SANTO DOMINGO, República Dominicana.- “Identificar este 'locus' SIM1 como un factor de riesgo para la disfunción eréctil es muy importante porque proporciona la prueba largamente buscada de que hay un componente genético" en la impotencia, dice en el estudio su autor, Eric Jorgenson, del Centro de Investigación de Kaiser Permanente de California.

En el estudio de Kaiser Permanente colaboraron científicos de la Universidad de California en San Francisco, de la Universidad de Washington y la Universidad de Utah, que corroboraron resultados con un estudio previo efectuado en Londres.

Los investigadores estudiaron el genoma de 36.349 hombres residentes en Estados Unidos y concretamente corroboraron los resultados con otros 222.358 hombres del estudio genético Biobank efectuado en el Reino Unido.

Afecta a uno de cada cinco y de cualquier edad

La disfunción eréctil, popularmente llamada impotencia, es un problema común que afecta a aproximadamente a uno de cada cinco varones (20%). Puede presentarse a cualquier edad, aunque es más frecuente a partir de los 40 años.

De los 36.349 hombres estudiados, la mayoría son blancos no hispanos (81.4%). El resto, hispanos latinos (8.1%), asiáticos orientales (7.5%) y afroamericanos (3.0%) se detalla en el estudio aparecido en la edición de este mes de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS)
http://www.pnas.org/content/early/2018/10/02/1809872115

“Nuestros análisis funcionales y los estudios previos identifican un mecanismo hasta ahora desconocido, que incide en la disfunción eréctil”, lo que abre la posibilidad de desarrollar terapias farmacológicas "más específicas”, sostiene.

Esos tratamientos –añade- pueden tener el potencial de mejorar la función sexual "tanto en hombres como en mujeres”.

Hasta ahora, efectivamente, solo se sospechaba que la genética estaba relacionada con la impotencia, pero no se había identificado al culpable.

El hallazgo "podría ayudar a identificar otras variables genéticas clave que detonan" la impotencia y motivar investigaciones para entender mejor los mecanismos precisos "por los que operan esos nexos", afirmó a su vez el jefe de Urología en la Universidad de Washington en Seattle (noroeste de EEUU), Hunter Wessells.