Los residentes de una hilera de casas en Pacifica, California, Estados Unidos, se vieron obligados a evacuar sus hogares debido a que el acantilado sobre el que están emplazadas las viviendas comenzó a desintegrarse.

La erosión del acantilado se aceleró por acción de las tormentas y fuertes lluvias provocadas por El Niño.

Las autoridades permitieron a los residentes de los 20 departamentos afectados ingresar a sus propiedades solo para retirar sus pertenencias.

En 1998, cuando la zona se vio afectada por el mismo fenómeno climático, varias casas se derrumbaron y cayeron al mar.