Luchy Placencia/Especial para Acento.com.do
Fotografías cortesía de Luciano Ippolito

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Instrumento óptico inimitable que eclipsa a telescopios y microscopios, el ojo humano es objeto de estudio y cuidado desde miles de años antes de Cristo. Ha sido llamado “lámpara del cuerpo”, “espejo del alma” y “punto donde se mezclan alma y cuerpo”. Se ha dicho, incluso, que “todo lo ve dañado el ojo enfermo”.

Para sanar alojo enfermo, República Dominicana ha tenido en la familia Batlle una aliada que le ha dado siete oftalmólogos, cuatro de ellos presidentes de la Sociedad Dominicana deOftamología; una afamada escuela oftalmológica y un centro,sin parangón, de salud visual para personas pobres.

También ha colocado a la nación, a fuerza de avances extraordinarios, en el centro mismo de la historia mundial de esa especialidad.

Antes de 1948, las afecciones del ojo eran atendidas aquí por médicos generales; pero en ese año retornó, tras realizar estudios de especialización en otorrinolaringología y oftalmología enla Universidad de Columbia, Nueva York, Estados Unidos, quien se convertiría en el patriarca de la moderna oftalmología criolla: don Oscar Batlle Morel.

Padre e hijo interviniendo juntos a una paciente, acompañados por la asistente quirúrgica Nilda Belliard
Padre e hijo interviniendo juntos a una paciente, acompañados por la asistente quirúrgica Nilda Belliard

A él correspondió el mérito de realizar el primer trasplante de córneas en República Dominicana, en septiembre de 1950, en el entonces hospital Doctor Barney Newton Morgan. El afortunado paciente fue un joven panadero de El Seybo con quemaduras corneales.

Recordado por el doctor Herbert Stern como un hombre “de carácter serio y adusto que asistía puntual a todos los eventos médicos y científicos hasta su retiro por causas de la edad”, Batlle Morel ejerció su profesión de 1948 a 1998, exactamente 50 años en los que atendió con igual excelencia a presidentes, altos militares y ricos de la época, que a gente del pueblo llano.

Batlle Morel fue uno de los cuatro miembros de la familia que han presidido  la Sociedad Dominicana de Oftalmología. Los demás fueron Cosme Batlle Morel, su hermano; y sus hijos Juan e Iván Batlle Pichardo.

Tan extendida fue su fama de gran oftalmólogo, que a quienes iban a buscar atención a Estados Unidos, afamados doctores como Ramón Castroviejo“les daban un boche y los devolvían, recordándoles que en el país ofrecía magníficos servicios el doctor Oscar Batlle Morel”, refiere su hijo Juan.

Juan Batlle Pichardo y su hijo, Juan Francisco Batlle Logroño (1)
Juan Batlle Pichardo y su hijo, Juan Francisco Batlle Logroño

Una familia de oftalmólogos y campeones

“Todo buen árbol da buenos frutos”, aseguran las Escrituras. Y así pasó con don Oscar Batlle Morel: las semillas con las que plantó su familia junto a  Rosa Francia Pichardo germinaron con éxito.

Dos de sus cuatro hijos, Juan e Iván, se convirtieron en oftalmólogos destacados; mientras que el primogénito, Oscar Rafael, creóAriza, Batlle y Compañía, para la importación y la reparación de equipos oftalmológicos.

También siguieron el camino de la oftalmología los hijos de Oscar Rafael, Coral Marie y Oscar Rafael; así como el mayor de los hijos de Juan y Yolanda Logroño, el recién graduado Juan Francisco Batlle Logroño, especializado en Córneas y Cirugía Refractiva en el Bascom PalmerEyeInstitute, de Miami, Estados Unidos.

Nicole Batlle Logroño, hija de la pareja, estudió Gerencia en Salud,  bajo la tutela de DonnaShalala, ministro de Salud en el Gobierno de Bill Clinton y rectora de la Universidad de Miami.  Actualmente realiza una maestría en el Instituto IESEG, de París.

Su currículo incluye estudios de Gerencia en Sistemas de Salud, Consultoría para la Implementación de Plataformas Digitales en Centros Hospitalarios, Creación de Redes de Servicio y Sistemas de Supervisión e Implementación de Políticas de Salud.

El benjamín de los Batlle Logroño, Alejandro, ha ganado  a su vez varias medallas de oro en natación y golf, en las Olimpíadas Especiales. El Listín Diario lo describe como “un dominicano que vale oro”, lo cual demuestra que lleva dignamente la sangre de su madre Yolanda Logroño, campeona nacional de tenis.

