REDACCIÓN.-El influyente periódico conservador neoyorquino The Wall Street Journal tiene los ojos puestos en el proceso electoral de Brasil, la economía más importante de América Latina y uno de los influyentes miembros del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

En un reportaje firmado por John Lyons, desde Río Branco, el rotativo especializado en finanzas y mercados señala que Marina Silva lidera la carrera por la presidencia de Brasil mientras Rousseff pierde terreno.

Sostiene que el ascenso de Silva, una advenediza de la Amazonía, trae enormes interrogantes para la séptima economía mundial.

A continuación, la excelente versión en español, en traducción libre, de Iván Pérez Carrión:

RIO BRANCO, BrasilMarina Silva comenzó su vida como hija de caucheros analfabetos que recorrían penosamente las selvas llenas de malaria para recoger el látex en un remoto rincón de la Amazonía brasileña. Su bautizo en la política fue cuando enfrentó a ganaderos armados hasta los dientes enviados para quemar su hogar en medio del bosque.

Ahora, la activista de 56 años de edad, convertida en senadora puede llegar a ser presidente de la nación más grande de América Latina.

Las encuestas muestran que la señora Silva ganaría votos suficientes para forzar una segunda vuelta contra la actual presidenta Dilma Rousseff en las elecciones de Brasil del 5 de octubre, y ganar en la segunda ronda tres semanas después. Es un cambio importante de la situación unas semanas atrás, cuando Rousseff parecía encaminarse a la reelección y Silva no estaba en la carrera. Sin embargo, Silva se ha disparado en las urnas desde que reemplazó a un candidato del Partido Socialista que murió en un accidente de aviación el mes pasado.

La candidatura de Silva en ascenso conlleva enormes incógnitas para la séptima economía más grande del mundo, que ahora se debate con el fin del “boom” de las materias primas que duró varios años. Los partidarios de Silva dicen que ella es la reformadora que Brasil necesita para acabar con el clientelismo y otros males políticos que asfixian el desarrollo. Los críticos la ven como un valor atípico que será triturado por el sistema multipartidista darwiniano de Brasil, que añade aún más incertidumbre a las perspectivas de la economía emergente.

“Ella está cabalgando sobre una gran ola de desencanto con un sistema político que todos están de acuerdo en que necesita reformas, pero existen interrogantes reales sobre si ella tendría las condiciones para gobernar realmente el país”, dijo Tereza Cruvinel, analista política y escritora que vive en Brasilia.

 

La socialdemócrata Marina Silva, el dolor de cabeza de Dilma Rousseff
La socialdemócrata Marina Silva, el dolor de cabeza de Dilma Rousseff

La candidatura de Silva está canalizando la ansiedad de los votantes en medio de una reversión disonante de las perspectivas de Brasil. En 2010, la economía se aceleró en 7.5%, lo que generó optimismo en que Brasil estaba dando un salto de desarrollo decisivo. Pero la economía se ha estancado desde entonces y entró en recesión este año. En 2013, alrededor de un millón de brasileños salieron a las calles para protestar por todo, desde la corrupción en los hospitales pobres hasta el costo de US$11,5 mil millones para organizar la Copa Mundial de Fútbol.

El currículo de la recién llegada señora Silva y la promesa de una “nueva política” han alimentado la esperanza entre los votantes que buscan un cambio. Ella sería el primer presidente negro de Brasil, un hito para un país que fue el último en abolir la esclavitud en el hemisferio, en 1888. Su ascenso desde la pobreza ‒aprendió a leer cuando era una adolescente y trabajó una vez como empleada doméstica‒ resuena entre los pobres de Brasil. Cristiana evangélica devota, Marina Silva sería el primer líder protestante en la nación católica más grande del mundo. Entró en la política en Amazonas, junto al defensor de la selva tropical Chico Mendes, cuyo asesinato en 1988 ayudó a estimular el movimiento ambiental mundial.

“Las viejas estructuras no van a ganar”, dijo Silva durante en un debate televisado el 1 de septiembre. “Es importante que ningún brasileño renuncie a su esperanza, porque hay un gran esfuerzo en marcha ahora para hacer que tú retrocedas por miedo”.

El hecho de que Silva sea capaz de desarrollar una campaña antisistema contra un candidato del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) subraya cuán rápídamente ha cambiado el panorama político de Brasil desde que el país acogió la democracia en 1985. Silva fue miembro del PT, un partido de oposición que también dirigió huelgas y protestas para obligar a una dictadura militar a ceder.

