Nueva York, EE.UU.- El diseñador de origen cubano Narciso Rodríguez revalidó hoy su título de favorito del saber estar con una colección arquitectónica marcada por la filigrana del merino y los vuelos asimétricos. Una sensación luminosa en una jornada en la que el dominicano Óscar de la Renta llevó a sus mujeres ricas de picnic.

Narciso Rodríguez no es aficionado a las altas temperaturas, pese a su origen caribeño. "Siempre prefiero el otoño", reconoció en una entrevista con Efe. Sin embargo, con su propuesta de primavera-verano 2014 volvió a cosechar el aplauso de la concurrencia.

Amante de las formas arquitectónicas, de vestidos que parecen esculpidos en vez de tejidos en contraste con una mujer, ser etéreo para él, que resulta casi inmaterial, insiste en sus claves de siempre: una sencillez que oculta, en realidad, su pasión por los viajes, el cine, la literatura, la fotografía y la gente. Y un resultado que le hizo el favorito de la fallecida Carolyn Bessette, la mujer de John Kennedy Jr., o de Michelle Obama.

"Es un honor vestir a mujeres que me inspiran tanto, porque son mujeres verdaderamente elegantes", reconoció este diseñador, nacido en 1961 y quien considera esta colección como "un collage" de experiencias.

Hoy, entre las asistentes, estaba otra estrella de origen latino, Jessica Alba, quien pudo ver cómo Rodríguez vuelve a dar en la diana con la limpieza de sus líneas, con el primor con el que elabora los tejidos -brocados, encajes o jacquardes- a menudo para el ojo privado, pues borda blanco sobre blanco o instala una sutil mota de metálico sobre la seda rosa.

Un toque oriental sobre un formato clásico. No en vano, uno de los pequeños placeres de es el de coleccionar recuerdos de distintos países.

"Es una colección muy real, hecha con mucho gusto. Es sobre el estilo de la mujer, sobre las diferentes maneras que tiene de vestir con piezas realizadas de manera hermosa. Hay mucha moda ahí fuera y estas piezas son especiales, te hacen sentir especial con las cosas que son importantes en la vida", asegura.

En esa armonía vital, Rodríguez interrumpe sin estropearla elementos como puntuales accesos de color brillante, como un celebrado y poderoso vestido de crepe mandarina, o con la presencia insistente de la asimetría en semicapas, semicolas o incluso flecos. Nada de ostentación. Hasta los conceptos superfluos por definición se integran sin aspavientos, vuelan en corto.

La realeza de la moda latina, tras Carolina Herrera y Narciso Rodríguez, se cerraba hoy también con el desfile del dominicano Óscar de la Renta.

Experto en los gustos de la mujer rica, diseña una temporada pensando en una suerte de picnic de salón, con sus cuadros y sus estampados. Una feliz reunión de tendencias de corte conservador con un aire de renovación sutil que les otorga ligereza y disfrute moderado, con algún pico de diversión en amarillo que queda aguado por el tul negro en la cara. Un sandwich con un toque picante.

Vestidos cortos y abrigos finos para una colección, en general, recatada, con elementos tan "vintage chic" como los lunares.

Con esta colección De la Renta, en cuya trayectoria ha colaborado con Cristóbal Balenciaga o Pierre Balmain, tampoco se mueve de su podio, al que se acercaron no solo sus clientas añejas, sino también jóvenes talentos como Zooey Dechanel.