SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Con un colorido y masivo despliegue de carrosas, autobuses y toda clase de vehículos repletos mayormente de jóvenes, a ritmo de mucha música urbana y consignas como “el amor vence el odio”, se llevó a cabo este domingo la Octava Caravana Nacional del Orgullo LGBT.

El recorrido, tan variopinto como la emblemática bandera LGBT, arrancó casi a las 4:00 de la tarde desde la Avenida del Puerto, su tradicional punto de partida, luego de escuchar las arengas de activistas y personalidades como el dirigente político y sociólogo Max Puig, la comunicadora Altagracia Salazar y el presidente del Comité Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Manuel María Mercedes.

Mercedes deploró que en la República Dominicana se sigan registrando hechos de violencia, apresamientos y toda clase de violación de derechos contra las personas con preferencias sexuales distintas a la heterosexualidad.

Eddy Hernández, de unos 22 años, contó que vino desde Santiago en uno de cinco autobuses, con un único propósito: “pedirle a Danilo Medina, al Gobierno, a los legisladores, que se acuerden que nosotros los gay pagamos impuestos y solo queremos que nuestros derechos se respeten”

"Estamos aquí haciendo un llamado para que se entienda que no pueden haber sectores vulnerables que no estén incluidos en las políticas públicas y en los planes de desarrollo” que el Estado formula, dijo el defensor de los derechos humanos al periódico Acento.com.do

Entre quienes “caravanearon” por la avenida George Washington hasta la Máximo Gómez, internándose luego en Villa Juana y otros barrios de la zona norte capitalina, hubo gente de prácticamente todas las provincias del país, según los organizadores.

Eddy Hernández, de unos 22 años, contó que vino desde Santiago en uno de cinco autobuses, con un único propósito: “pedirle a Danilo Medina, al Gobierno, a los legisladores, que se acuerden que nosotros los gay pagamos impuestos y solo queremos que nuestros derechos se respeten”.

Randy Custodio, activista de la comunidad LGBT, también recordó a los políticos “que la lucha por las libertades sexuales es también una lucha política, por la democracia”, máxime en una sociedad “donde los niveles de intolerancia se han agudizado para las personas con tendencias sexuales diversas”.

Discriminación a todos los niveles

En ese mismo tenor habló el presidente del partido Alianza por la Democracia (APD), Max Puig, uno de los padrinos del evento, al censurar que la RD sea todavía “un país marcado por las desigualdades y la discriminación”.

Agregó que no solamente los gays, lesbianas y transexuales son discriminados en el país, sino además otros conglomerados, como los discapacitados y los inmigrantes de origen haitiano. “No soy LGTB, pero me identifico con el dolor” que producen las actitudes prejuiciosas y ofensivas que sufren estos dominicanos, expresó Puig desde la tarima, poco antes del inicio del recorrido.

Contra el “clima generado de intolerancia” hacia los derechos de las minorías y los grupos LGTB que a su juicio se respira hoy día en la sociedad dominicana, también alzó su voz la periodista Altagracia Salazar, quien resaltó el papel orientador que concierne a los medios.

“El gran problema con el tema en los medios es el desconocimiento. En la sociedad dominicana y en los medios no se distingue entre orientación sexual e identidad de género, y se le da un tratamiento que a veces es hasta cruel; entonces los medios tenemos una responsabilidad en educación, porque el respeto a la diversidad es el respeto a la democracia”, apuntó la comunicadora.

Antes de que empezara la caravana, que transcurrió con normalidad, se comentó desde la tarima que grupos de evangélicos esperaban el paso de la misma apostados frente a la playa de Güibia, con fines de provocar incidentes, lo que resultó ser solo un rumor.

No obstante, los organizadores habían orientado a los marchistas a que respondieran no con insultos u otra expresión de violencia, pero sí a viva voz, al compás de la consigna que más resonó durante todo el trayecto, y también en el concierto donde culminó la caravana, en la Plaza de la Atarazana: el amor vence el odio.