Rotterdam, 1 oct (EFE/).- Holanda alquila prisiones vacías a otros estados, un método que permite a presos que están a la espera de cumplir condena por falta de celdas en sus respectivos países, hacerlo en territorio holandés.
Ante el elevado número de celdas sin ocupación en los Países Bajos, el Estado neerlandés ha firmado de momento acuerdos con Bélgica y Noruega, país este último que permitió en septiembre que 242 presos noruegos cumplan condena en la prisión de Norgerhaven, en el norte de Holanda.
Bajo el sistema penal noruego pero en territorio holandés y con personal del sistema penitenciario nacional, estos convictos, que en su gran mayoría han aceptado cumplir condena de manera voluntaria fuera de su país, se han ido trasladado de manera escalonada y bajo estrictas normas de seguridad.
Hasta el momento más del 70 % de presos, unos 150, ya han sido trasladados a Holanda, explicó a Efe el secretario de Estado para la Seguridad y la Justicia del Gobierno holandés, Klaas Dijkhoff.
"El logro de este tipo de acuerdos es mutuo porque los Países Bajos no tienen suficientes prisioneros para llenar las cárceles, incluso hasta el punto de que perdemos personal altamente cualificado, mientras que Noruega tiene muchos prisioneros sin internar", señaló.
Según el secretario de Estado para la Seguridad, el sistema penitenciario holandés juega un rol importante en este descenso porque "el Gobierno invierte tiempo y esfuerzo económico para prevenir la reincidencia y ofrece cursos en las cárceles, trabaja para que los presos puedan acceder a la Educación e invierte en crear puestos de trabajo para exconvictos
A través de esta medida, y concretamente en esta ocasión, Holanda ha mantenido 239 puestos de trabajo, aseguró.
Y aunque Holanda no obtiene ningún beneficio, tampoco tiene ningún gasto, ya que los costes, unos 25 millones de euros, corren a cargo de Noruega, que a cambio obtiene celdas vacías para sus presos, afirmó.
No obstante, se han tenido que solucionar dificultades y el "personal holandés ha sido entrenado en las normas penitenciarias de Noruega y su cultura, y también han recibido clases de inglés, ya que es el idioma que se utiliza en la cárcel", añadió.
A la investigadora del centro de Estudios de Criminología y Seguridad (NSCR), Anja Dirkzwager, no le parece tan claro el beneficio que obtiene Noruega.
"Aunque la lista de espera es larga en ese país, se trata de un acuerdo más caro para el sistema penitenciario y además afecta a ciertos derechos de los presos como las visitas de las familias que se complica", sumado "al inconveniente del idioma", señaló en declaraciones a Efe.
No es la primera vez que Holanda ocupa celdas con presos extranjeros, dado que en 2010 firmó un acuerdo con Bélgica por el que más de 500 presos del país vecino se encuentran cumpliendo condena en la prisión de Tilburg, en el sur de los Países Bajos.
El número de encarcelados en Holanda va decreciendo desde 2005 y según ha estimado el Centro Científico de Investigación del Ministerio de Seguridad y Justicia se espera que la población de presos siga disminuyendo hasta 2017.
Según el secretario de Estado para la Seguridad, el sistema penitenciario holandés juega un rol importante en este descenso porque "el Gobierno invierte tiempo y esfuerzo económico para prevenir la reincidencia y ofrece cursos en las cárceles, trabaja para que los presos puedan acceder a la Educación e invierte en crear puestos de trabajo para exconvictos".
La investigadora en criminología y seguridad apuntó al respecto que "la disminución de los índices de criminalidad no solo ocurre en Holanda, sino también otros países occidentales vienen experimentando un descenso".
Reconoce que las condiciones carcelarias en Holanda son a menudo mejores que en otros países, a pesar de que "en las últimas décadas se han experimentado cambios y el sistema penitenciario es algo más sobrio dado los recortes presupuestarios y un creciente clima punitivo en la sociedad".
Así, ha disminuido el número de actividades para prisioneros, se han reducido los presupuestos destinados a la rehabilitación y se ha abandonado la tradición holandesa de un preso por celda.
No obstante, relata la experta, las prisiones holandesas "no tienen que hacer frente a problemas de hacinamiento o falta de personal, los presos pueden llevar su propia ropa, usar teléfono y recibir visitas una vez a la semana y normalmente la relación entre el personal y los internos suele ser "informal y de apoyo". EFE