Pero el PT ha estado en el poder durante 12 años, un periodo empañado últimamente por escándalos de corrupción, estancamiento económico e inflación creciente. Silva rompió con el Partido de los Trabajadores en 2009.

Rousseff responde

La campaña de la presidenta Rousseff está devolviendo los golpes. Una serie de anuncios de ataque pintan a Silva como una soñadora aislada políticamente, que sigue el molde de los presidentes brasileños anteriores que fueron o bien fueron derrocados por golpes de Estado o sometidos a juicio político.

Dilma Rousseff
Dilma Rousseff

“Soñar es bueno, pero en las elecciones se debe votar con los pies en la tierra”, dice Rousseff en un anuncio. “Un gobierno sin apoyo en el Congreso no podrá garantizar un gobierno estable, un gobierno sin crisis institucionales”.

Rousseff, una exguerrillera marxista, está tratando de cerrar la brecha mediante el fomento del apoyo entre los millones de pobres rurales que se han beneficiado de la expansión del bienestar bajo el gobierno del Partido de los Trabajadores. Los partidarios de Rousseff dicen que la señora Silva está demasiado cerca de los banqueros.

Pero el foco de la campaña de Rousseff se ha vuelto ataques a Silva como una persona no apta para el cargo. Silva accedería al puesto apoyada por un pequeño partido político con una exigua minoría en un Congreso dividido entre tres grandes partidos, y constelaciones de otros pequeños. Dos de los grandes partidos están firmes en el campo Rousseff.

Para gobernar, Silva tendría que improvisar una mayoría mediante la creación cuidadosa de un consenso. Sin embargo, en ocasiones, ella se ha alejado de las negociaciones en lugar de comprometer sus ideales, un rasgo visto como un activo por los partidarios, y un pasivo por la crítica. El Partido Socialista de Silva es su cuarto partido en cinco años. Una revista brasileña publicó un artículo burlón sobre las rupturas en serie bajo el título “Marina Silva rompe con Marina Silva”.

La capacidad de Silva para mantener unida su propia y diversa coalición ya está siendo puesta a prueba. Enfureció a algunos partidarios cuando se apartó de una plataforma de derechos de los homosexuales, anunciado pocos días antes, después de que cayó bajo el fuego de los conservadores evangélicos que se oponen al matrimonio gay.

El expresidente Fernando Henrique Cardoso recordó cómo sus propios esfuerzos para medir su respaldo a su más conservador Partido Socialdemócrata encalló en 2010, durante una conversación de tres horas, después que la señora Silva fuera expulsada de la contienda presidencial de ese año. “Mi conclusión fue que ella nunca apoyaría a nadie, porque ella cree que está predestinada a ser presidente”, dijo Cardoso.

En esa ocasión, dijo Cardoso, Silva afirmó que si ella fuera a ser elegido presidente algún día, podría formar un gobierno exitoso sobre la base de la “gente buena” de los partidos rivales.

Por ahora, Silva está cogiendo votos tanto de Rousseff como de los partidarios del candidato conservador Aécio Neves, que están detrás de cualquier candidato que pueda derrotar a Rousseff. También está recibiendo los de una gran parte de los electores hartos de política, que tenían previsto votar en blanco, según muestran las encuestas.

Por ahora, Silva sólo lleva en la carrera unas cuantas semanas, y su impulso podría reducirse. Postulada como candidata a la vicepresidencia por el Partido Socialista bajo Eduardo Campos, fue impulsada hacia la carrera presidencial después de que el avión de campaña de Campos se estrelló cerca de São Paulo, el 13 de agosto.

Después del accidente, Silva disfrutó de una racha de exposición en los medios mayormente favorables, incluyendo perfiles de cubierta en revistas nacionales. A medida que las elecciones se acercan, la cobertura pudiera convertirse en un enfoque más crítico de su plataforma.

Rousseff puede desplegar un poder de fuego considerable para aplacar a Silva. Las reglas electorales brasileñas favorecen a los presidentes titulares, y Rousseff tiene derecho a unos 12 minutos gratuitos cada noche en la televisión, en comparación con los menos de dos minutos para Silva.

El apoyo diverso de Silva se pudo observar el 29 de agosto, cuando ella dio a conocer su plataforma a una mezcla inusual de ecologistas, progresistas de izquierda y financieros conservadores hacinados en un salón de baile en São Paulo. Un himno nacional solemne fue seguido por gritos y aplausos al estilo de un partido de fútbol.

“Todo el mundo está cerrando los ojos y saltando a bordo. No me preocupa su economía, porque nada puede estar peor de cómo está ahora. Estoy aquí para comprender la política", dijo un analista económico en el evento.

