Washington, 30 oct (Beatriz Pascual Macías/EFE).- Estados Unidos vive una particular campaña electoral para los comicios legislativos de este martes, con disputas por ventiladores entre candidatos, debates ante sillas vacías, iniciativas para legalizar la marihuana o enfrentamientos entre aspirantes de un mismo partido.
Con la etiqueta "#Fangate", el escándalo del ventilador, los estadounidenses resumieron en las redes sociales una situación casi insólita, en la que el actual gobernador de Florida, Rick Scott, rechazó en un primer momento participar en un debate con su rival, Charlie Crist, por el pequeño aparato que refrescaba a su rival.
Scott alegaba que las normas del debate prohibían la utilización de aparatos electrónicos, pero tras unos incómodos minutos de risas y abucheos del auditorio del debate, que se transmitía en directo, subió al escenario para enfrentarse con su contrincante.
"Este debe ser uno de los inicios de debate más peculiares de la historia", afirmó el periodista Eliott Rodríguez, encargado de moderar el encuentro entre los candidatos a gobernador de Florida, uno de los estados "bisagra" que ha despertado más expectación.
Notable controversia también suscitó el debate frente a una silla vacía en el que se vio el legislador republicano del Congreso de Carolina del Norte, Thom Tillis, que respondió en solitario durante una hora a las preguntas de dos reporteros del canal Time Warner.
Su oponente, la senadora demócrata Kay Hagan, había rechazado participar en un cuarto debate para el Senado y decidió no aparecer.
Pero este caso no es totalmente insólito.
Según la revista de Instituto Smithsonian, en EE.UU. la tradición se remonta al menos hasta 1924, cuando el candidato a vicepresidente por el partido Progresista, Burton K. Wheeler, protagonizó un debate frente a una silla vacía que pretendía ocupada por el presidente Calvin Coolidge, para destacar "el silencio habitual que emana de la Casa Blanca" cuando se le planteaba cualquier cuestión.
La historia también parece repetirse con el candidato al Congreso Clay Aiken.
Tras casi ganar el concurso musical televisivo "American Idol", Aiken busca su lugar en la política como ya hicieron antes otros artistas, como el presidente Ronald Reagan o el exgobernador de California Arnold Schwarzenegger.
Aiken ha pasado de la revista "People" -cuya portada ocupó en 2008 cuando reveló su homosexualidad- al autobús de campaña y los discursos en los que acusa a su oponente de poner los intereses de su partido por encima de los de Carolina del Norte.
El enfrentamiento adquiere un tono más áspero en el estado de Nueva York, donde Randy Credico -demócrata que perdió las primarias en septiembre- ha lanzado en twitter una ofensiva sin precedentes contra el candidato a fiscal general de su mismo partido, Eric Schneiderman.
Credico, que durante su campaña se presentaba como "el único político en Estados Unidos que fuma marihuana y lo admite", se refiere a Schneiderman como su "examigo cocainómano" o "Eric de la nariz", entre otras cosas.
Su enemigo político reconoció haber consumido esta droga en el pasado pero nunca como fiscal general, tal y como afirma Credico.
Sin embargo, la rivalidad no se limita al partido demócrata.
Clint Didier, del ala más extremista del Partido Republicano (el Tea Party) y, Dan Newhouse, del sector moderado y tradicional, no tienen rival demócrata al que enfrentarse, por lo que lo harán entre sí por el escaño correspondiente al distrito 4 del estado de Washington en la Cámara de Representantes federal.
El 4 de noviembre, los estadounidenses de 41 estados votarán 125 propuestas ciudadanas, desde la legalización de la marihuana en Alaska, Oregón y el Distrito de Columbia (Washington DC) hasta la prohibición de algunos métodos para cazar osos en Maine.
Los cazadores de este estado -el único que permite capturar osos con cebos, perros y trampas- rechazan que se prohíban esos métodos por la necesidad de controlar una población que ha crecido un 30 por ciento en los últimos 10 años y cuenta con 30.000 ejemplares.
El estado de Washington también podría enfrentarse a un escenario sin precedentes si se aprueban dos medidas contradictorias sobre el control de armas, tal y como prevén los sondeos del centro de análisis Elway Poll.
Una impondría el control de antecedentes penales de los compradores de armas, mientras que la otra prohibiría al estado realizar otras comprobaciones legales que no sean las requeridos por las leyes federales.
No está claro qué prevalecerá si se aprueban ambas medidas y, de hecho, puede que las paradojas y contradicciones alcancen su punto álgido el 4 de noviembre si finalmente los conservadores se hacen con el control total del Capitolio.
El presidente Barack Obama se convertiría entonces en un presidente casi sin poder para gobernar, es decir, en lo que se conoce como un "pato cojo" (lame duck) al que ya no se presta atención y cuya Presidencia, a la que quedan dos años, se consideraría prácticamente acabada. EFE