SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Jorge Subero Isa, presidente de la Suprema Corte de Justicia, defendió en enero de este año las publicaciones de Wikileaks, aunque las consideró un desafío a la privacidad y un tema de gran relevancia para el poder judicial.

Al pronunciar su discurso con motivo del Día del Poder Judicial, Subero Isa mencionó los grandes desafíos de la justicia dominicana, y cuando se refirió al cuarto gran desafío, lo definió como “la conciliación entre la protección a la vida privada y el derecho a la información”.

Ahora que ha sido víctima de los cables divulgados por Wikileaks, Subero Isa es noticia y para dar una explicación de sus consideraciones sobre el magistrado Rafael Luciano Pichardo, primer sustituto del presidente de la Suprema Corte de Justicia, dijo que en los cables hay “inexactitudes” probablemente por “diferencias idiomáticas”.

Subero expresó que no todo se le puede decir a las embajadas: “No he hablado de eso con el embajador Hans Hertell. Una de las primeras cosas que aprendí al llegar a aquí (a la SCJ), es que no todo se les dice a las embajadas”.

En enero, cuando abordó el tema de Wikileaks, Subero expresó lo siguiente: “En ocasiones pudiera estar en juego hasta la propia seguridad nacional, al decir de algunos, tal como se ha puesto de manifiesto a final del año pasado con las revelaciones realizadas por Julian Assange en WikiLeaks donde se han divulgado más de 250 mil documentos clasificados por las autoridades norteamericanas”.

Veamos completo el contexto de las palabras del presidente de la Suprema Corte de Justicia:

Cuarto gran desafío: la conciliación entre la protección a la vida privada y el derecho a la información. En la mayoría de los países donde impera un Estado de Derecho se protege la privacidad de las personas. La República Dominicana no es una excepción. Así tenemos que nuestra Constitución establece en su artículo 43 que se garantiza el respeto y la no injerencia en la vida privada, familiar, el domicilio y la correspondencia del individuo.

Pero al mismo tiempo se protege y consagra la libertad de expresión e información en su artículo 49, para lo cual dispone que toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, ideas y opiniones, por cualquier medio, sin que pueda establecerse censura previa; el Párrafo de dicho artículo textualmente dice: “El disfrute de estas libertades se ejercerá respetando el derecho al honor, a la intimidad, así como a la dignidad y la moral de las personas, en especial la protección de la juventud y de la infancia, de conformidad con la ley y el orden público”.

Cada día más, a consecuencia principalmente de la difusión y éxito de las redes sociales, como Facebook, Twitter, MySpace, Flickr, YouTube, etc., se está produciendo con mayor vigor una invasión en la vida privada de las personas. Se estima que unos 978 millones de internautas a nivel mundial usan redes sociales y que éstas son usadas también por políticos en busca de votantes.

En ocasiones pudiera estar en juego hasta la propia seguridad nacional, al decir de algunos, tal como se ha puesto de manifiesto a final del año pasado con las revelaciones realizadas por Julian Assange en WikiLeaks donde se han divulgado más de 250 mil documentos clasificados por las autoridades norteamericanas.

Según la agencia de noticias Efe, el grupo Anonymous, que ha atacado las páginas web de MasterCard, Visa y PayPal, amenazó con sabotear al sistema judicial británico, si el fundador de ese portal era extraditado del Reino Unido a Suecia, según publicó The Sunday Times. Posiblemente estemos iniciando una época de terrorismo informático internacional.

En su libro Y Google, ¿Cómo lo Haría?, Jeff Jarvis nos dice: “Hoy en día vivimos y trabajamos en casas y oficinas “de cristal” y esto no tiene por qué ser necesariamente negativo. Lo público tiene que ver con algo más que con tener una página web. Está relacionado con actuar públicamente para que todo el mundo pueda ver qué estás haciendo y reaccionar a ello, hacer sugerencias y decírselo a sus amigos. Vivir en público hoy es una cuestión de interés propio bien entendido.

Necesitas ser público para ser encontrado. Cada vez que decides no hacer algo

público, creas el riesgo de que tu cliente no te encuentre o no confíe en ti porque tú puedas estar guardando secretos. Ese ser público es también una ética. Cuanto más público eres, más fácilmente te encontrarán y más oportunidades tendrás”.

“Nada de lo que hagas no desaparecerá nunca ni pasará desapercibido”, decía Vint Cerf, uno de los padres del Internet. “No hay ninguna privacidad, asumidlo”.

Entonces, un gran desafío es cómo conciliar el derecho a la privacidad con la realidad de esa invasión a nuestra vida privada. El asunto ha adquirido tal gravedad que según nos manifestara en noviembre del pasado año en Puerto de España, Russell Wheeler, quien participara con nosotros en la Primera Conferencia del Poder Judicial Dominicano, en Estados Unidos de América existen protocolos para resguardar la privacidad de los jueces.

Algunos países han adoptado medidas que cada vez más tienen por finalidad regular el acceso a los medios electrónicos de comunicación, lo cual podría chocar con el derecho a la información. En este sentido es preciso tomar en cuenta seis recomendaciones formuladas al respecto por el relator especial de la Organización de las Naciones Unidas para la libertad de opinión y de expresión, Frank LaRue y la relatora especial para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, Catalina Botero, llamando la atención a los estados para que tengan en cuenta determinados principios internacionales al momento de llevar a cabo dichas regulaciones.

Nos parece que solamente a través de la aplicación de principios éticos se podría regular la situación, o en todo caso del buen comportamiento individual de cada uno de nosotros”.

 

WIKILEAKS