Cortesía de Connectas/Edith Febles, Hogla Enecia Pérez e Indira Vásquez*

A casi dos décadas de su creación, el sistema de cobertura de salud y de pensiones del país no ha logrado -como prometía- reducir las desigualdades. Muchos afiliados a las AFP padecen la falta de acceso a sus fondos y a otros les niegan los derechos que por ley tienen. Y la DIDA, el organismo que debe defenderlos, tiene escaso presupuesto y poca autonomía. Un informe de las Naciones Unidas es contundente: el modelo dominicano deja a la mayoría de los trabajadores en el desamparo durante la vejez.

Por más de 35 años, Ysabel Rodríguez Collado ha asistido a miles de personas con diferentes padecimientos en el sistema hospitalario. Ahora, a sus 65 años de edad, no puede retirarse a descansar el tiempo que le queda de vida porque el Consejo Nacional de la Seguridad Social (CNSS) no autoriza su pensión mediante el sistema de reparto. Ella es una de las casi 300 enfermeras víctimas de un sistema que impera en República Dominicana hace casi dos décadas y que ha dejado en el limbo, también, a miles de trabajadores que aportaron a ese antiguo sistema.

El CNSS es el órgano de dirección del sistema de seguridad social que rige en el país desde 2003, cuando se puso en vigencia la ley 87-01 que permitió la entrada de las Aseguradoras de Fondos de Pensiones (AFP), de origen privado. Ese Consejo decidió con la resolución 289-03 que solo quienes tenían más de 45 años de edad en aquel momento y fueron afiliados a las AFP de manera automática o voluntaria, pueden solicitar su traspaso al sistema de reparto. La razón: tenían derechos adquiridos con la anterior ley de seguridad social. Pero no es el caso de Ysabel, que no cumplía ese requisito etario.

Para superar el trance, la enfermera acudió a la Dirección de Información y Defensa de los Afiliados (DIDA), entidad creada mediante la ley 87-01 para orientar y asistir a los afiliados. Pero en términos prácticos es poco lo que ese órgano puede hacer. “Fui a la DIDA para solicitar y firmar el traspaso de mis fondos de Banreservas al Ministerio de Hacienda. Eso fue el día 4 de diciembre de 2019. Me lo llenaron, yo lo solicité y me dijeron llame en dos meses. Y la última vez que llamé, la respuesta que me dieron era que yo no calificaba para pensión”, comenta la mujer en tono desesperanzado sobre el proceso que ha tenido que soportar para acceder a su pensión por antigüedad en el servicio.

Ella tenía los recursos para su pensión garantizados a través del sistema de reparto, el cual aseguraba a los empleados públicos, pero al crearse el nuevo sistema de seguridad social en 2003 quedó con recursos en dos carriles distintos. Una situación que le ocurrió a cientos de enfermeras como ella: sus aportes fueron al viejo sistema de reparto y al nuevo modelo de pensiones que incluye a todos los trabajadores. Ese segmento de profesionales de la salud no es el único que tiene esta problemática; otros empleados que cotizaron bajo el anterior sistema de pensiones están en las mismas condiciones.

Son miles los ciudadanos que se han convertido en víctimas del sistema de seguridad social dominicano. La directora de la DIDA, Carolina Serrata Méndez, que lleva poco más de un año en el cargo, reconoce que al menos 800 expedientes como el de la enfermera se encuentran depositados a la espera de una resolución que les permita a sus titulares acceder a la tan ansiada pensión. Y que está gestionando esas y otras reclamaciones ante el CNSS, que dilata sus reuniones y tarda años en responder requerimientos.

Esta y otras deudas del sistema de seguridad social dominicano quedan reflejadas en un estudio del PNUD de las Naciones Unidas publicado en marzo de este año. “El sistema de protección social del país está lejos de alcanzar los objetivos establecidos en la Ley de 2001 y ser un mecanismo eficaz para reducir las desigualdades”, dice el informe, que agrega: “Más preocupante aún es que, después de dos décadas de condiciones económicas inusualmente favorables, no se registran avances en la cobertura del régimen contributivo de la seguridad social”. El contributivo, vale aclararlo, es el régimen al que se acogen los empleados públicos y privados del país.

Para el PNUD, tampoco se ha implementado un régimen voluntario de cotización para aquellos trabajadores no asalariados que deseen aportar al régimen contributivo. “Muchos han ahorrado para su pensión de vejez y, además de no obtenerla, desconocen el destino de sus ahorros”, refiere el informe al destacar que si un trabajador no cuenta con 360 cotizaciones que le dan derecho a una pensión de vejez, puede seguir cotizando más allá de los 65 años con el fin de adquirirlo. No obstante, la ley no especifica qué sucede con los saldos de la cuenta de capitalización individual cuando un trabajador no cumple los requisitos.

Francisca Peguero, enfermera y secretaria general de ASONAEN

Aunque desde la DIDA hacen referencia a los más de 800 expediente remitidos al CNSS, el exempleado público Luis Holguín Veras, quien trabajó en puestos de alto perfil en la administración pública (entre ellos como como asesor del Ministerio de Educación), entienden que esa institución ha sido es “una oficina de servicio al cliente de las AFP” y no una defensora de los afiliados.

“La DIDA debería es estar haciendo un oficio diciéndole al Consejo: modifiquen la resolución 289-03 por improcedente o emitan una nueva reconociendo el derecho de los servidores públicos, amparados en la Ley 359, a permanecer en el sistema de reparto”, refiere.

La enfermera Ysabel, quien inició laborando para el Estado en 1986 en el Hospital Cabral y Báez de Santiago de los Caballeros, desconoce que sus fondos están tanto en el sistema de reparto como en una AFP. “Cuando comenzaron a llenar lo de las AFP, yo me agregué con el Banco de Reservas, por eso mis fondos están ahí. ¡O estaban, yo no sé! Porque la verdad es que la decepción no me ha dejado llamar otra vez. Porque la última vez que yo llamé a la DIDA y esa chica me dijo a mí: ‘usted no califica’, sabiendo yo que tengo 35 años de servicios, yo caí en una depresión rabiosa”.