San Juan, 3 nov (EFE).- La revisión del estatus político de Puerto Rico continúa en punto muerto un año después del último referéndum no vinculante que tuvo lugar en la isla, en el que los puertorriqueños se pronunciaron mayoritariamente en favor de acabar con la relación de subordinación con EE.UU.

La próxima semana se cumple un año de aquella consulta, que fue para el presidente del opositor Partido Nuevo Progresista (PNP) y comisionado residente ante Washington -representante sin voto en la Cámara de Representantes de EE.UU.-, Pedro Pierluisi, un "hecho histórico" para Puerto Rico.

En la consulta, que tuvo lugar el 6 de noviembre de 2012, coincidiendo con la reelección del presidente estadounidense, Barack Obama, y la designación en Puerto Rico del actual gobernador, Alejandro García Padilla, el 53,9 % de los puertorriqueños que votaron dijo querer un cambio de estatus.

"Tarde o temprano el Congreso estadounidense tendrá que responder" a ese resultado, dijo Pierluisi, partidario de la anexión de Puerto Rico a EE.UU. como un estado más, en una entrevista con Efe con motivo de este primer aniversario.

Pierluisi cohabita en su cargo de representante ante Washington con el gobernador García Padilla, cuya formación, el Partido Popular Democrático (PPD), apuesta por perpetuar el actual estatus de Estado Libre Asociado a EE.UU.

El exjefe del Ejecutivo y líder del anexionista PNP, Luis Fortuño, hizo coincidir la fecha de las elecciones a gobernador con una consulta sobre el futuro político de Puerto Rico, un territorio estadounidense desde 1898 con cierto grado de autonomía.

Un 53,9 % de los 1,8 millones de puertorriqueños que acudieron a las urnas dijo no la primera pregunta que interrogaba sobre si se estaba de acuerdo con mantener la actual relación entre Puerto Rico y EE.UU.

El estatus actual permite a los puertorriqueños dotarse de una constitución para el manejo de asuntos internos, pero siempre supeditada a los poderes plenos del Congreso en Washington.

EE.UU. se reserva apartados como el de defensa, fronteras y relaciones exteriores, mientras que los boricuas que viven en la isla no pueden votar para elegir al presidente estadounidense.

En la segunda pregunta de la consulta, en la que se pedía que se eligiera entre tres alternativas, el 61,1 % votó por la anexión a EE.UU., el 33,3 % por el Estado Libre Asociado Soberano, entendido como una relación entre iguales, y el 5,5 % optó por la independencia.

Para Pierluisi ese resultado supuso un cambio en la dinámica de la relación entre Puerto Rico y EE.UU., ya que "una clara mayoría rechazó el estatus actual".

El líder de la oposición recordó que por vez primera en la historia la opción de unirse a EE.UU. se impuso a las otras alternativas.

La primera consulta sobre el estatus se remonta a 1967 y en aquella ocasión se impuso el Estado Libre Asociado con el 60,4 % del voto.

Desde entonces, en ninguna de las otras dos citas sobre el asunto -1993 y 1998- se había impuesto la anexión.

En su opinión, el resultado obliga al Congreso estadounidense, el órgano con la última palabra sobre la soberanía de la isla, a ofrecer al pueblo puertorriqueño alternativas.

La tesis de que la opción de unirse a EE.UU. fuera la ganadora en aquella cita electoral es matizada por el presidente del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), Fernando Martín, que señaló a Efe que el liderato del gobernante PPD pidió que en la segunda pregunta se votará en blanco.

Martín sostuvo que, si se hacen cuentas, 834.191 personas votaron en la segunda pregunta por la anexión, pero que si se suman los 498.604 votos en blanco -lo que recomendó el PPD, que quiere perpetuar el estatus actual-, más los 454.768 por el Estado Libre Asociado Soberano y otros 74.895 por la independencia se superan con creces a los que apoyan la unión al país norteamericano.

El líder independentista cree que lo que sí fue evidente es que por vez primera en 115 años bajo soberanía estadounidense una mayoría "ha rechazado la subordinación política a EE.UU.".

Sin embargo, y aunque se esperaba que aquel resultado desencadenara cambio, ambos políticos considera que la situación sigue estancada.

Desde los independentistas se aboga por en marcha de una "asamblea de estatus" en la que representantes de todos los partidos puertorriqueños reclamen al Congreso estadounidense una solución, mientras que los anexionistas consideran que es Washington quien debe mover ficha.

Pierluisi presentó hace unos meses un proyecto de ley para que el Congreso estadounidense admita a Puerto Rico como nuevo estado y en él se propone que Washington organice una consulta oficial en la que se decida el futuro de la isla, algo que no ha ocurrido desde que EE.UU. ocupó la isla hace 115 años. EFE