenó la corrupción y la impunidad del personal de control de las fronteras y llamó a la muerte de los 25 inmigrantes "la punta del iceberg" de la trata de personas a través de la frontera.

Manejando la reacción

En declaraciones posteriores, el presidente Fernández habló del “sentimientos de solidaridad y admiración por Haití” de República Dominicana, y tres días después rechazó preguntas de los periodistas sobre la posibilidad de confrontación o conflictos armados entre las dos naciones. "Dondequiera que los países comparten una frontera común, existen tensiones y dificultades. Lo importante es que las autoridades tengan el deseo de superar esos problemas."

El 22 de enero, rumores erróneos sobre el asesinato de un sargento de la Fuerza Aérea Dominicana provocó una masacre contra haitianos en el barrio de bajos ingresos de Guerra, cerca de la capital. Dominicanos que se mantenían vigilantes quemaron las casas de al menos 30 familias en su mayoría haitianos, e hirieron a por lo menos 10 personas, según la prensa. En realidad, el sargento había sido asesinado por un policía dominicano.

Las fuerzas de seguridad continúan las repatriaciones de rutina, deportando a cientos de haitianos indocumentados a la semana, en la continuación de operaciones iniciadas previamente.

En su informe al Presidente sobre las muertes que resultaron del contrabando, el ministro del Interior, el jefe de las Fuerzas Armadas y el Director General de Migración identificaron como responsables a tres traficantes civiles dominicanos y siete soldados dominicanos de bajo rango en la frontera que habían aceptado 200 pesos cada uno (US$7) para permitir que pasara el camión. Otros cinco civiles dominicanos y dos civiles haitianos también fueron implicados. Los soldados deben ser castigados por mala conducta según la legislación militar y entregados a la justicia civil posteriormente. El informe señaló que las "extremas y difíciles" condiciones que encontraron las víctimas no eran muy diferentes a las que enfrentan otros haitianos que tratan de entrar en la República Dominicana. Las autoridades dijeron que las investigaciones continuarán.

2. (U) Redactado por Bainbridge Cowell.

3. (U) Este texto y otros en nuestra serie se pueden consultar en nuestro sitio web SIPRNET (Http://www.state.sgov.gov/p/wha/santodomingo) junto con otro material extenso.

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