Nueva York, 16 jun (EFE/Agustín de Gracia).- En un intento por remontar las encuestas desfavorables, Donald Trump recurrió hoy a un discurso nacionalista, rayando en lo xenófobo y haciendo unas promesas a las que sólo le faltó apoyarlas colocándose un casco de guerra.

"Encontraré un nuevo general Patton", afirmó Trump en un discurso de 45 minutos al referirse al liderazgo mundial que, según él, ha perdido Estados Unidos y a la necesidad de recuperar las glorias pasadas.

Lo dijo al anunciar, esta vez sí, que había decidido sumarse a la lucha por conquistar la candidatura republicana para los comicios presidenciales del año próximo.

A los mexicanos que vienen a Estados Unidos buscando oportunidades de trabajo y ocupan puestos que no quieren los nacionales dijo que traían crimen y drogas, y propuso levantar un "gran muro" en el sur. Criticó a chinos y japoneses por ahogar económicamente a Estados Unidos, a los "terroristas islámicos" que se "están comiendo una larga porción de Oriente Medio" y también las supuestas intenciones de Irán de tener armas nucleares

Combativo, intenso y orgulloso de la fortuna que ha acumulado en su vida, Donald Trump, de 69 años, dio un salto definitivo a la política después de cinco años coqueteando con la idea de aspirar a la Casa Blanca.

Se lo pensó en 2010, para competir en los comicios de 2012, que ganó Barack Obama para su segundo mandato. Pero al final rechazó la idea porque, entre otras cosas, las encuestas lo ubicaban en el nivel más bajo de los posibles candidatos.

Ahora sí se decidió Donald Trump a dar este paso, pero el escenario que tiene ante sí es tan malo como entonces, si no peor.

De momento, y a no ser que haya nuevas fichas, tendrá que competir con once aspirantes más para conseguir la candidatura presidencial del Partido Republicano, incluido otro integrante de la dinastía Bush, Jeb.

Pero las encuestas siguen siendo muy desfavorables para Trump. La más reciente, de la Universidad de Monmouth, difundida el lunes, le daba un 2 % de simpatías entre los votantes republicanos, muy por debajo del favorito provisional, Ben Carson, que tiene el 11 %.

Sin embargo, la personalidad de Trump, su carácter ríspido y su inclinación a adoptar posturas que no son "políticamente correctas", lo sitúan a la cabeza de las encuestas, pero en cuanto a las opiniones desfavorables de los votantes republicanos.

Según el mismo sondeo, el 55 % de los encuestados tiene una opinión desfavorable de Trump, lejos del 42 % que tiene el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien todavía no ha confirmado si se lanzará a la carrera.

Ya cuando anunciaba los resultados de este sondeo, el jefe de la sección de encuestas de la Universidad de Monmouth, Patrick Murray, reconocía que no habría un "rechinar de dientes" entre los votantes republicanos si al final no se lanzaba Trump a la carrera, teniendo en cuenta el escaso apoyo que tiene.

Y el magnate, para ganar la atención de los electores, fue hoy "más Trump" de lo acostumbrado, arremetió contra todos y no dejó títere con cabeza.

A los mexicanos que vienen a Estados Unidos buscando oportunidades de trabajo y ocupan puestos que no quieren los nacionales dijo que traían crimen y drogas, y propuso levantar un "gran muro" en el sur.
Criticó a chinos y japoneses por ahogar económicamente a Estados Unidos, a los "terroristas islámicos" que se "están comiendo una larga porción de Oriente Medio" y también las supuestas intenciones de Irán de tener armas nucleares

No sólo no fue recatado en el monto de su fortuna, que la aireó públicamente y que hoy mismo cifró en 8.737 millones de dólares, sino que dijo que en Estados Unidos lo que falta es gente rica y lo que sobran son "perdedores".

Con unos argumentos propios de los políticos de la ultraderecha europea, Donald Trump recurrió a ideas grandiosas para convencer de sus intenciones.

"El sueño americano está muerto", afirmó. "Si salgo elegido, conseguiré de vuelta que el país sea mayor, mejor y más fuerte que antes", insistió al final de su discurso, resumiendo 45 minutos de diatribas, divagaciones personales y radicales intenciones.

Según dice hoy el comentarista de The Wall Street Journal John Feehery, Trump sabe que necesita convertirse en canal de "las frustraciones y los temores de un electorado republicano indignado", aunque habrá que ver si al final logrará mayores apoyos.

"Su campaña presidencial puede llegar a ser divertida, pero no puede ser seria. ¿Desde cuándo un multimillonario debería aspirar a ser presidente?", se pregunta Feehery. EFE