La plataforma de Silva mezcla medidas económicas ortodoxas, como la reducción de los controles a la deuda y los precios, y la creación de un banco central independiente al estilo estadounidense, con una fuerte dosis de ecologismo, tales como añadir más energía eólica a la mezcla energética de Brasil, haciendo cumplir los reglamentos, e incorporando los costos ambientales a los grandes proyectos de construcción.

Sin embargo, un elemento central del programa de Silva sería reformar un sistema político en el cual los presidentes compran votos, a cambio de darle el control de las agencias gubernamentales clave a los partidos minoritarios, según María Alice Setubal, una heredera de la fortuna bancaria de Itaú, quien es una patrocinadora clave.

Para introducir este tipo de reformas importantes, Silva pudiera reunir los votos nacionales para apoyar las ideas clave que enfrentan la resistencia política en el Congreso, dicen los partidarios.

“Marina siempre crea vínculos muy fuertes con la gente dondequiera que está, y creo que ella va a utilizar este poder para evitar convertirse en rehén de los partidos en el Congreso, los grupos de interés”, dijo Julio Pereira, un médico de Río Branco que se volvió político y fue el reemplazo elegido a dedo de la señora Silva para su escaño vacante en el Senado.

Marina Silva

Silva no es en absoluto un neófito político: quedó en tercer lugar en las elecciones de 2010 con cerca de 20 millones de votos, en el Partido Verde.

Y tampoco está ajena a la superación de dificultades, dicen sus partidarios.

Nació en el estado amazónico de Acre, un rincón de la selva tropical brasileña que estaba casi aislada del mundo en la década de 1960. En su biografía, Silva recuerda las fotos del asesinato de John F. Kennedy en una revista por primera vez en 1968, cinco años después de que ocurriera.

Los Silva eran parte de una oleada de brasileños, en su mayoría negros y pobres atraídos a la Amazonía para explotar el caucho por el gobierno, pero que encontró dificultades tales como la esclavitud de la deuda y las enfermedades. Vivían en casas de campamentos remotos, a veces a un día de camino del terraplén más cercano. Cuando todavía era una niña, empezaba sus días mucho antes del amanecer, cocinando con fuego de leña antes de hacer una larga caminata de ida y vuelta para recoger el látex.

Sus primeros años marcaron de forma permanente su visión del mundo y constituyen un fundamento de su ecologismo.

“Vivir en la selva le da uno una perspectiva diferente; se ve el mundo de una manera más humana, conectada. Marina tiene esto”, dijo Elson Martins, un periodista radicado en Acre, que también creció en los campamentos de la goma y participó en la lucha contra la deforestación con Silva y Mendes en los años de 1970 y 1980.

De los once hermanos, tres murieron, dos de malaria. Marina Silva sufrió tantos ataques de malaria, hepatitis y otras dolencias tropicales como la leishmaniasis que un médico una vez declaró que ella se moría.

Marina asumió una mayor responsabilidad después que su madre murió de un aneurisma, según su hermano menor Antonio Arleir Silva, de 48 años.

“Recuerdo que yo tenía malaria y Marina me cuidaba, diciéndome que me iba a salvar, cuando ella misma estaba sufriendo malaria y no se notaba”, dijo el Sr. Silva.

Una fuente de su fuerza era Dios, dicen miembros de la familia. Marina Silva dejó los campamentos de la goma de Rio Branco, la capital del estado, siendo adolescente, para recuperarse de la enfermedad y llevar a cabo el sueño de convertirse en monja. Más tarde abandonó la Iglesia católica, y es hoy un miembro de las Asambleas de Dios evangélica.

La fe de la señora Silva atrae el respaldo de la creciente población de evangélicos de Brasil. Al mismo tiempo, puede parecer incongruente para los partidarios seculares atraídos por su ecologismo.

 

“Dios es uno de sus principales asesores, y a veces eso significa que tenemos que ser pacientes”, dijo un oficial de la campaña de Silva.

Silva consulta la Biblia todos los días, afirman personas que han trabajado con ella. Ha utilizado una técnica, la “la ruleta de la Biblia” que la ayuda a tomar decisiones, que consiste en abrir la Biblia al azar y buscar el sentido en cualquier pasaje que esté en la página, de acuerdo con su biografía Marina: la vida por una causa.

