SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El periódico que más leo es El País. Algunos de sus colaboradores logran textos que me producen una envidia incontrolable, diera cualquier cosa por escribir parecido a ellos. Eso compensa, en alguna medida, su falta de objetividad cuando del PSOE se trata, todo el maquillaje editorial que le dan a los fiascos y las derrotas de José Luis Rodríguez Zapatero.
Pero en cuanto a eso, lo más difícil de mi relación con El País está en La Habana y en Santo Domingo, lejos de Madrid. Por tal de mantener su puesto y evitar una expulsión de Cuba, Mauricio Vincent matiza hasta rozar el borde de lo inverosímil, calla más de lo que dice y, lo que es peor, nunca está en el lugar donde se producen las verdaderas noticias.
En República Dominicana el caso es aún más penoso. La realidad de esta media isla, desafortunadamente, no despierta el mismo interés que Cuba en los lectores de El País. Quizá por eso han aceptado sin miramientos que su colaborador sea Iban Campo, un empleado del presidente Leonel Fernández. Más que un medio noticioso, El País se comporta aquí como un embajador dentro de una ambiciosa estrategia de relaciones públicas.
En la edición de hoy de del diario español se publica un extensa entrevista a Leonel Fernández. Justo al día siguiente de que el Senado aprobara un impopular paquete fiscal, un urgente paliativo al déficit que han generado la corrupción y el despilfarro del gobierno de Fernández. Sobre ello no se hace ni una sola pregunta. Tampoco sobre una vieja foto donde el Presidente posa junto al narcotraficante español Arturo del Tiempo. Todo lo que tenía que decirse de República Dominicana cupo en un párrafo:
“Queda por terminar la segunda línea del metro. Esperamos seguir avanzando en el sector eléctrico nacional. Tenemos retos en generación, distribución y transmisión de la energía. Esperamos inaugurar antes de final de año las primeras estaciones eólicas. Esperamos que lleguen a 100 megavatios antes de acabar. Tenemos grandes proyectos de infraestructuras… Son tantos los proyectos que nos quedan en un año que si no hubiese dicho que no me iba a presentar otra vez se creería que la enunciación de estos proyectos es una incitación a la reelección”, concluyó Fernández con su particular sentido del humor.
Sobre el paquetazo fiscal no se hace ni una sola pregunta. Tampoco sobre una vieja foto donde el Presidente posa junto al narcotraficante español Arturo del Tiempo
Antes de marcharse, Leonel firmó un acuerdo entre la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode), y el Grupo PRISA (editor de El País). Todo se ve tan bonito y suena tan bien a los oídos, que me gustaría irme para un país donde él sea presidente y ejecute con la misma lucidez con la que habla. Sobre todo ahora, que estoy tan harto del que nos ha gobernado durante los últimos ocho años.
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