Río de Janeiro (EFE).- La Semana de la Moda de Río de Janeiro comenzó este jueves con una destacada presencia de modelos negras, después de que este salón hiciera un acuerdo de mínimos con las autoridades brasileñas.

El primer desfile de la Fashion Río, que se prolongará hasta el próximo sábado, fue el de la diseñadora Patrícia Viera, que superó con creces el mínimo de 10 % de modelos negras o indígenas que fue estipulado en un acuerdo firmado ayer entre los organizadores del salón y la Defensoría Pública de Río de Janeiro.

El compromiso de promover la cuota racial es voluntario, pero la Defensoría anunció que vigilará su cumplimiento en esta edición de la Fashion Río.

Antes de los desfiles, la ONG Educafro, que vela por los derechos de los negros, realizó una manifestación en la plaza Mauá, en el centro de Río, cerca de la zona portuaria, donde se realizaban los desfiles.

Esa ONG había dado su beneplácito al acuerdo alcanzado en la víspera, aunque sus portavoces avisaron que continuarían con las movilizaciones para presionar a que aumente la representación de los negros en los desfiles de moda de Brasil.

Según Educafro, algunos diseñadores trataron hoy de fichar a modelos negras o indígenas para cumplir con el acuerdo, lo que desagradó a algunas activistas.

La modelo indígena Rogeria S. dijo haber recibido una invitación para desfilar en la Fashion Río y la declinó por considerar que las firmas de moda quieren cubrirse la espaldas mediante la contratación "de última hora" de sus servicios, según dijo un portavoz de Educafro a Efe.

"Prefiero desfilar al aire libre, debajo de la lluvia, en la Plaza Mauá, con mis compañeros de lucha, que estar en la pasarela porque se haya firmado ese compromiso", manifestó Rogeria S., según un comunicado de la ONG.

Al margen de la polémica, el primer desfile de la Fashion Río cedió la pasarela carioca a la diseñadora Patrícia Viera, que dedicó su colección al clima árido y a las herencias culturales de Nuevo México, estado estadounidense con fuerte influencia indígena.

De este modo, el desfile comenzó con una bendición en homenaje a la guía espiritual Chris Griscom, maestra de la estilista.

La colección, orientada al próximo invierno austral, estaba plagado de fuertes florales con colores fríos, como azul, verde y morado.

También incluía piezas en cuero recortado parecido al encaje y otras de seda en tonos terrosos, como terracota, marrón, beige y caramelo, que daban color a las ropas justas y entalladas, principalmente conjuntos de pantalón y chaqueta y también faldas de tubo hasta la rodilla. EFE