SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Hugo Tolentino Dipp, diputado al Congreso Nacional y dirigente del Partido Revolucionario Dominicano, le devolvió un libro y una carta a su antiguo compañero de partido, Milton Ray Guevara, porque ambos envíos “no me son gratos” dado el tratamiento que le ha dado el presidente del Tribunal Constitucional a los hijos de haitianos en la República Dominicana.

Tolentino Dipp y Ray Guevara, que fueron grandes amigos y a su vez fueron fraternos intelectuales del doctor José Francisco Peña Gómez, ahora se distancian por la sentencia del 23 de septiembre del Tribunal Constitucional.

Tolentino Dipp rechaza los elogios de Milton Ray Guevara a José Francisco Peña Gómez, porque los entiende fuera de tiempo y no adaptados a la realidad de personas que antes tuvieron la misma condición que Peña Gómez.

“Tengo la impresión de que esos enaltecimientos a José Francisco Peña Gómez, a ese “dominicano inmortal” no pueden reflejar la realidad actual de sus sentimientos. Y esto así, porque esa realidad nos dice que  su libro merece un colofón, el cual, tratándose de José Francisco Peña Gómez y adaptado el género, no puede ser otro sino la frase central de la sentencia del Tribunal Constitucional apadrinada por su principalía como juez presidente de esa Corte: “…si bien nació en el territorio nacional, es hija (léase “hijo”) de ciudadanos extranjeros en tránsito, lo cual la (léase “lo”) priva del derecho al otorgamiento de la nacionalidad dominicana”.

Vea a continuación la carta de Hugo Tolentino Dipp:

 

25 de noviembre de 2013

Señor Milton Ray Guevara

Presidente del Tribunal Constitucional

Santo Domingo, República Dominicana

Señor Presidente del Tribunal Constitucional:

Ha sido hoy en la mañana, a mi regreso del interior del país, cuando he podido advertir que Usted me había enviado un libro de su autoría. Le acompañaba una carta en la que en su segundo y penúltimo párrafo, expresa: “Esperando reciba este ejemplar a modo de profundo agradecimiento por permitirme contar con su respeto y amistad”

Debo confesarle que de ser otras las circunstancias actuales hubiese valorado esas palabras como manifestaciones sinceras. Le confieso asimismo, que ese recelo no pudo menos que acrecentarse tras ojear las páginas de su libro.

Dos artículos publicados por Usted en el pasado e incluidos en el texto, atrajeron mi atención: el primero se titula “Peña Gómez” y el segundo “Panteón de la Patria Peña Gómez y Bosch”. En ellos y en orden sucesivo Usted escribe estas elogiosas frases: “…en la iglesia de Santa Bárbara de Samaná, sin disimular la emoción elevé, junto a mis compañeros Perredeístas, una vibrante oración por un dominicano inmortal: José Francisco Peña Gómez”.  En el siguiente, Usted propone: “En el caso nuestro, José Francisco Peña Gómez, maestro, jurista, líder político, visionario, demócrata permanente, líder de masas, internacionalista, solidario y combativo, amoroso del fortalecimiento institucional debe reposar en nuestro Panteón”.

Tengo la impresión de que esos enaltecimientos a José Francisco Peña Gómez, a ese “dominicano inmortal” no pueden reflejar la realidad actual de sus sentimientos. Y esto así, porque esa realidad nos dice que  su libro merece un colofón, el cual, tratándose de José Francisco Peña Gómez y adaptado el género, no puede ser otro sino la frase central de la sentencia del Tribunal Constitucional apadrinada por su principalía como juez presidente de esa Corte: “…si bien nació en el territorio nacional, es hija (léase “hijo”) de ciudadanos extranjeros en tránsito, lo cual la (léase “lo”) priva del derecho al otorgamiento de la nacionalidad dominicana”.

Su carta y su libro no me son gratos, de allí que tenga a bien enviárselos de vuelta.

Hugo Tolentino Dipp