Los Ángeles, Estados Unidos.- La actriz estadounidense Naya Rivera, de origen puertorriqueño y una de las caras más reconocidas de la serie de televisión Glee, lleva desaparecida desde la tarde del miércoles tras caer al agua en un lago cercano a Los Ángeles, indicaron las autoridades.
La policía de Ventura, un condado al norte de la ciudad californiana, ha interrumpido hasta la mañana de este jueves las labores de búsqueda y rescate de la actriz, que comenzaron tras recibir una llamada de emergencia horas después de que alquilara una embarcación de recreo junto a su hijo en el Lago Piru.
De acuerdo con medios de comunicación locales, los pasajeros de un segundo bote encontraron al hijo de Rivera, de 4 años, solo y dormido en el barco con un chaleco salvavidas.
Al parecer, el menor estaba ileso y comentó a las autoridades que salió a nadar con su madre pero ella nunca regresó.
En la embarcación alquilada se localizó un segundo chaleco salvavidas para adultos sin utilizar, según los primeros reportes.
A pesar de utilizar helicópteros, drones y equipos de buceo, los equipos de rescate no han conseguido dar con el paradero de Rivera en el Lago Piru, un reserva de 500 hectáreas, y continuarán con la búsqueda "en cuanto salga el sol".
Rivera es muy conocida por su papel como Santana López en la popular serie musical Glee (2009-2015), y también ha figurado en los créditos del show televisivo "Devious Maids" y del filme de terror "At the Devil’s Door" (2014).
La "maldición" de Glee
La desaparición de la actriz Naya Rivera este miércoles es el último de los sucesos que han truncado la vida de algunos de sus protagonistas. Sonados han sido los casos de suicidio, drogas, abuso, racismo, posesión de pornografía infantil y hasta violación, lo que ha llevado a pensar a numerosas personas que la serie musical de éxito Glee está maldita.
Para saber por qué esta ficción, que Ryan Murphy creó con el objetivo de mandar mensajes positivos sobre apoyarse y crear comunidad ante cualquier adversidad, ha condenado a muchos de sus actores hay que remontarse a su inicio.
Glee nació en 2009 y lo que, en principio, parecía ser una serie normal sobre preocupaciones de los jóvenes en el instituto, pronto se convertiría en un fenómeno mundial. Los jóvenes actores, desconocidos inicialmente, tuvieron que acostumbrarse rápido a la fama, a ser una cara visible, a que les pararan por la calle, a diferentes giras y conciertos, en muy poco tiempo.
Estas premisas, mezcladas con algunos problemas personales, hicieron que algunos de sus protagonistas no soportaran el éxito y terminaran sus vidas con un final trágico.
El primero de ellos fue el protagonista de la serie, Cory Monteith (Finn Hudson), cuyo cuerpo se encontró en 2013 en un hotel de Vancouver. El fallecimiento del actor, de tan solo 31 años, se debió al abuso de sustancias, entre las que destacan el alcohol y la heroína.
Poco tiempo antes de su muerte, Monteith había estado internado en un centro de rehabilitación para recuperarse de una adicción que arrastraba desde los 19 años.
Cinco años después llegaría otra tragedia. Mark Salling, quien daba vida al personaje de Noah “Puck”, más conocido por Puckerman, se quitó la vida tras ser el centro de un escabroso asunto en el que le declaraban culpable de pornografía infantil y de violación a su expareja.
El actor fue detenido en diciembre de 2015 cuando los investigadores encontraron en su domicilio más de 50.000 imágenes pornográficas y eróticas de niños y 600 vídeos con la misma temática, delito por el que se enfrentaba a una pena de cárcel de entre cuatro y siete años, además de tener que pagar a sus víctimas y ser incluido en el registro de acosadores sexuales.
El pasado año se destapó el caso de maltrato de pareja por parte de Blake Jenner (Ryder Lynn en Glee) a su expareja, también del reparto de la serie, Melissa Benoist (Marley Rose).
“Aprendí lo que se siente al ser inmovilizada y abofeteada repetidamente, golpeada con tanta fuerza que sentí que me quedaba sin aire, arrastrada por el pelo por el suelo, golpeada en la cabeza, pellizcada hasta que se me rompía la piel, estrellada contra la pared, ahogada”, explicaba la actriz en un duro vídeo subido a su cuenta de Instagram.
La intérprete nunca ha dado el nombre de Jenner, pero sí los datos suficientes como para identificar al actor, que fue su marido entre 2015 y 2017, como quien que la maltrataba y abusaba de ella.
Tras el asesinato de George Floyd, llegó la penúltima de las maldiciones al reparto de Glee. La actriz Lea Michele (Rachel Berry) fue acusada de racismo y microagresiones durante el rodaje por su compañera de reparto Samantha Ware (Jane Hayward).
Quejas a las que se unieron otras actrices provocando que Michele tuviera que pedir disculpas públicamente por su comportamiento en el pasado. Además, la actriz también fue acusada años atrás de acoso al no querer compartir el protagonismo. “Era un infierno trabajar con ella”, citaba en sus memorias la actriz Naya Rivera.
Casos trágicos que van sucediendo a los actores de la exitosa serie musical. Las maldiciones surgen y atacan de nuevo. “¿quién será el siguiente?”. EFE