SANTO DOMINGO, República Dominicana.- No todo fue romance el pasado 14 de febrero. Leonardo Díaz Jáquez, comenta que durante la presentación de Anthony Ríos y La Sophy en el Salón La Mancha del Hotel Barceló, primó la incomodidad sobre el festejo sentimental del día del amor y la amistad.

Según Díaz Jáquez, el espectáculo que prometía una noche memorable por las actuaciones de los reconocidos artistas, terminó destacándose debido al desorden creado por los organizadores y acomodadores del evento, quienes “sentaban a la gente donde mejor les parecía, sin respetar los asientos asignados”.

Pero no fue solo la incomodidad por la situación de los asientos lo que causó urticaria entre los asistentes. La posibilidad de despejar el salón en caso de emergencia pareció una tarea titánica, lo que a entender del espectador, una emergencia habría revivido incidentes similares a los ocurridos en Madrid y Argentina, en los que personas fallecieron aplastadas por una estampida humana, que en medio de una situación de emergencia, intentó salir despavorida del lugar en el que se hicieron los actos.

“Para poder sentarme debí pedirle a una señora que quedaba a mi espaldas que se pegara bien a su mesa y yo hacer casi un acto de malabarismo. En la medida que el salón se fue llenando la situación empeoró. Si se hubiese presentado la necesidad de desalojar el salón con urgencia, el tumulto y muerte por aplastamiento habría sido el final triste de una noche dedicada al amor”, expresa Díaz Jáquez a través de una carta abierta a Raphy D´Oleo, productor del evento.

Relata que incluso a media capacidad, el desplazarse de un lado a otro y ocupar los asientos, se convertía en un intento incómodo.

Indica que en su mesa, debido a la enorme cantidad de personas, la cual superaba la capacidad del salón, quisieron agregar sillas, lo que fue rechazado con severidad, debido al hastío causado por lo que considera una situación abusiva.

“Las mesas estaban colocadas en sentido contrario al flujo hacia las puertas de emergencia, que al final no existen, pues son las mismas de entrada. Los estrechísimos pasillos que dejaron entre grupos de mesas eran tan angostos que no cabían dos personas al mismo tiempo, y algunos fueron clausurados por los mismos acomodadores”, continua la comunicación.

Aunque la función estaba pautada para las 10 de la noche, el espectáculo inició a las 11:27. Las boletas, según Díaz Jáquez, no tenían la hora pautada.

“Como soy de los clientes que reclama sus derechos y para tener una cierta seguridad de que esto sea corregido”, finaliza el molesto asistente al acto, quien dice no estar relacionado al mundo artístico.