Cortesía de La Nación/Por Lucía Sol Miguel

En las costas del lado este de la isla La Española, los turistas regresan en masa a disfrutar de las playas del mar Caribe en un destino que resguarda a sus visitantes y los provee de unas vacaciones seguras al margen del coronavirus. Del lado oeste de la misma isla, este escenario parece irreal. La población teme salir de sus casas, no por la inminente presencia de un virus fatal, sino por la incesante violencia que se apodera de las calles.

Dos caras de una misma moneda, las realidades antagónicas de República Dominica y Haití, que datan desde sus orígenes, se exacerbaron con la llegada del coronavirus. Desde la respuesta a la pandemia hasta la situación social, los escenarios son muy diferentes, y mientras en un país empieza a iluminar la luz al final del túnel, el otro se sumerge cada vez más en una crisis sin fin.

República Dominicana es el país de América Latina y el Caribe con el mayor ritmo de vacunación en relación con su población, con un promedio de 1.06 dosis por cada 100 habitantes en los últimos siete días. Además, es el tercer país latinoamericano con la mayor tasa de vacunados, detrás de Chile y Uruguay.

Según las cifras de “Vacúnate RD”, que lleva el conteo de la población inmunizada, más de 2,6 millones de dominicanos recibieron las dos dosis contra el coronavirus, mientras 4,6 millones de los 10 millones de habitantes están parcialmente vacunados.

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