Como si el hito de que una misma familia dominicana entregase a la patria a siete oftalmólogos no fuese suficiente, el legado que ha dejado Juan Batlle Pichardo a República Dominicana y al mundo no deja de asombrar:

Cofundador del hospital Doctor Elías Santana, de Los Alcarrizos, institución que durante tres décadasha jugado un papel estelar en la salud visual de los más pobres y en la preparación de oftalmólogos procedentes de toda la Tierra; cofundador de la Fundación Centro Láser, el más moderno centro de oftalmología privada del país; pionero en el uso de la membrana amniótica en cirugía ocular, primero en el uso exitoso del Láser de Femtosegundo en la cirugía de catarata ydescubridor, junto a un equipo internacional multidisciplinario, de la cura del glaucoma.

Su preparación abarca las subespecialidades de Neuroftalmología, Retina y Vítreo, Oftalmología Pediátrica y Cirugía de Catarata.

Vivaces ojos azules, eterna sonrisa, voz bien timbrada y un optimismo a prueba de misilesayudan a este hombre a dejar una buena impresión en sus semejantes, muchos de los cuales están convencidos de que se trata del médico dominicano vivo de mayor trascendencia nacional e internacional.

Juan Batlle Pichardo, también presidente de la Comisión Nacional de Prevención de la Ceguera y presidente para América Latina de la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera, ha recibido múltiples premios y reconocimientos, entre ellos de la Cámara de Diputados, del Intra-Ocular Implant Club, de Inglaterra; y de la Asociación Americana de Oftalmología.

Tras graduarse como oftalmólogo en el famoso Bascom Palmer, en 1985, Batlle Pichardo ejerció junto a su padre durante 13 años. Arribó cargado de nuevos conocimientos a un país donde se operaba la catarata con lupas y no se conocían los lentes intraoculares, el rayo láser ni el ecógrafo.

“Se practicaba una oftalmología muy primitiva: el quirófano cabía en el maletín donde se guardan los instrumentos. Para operar una retina desprendida, había que abordar un avión hacia Puerto Rico o Nueva York; y no todo el mundo podía hacerlo”, recuerda.

En 1991, Oscar padre y Juan hijo trasladaron su consultorio de la clínica Abel González hacia la calle Fantino Falco No. 5, donde fundaron el Centro de Microcirugía Ocular y Láser. Allí también comenzó a trabajar Iván, quien posteriormente emigró a Estados Unidos. En febrero de 2001,  compraron la casa de al lado y  fundaron el Centro Láser.

Actualmente, el equipo de especialistas de Centro Láser está compuesto, además de Batlle Pichardo, por Rafael Féliz, María Teresa Salazar, Antonina Paniagua, Adalgisa Corona, Juan Lorenzo Ubiera, Maritza Mínguez, Rachel Alburquerque, Romeo Llinás, Miguel Ángel López, Natalia Bergés, Elupina de León, Adalgisa Corona, Lídice Messina y GernotWinkler.

El oftalmólogo dominicano Juan Francisco Batlle Logroño
El oftalmólogo dominicano Juan Francisco Batlle Logroño
2.El oftalmólogo dominicano Juan Batlle Pichardo
El oftalmólogo dominicano Juan Batlle Pichardo

Los pininos del retoño 

Juan Francisco Batlle Logroño tenía apenas 14 años cuando vio a Batlle Pichardorealizar un trasplante de córneas y cuatro cirugías de catarata. Supo entonces que no era tan fácil como pensaba; pero también estuvo seguro de que quería ser como su papá.

Armado de gran inteligencia emocional y voluntad incansable, logró ser  admitidopor méritos propios en el mejor hospital ocular de Estados Unidos, el Bascom Palmer, la misma institución que formó a su padre.

Con 30 años, Batlle Logroño viene dispuesto a modernizar el sistema de atención al paciente, a instaurar el récord electrónico de acceso a imágenes y estudios, a introducir nuevas técnicas de trasplante de córneas, a motivar los trasplantes de tejido corneal, a establecer un servicio oftalmológico en la Zona Oriental…

Como lo hicieron antes el abuelo y el padre,  retorna a su patria con la intención de mutarlo todo, de rehacerlo todo; de colocar al país, una vez más, a la vanguardia de la oftalmología mundial. Y sabemos que lo logrará: lo trae inscrito en los genes.