Siendo una adolescente analfabeta en Río Branco, trabajó como empleada doméstica para la familia de Terezinha da Rocha Lopes, de 82 años, cocinando y haciendo la limpieza a cambio de alojamiento y comida. Era una familia de ocho hijos, en su mayoría descalzos, que vivían en una vivienda de tres habitaciones, de tablones, construida sobre pilotes. La joven Silva dormía en la misma cama con una de las chicas de los Rocha Lopes. Construían altares y santos, y les oraban, para pasar el tiempo.

Silva entró en el convento donde finalmente aprendió a leer. Pasado algún tiempo dejó la formación religiosa, al sentir el llamado al activismo.

SAO PAULO (BRASIL), 29/08/2014.- La candidata presidencial del Partido Socialista Brasileño (PSB), Marina Silva, participa, viernes 29 de agosto de 2014, en el acto de lanzamiento del Programa de Gobierno, en Sao Paulo (Brasil). Silva consideró
SAO PAULO (BRASIL), 29/08/2014.- La candidata presidencial del Partido Socialista Brasileño (PSB), Marina Silva, participa, viernes 29 de agosto de 2014, en el acto de lanzamiento del Programa de Gobierno, en Sao Paulo (Brasil). Silva consideró "lamentable" la caída del Producto Interior Bruto (PIB) en dos trimestres consecutivos y subrayó que Brasil necesita "un manejo adecuado" de la macro y la microeconomía. Las encuestas de cara a las elecciones del 5 de octubre señalan que la presidenta Dilma Rousseff, que busca ser reelegida, será la más votada ese día, pero no por la mayoría necesaria. Habría una segunda vuelta y en esa instancia será derrotada por Silva. EFE/SEBASTIÃO MOREIRA

A partir de los años 70, los caucheros pobres de Acre se unieron contra los ganaderos que quemaban la selva donde vivían para convertirla en pastizales para el ganado vacuno. Dirigido por Mendes y otros, los recolectores se opusieron con cadenas humanas para evitar la destrucción de la selva tropical. Mendes reclutó a Silva para la lucha.

Silva tenía razones personales para incorporarse. Los ganaderos invasores, respaldados por la dictadura del país, quemaban los bosques alrededor de la casa de Silva.

Fue una empresa peligrosa. Mendes y otros líderes fueron asesinados. Pero su trabajo tuvo un gran éxito: Hoy Acre conserva alrededor del 90% de su selva. Cuando cayó la dictadura de Brasil, la señora Silva fue uno de los dirigentes sindicales, de izquierda e intelectuales católicos que se unieron al Partido de los Trabajadores naciente para canalizar su activismo en el gobierno.

Silva ganó un lugar como concejal de la ciudad de Río Branco a finales de 1980, y subió al Senado en 1994, y tuvo un período como ministro de Medio Ambiente de 2003 a 2008, en el gobierno del PT del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. En el correo municipal de la ciudad hizo olas al tratar de retornar a las arcas municipales una bonificación que el consejo se había concedido a sí mismo. Se escribió una ordenanza de la ciudad para evitar que ella lo devolviera. Y por eso la señora Silva repartió el dinero entre los grupos que presionaban por la protección de la selva tropical y la democracia abierta.

Como ministro de Medio Ambiente introdujo políticas como la aplicación de leyes más fuertes y la supervisión que ahora se acreditan por haber ayudado a reducir las tasas de deforestación de Brasil a su nivel histórico más bajo. Grupos ambientales globales dicen ahora que una presidencia de Silva fortalecería los esfuerzos internacionales para combatir el calentamiento global.

Sin embargo, también podría promover feroces batallas con amplios sectores de negocios agropecuarios, energía y construcción de Brasil.

En el prólogo de las elecciones de este año, Silva luchó con Rousseff sobre la política de desarrollo del Amazonas, mientras las dos mujeres fueron ministros del gabinete en el gobierno anterior del PT. Silva renunció, finalmente, por los planes de llenar los grandes ríos de la Amazonía de represas hidroeléctricas gigantes.

En la campaña electoral, las huellas de la joven cauchera analfabeta son difíciles de encontrar. Marina Silva es hoy más conocida como una lectora voraz que con frecuencia sale de su oficina con un libro todavía en la mano. Escribe poesía y salpica sus discursos con referencias a escritores y filósofos. Una cita que a menudo trae a colación últimamente de Víctor Hugo, el poeta francés del siglo XIX, se ha convertido en un tema de campaña para algunos asesores: “Uno no puede resistirse a una idea cuyo momento ha llegado”.

(*) Reed Johnson y Rogerio Jelmayer contribuyeron con este artículo

Fuente: http://online.wsj.com/articles/marina-silva-creates-competition-for-dilma-rousseff-in-brazils-presidential-election-1409884205