II de III
Militando en el PRD y preparándose "porque algo se estaba cocinando", llegó el 24 de abril de 1965. En las primeras horas de la tarde los campamentos 16 de Agosto y 27 de Febrero, del Ejercito Nacional, se levantaron en armas, y el capitán Mario Peña Taveras hizo preso al jefe de Estado Mayor de esa institución, general Marcos Rivera Cuesta, y a todos los jefes militares bajo su mando. Como se había acordado, Peña Taveras se comunicó con el Dr. José Francisco Peña Gómez y le pidió que hiciera un llamado al pueblo para que saliera a las calles a defender el alzamiento patriótico de un grupo de militares, dirigidos desde el exilio por el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez y el profesor Juan Bosch, que reclamaba la restitución de la Constitución de 1963; y José Altagracia Beltré, sin dudarlo, ingresó al comando Cucaracha 20, ubicado en la calle Las Carreras esquina Avenida Independencia. Sus capacidades combativa y de liderazgo terminarían convirtiéndolo, después de lo que se dio a conocer como "Operación Limpieza", y ya en las postrimerías de la guerra, en su cuarto jefe.
La tarjeta de identificación que le fue entregada por las Fuerzas Armadas Constitucionalistas señala el tipo y número de arma (G3: fusil de combate calibre 7.62 milímetros, fabricado por la empresa alemana Heckler and Koch, que sirvió a las fuerzas armadas de muchos países; pesaba 9.9 libras y contaba con una longitud de 1,023 milímetros), y está firmada por el coronel Juan María Lora Fernández, héroe nacional asesinado el 19 de diciembre de 1965 cuando tropas regulares atacaron sorpresivamente, en el Hotel Matum de Santiago, a un grupo de combatientes constitucionalistas, encabezados por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, que se había trasladado hasta allí para asistir a una misa en conmemoración del séptimo mes de la muerte del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, acaecida el 19 de mayo de 1965 mientras intentaba tomar el Palacio Nacional.
En 1967, terminada la guerra patriótica, consumada la farsa electoral de 1966 y Bosch -que había salido del país el 27 de noviembre de 1966- radicado en España (sometido a un proceso de reflexión que le permitió publicar obras como "El Pentagonismo, sustituto del imperialismo", además de visitar varios países comunistas), Beltré es apresado por segunda ocasión. Al momento de su detención se desempeñaba como encargado del personal de jardinería del Zoológico de Santo Domingo, cargo que ocupaba por disposición del Dr. José Ramón Báez Acosta, síndico de la capital por el PRD, siendo la razón del apresamiento la denuncia que hiciera uno de los empleados bajo su mando sobre el recibimiento de las armas que fueron usadas en la casa del presidente Bosch por el cuerpo de seguridad, armas que habían sido guardadas en una jaula contigua a la del león que exhibía el parque que expone al público diferentes especies de animales.
En 1968 es detenido de nuevo, acusado de transportar una cinta magnetofónica que el líder del PRD había enviado al país para que los dominicanos pudieran escuchar por Tribuna Democrática, de su propia voz, las denuncias que hacía en el plano internacional acerca de las desapariciones y asesinatos cometidos por el aparato represivo del Estado -dirigido por el propio Joaquín Balaguer, presidente fantoche sembrado en el Palacio Nacional por imposición de Lyndon B. Johnson en unas elecciones realizadas en presencia del invasor yanqui- contra jóvenes revolucionarios entre los que se encontraban muchos combatientes constitucionalistas. Permaneció encerrado por más de dos semanas sin que el gobierno pudiese demostrar, al momento de ser requerido por las fuerzas policiales, que cargaba dicha grabación.
Durante cinco años se mantiene viajando a Puerto Rico, específicamente a su capital, San Juan, y es contratado en la construcción del residencial Monte Park, obra que sería terminada en 1973. Cuando retorna al país comienza a trabajar como ujier de la Rectoría de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y luego pasa a formar parte del cuerpo de seguridad de dicha institución que, durante los primeros tres gobiernos de Balaguer, de 1966 a 1978, era de las pocas que acogían a los combatientes constitucionalistas que habían permanecido en el país. La carta que el 17 de noviembre de 1968 -desde Benidorm, Alicante, España- Juan Bosch le escribe a Sacha Volman es más que elocuente: "… mantendré siempre mi aprobación a todo lo hecho para sacar del país… a los más de 300 constitucionalistas que pudieron salir. Con esa medida ellos, o muchos de ellos, salvaron sus vidas y además han podido sostenerse trabajando, cosa que hubiera sido imposible en el país… En Santo Domingo no había ni personas privadas ni una institución que pudiera resolver los problemas de esos compañeros, y que sitiados por el hambre y la amenaza de aparecer un día muertos, muchos de ellos hubieran tenido que someterse a hacer cosas repugnantes" ("Acusación de comunista al PRD la hizo el presidente norteamericano, no un periodista").
Bajo el gobierno de Antonio Guzmán hubo un ligero cambio, pero no el deseado; unos pocos ocuparon posiciones "que les facilitaban colocar y emplear un gran número de constitucionalistas…, pero ya habían ingresado a otras esferas". Estas palabras significan que los que fueron nombrados en el gobierno de Antonio Guzmán habían remontado las capas bajas de la pequeña burguesía y, como es típico en el proceso de escalamiento, mirar atrás y ayudar al prójimo deja de ser prioridad en la consolidación de los intereses personales. El Lic. Andrés Dirocié Montás, autor de las mismas, las plasma en su libro "Abril 1965: relatos y vivencias de un hombre rana", y a seguidas expresa que "… los compañeros constitucionalistas, que por sus relaciones y militancia en el partido consiguieron colocaciones en el gobierno, en ocasiones no podían exhibir su participación en los hechos de abril (de 1965, nh) porque todavía nos miraban con ojeriza… Los que ya trabajábamos en la UASD, junto al comandante García Germán, José Beltré, Damián Reyes y Reynaldo Cuevas, entre otros, contábamos con algunas relaciones con el vicerrector administrativo, licenciado Lalane José, y pudimos conseguirles algunas colocaciones como vigilantes, conserjes, choferes, etc.".
Los años de José Beltré en la UASD fueron sumamente difíciles; el Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO) se encargó de hacerle la vida imposible. Las calumnias vertidas contra su persona fueron las mismas que este grupo maoísta utilizó contra Juan Bosch o cualquier otra persona que oliera a PRD. A su salida de la universidad, y hasta 1991, cuando se radica definitivamente en Puerto Rico ("país al que llego a trabajar en la construcción -durante el día- y en seguridad -en las horas de la noche- para poder traer a mi familia". En la construcción del tren urbano, una de las obras públicas más importantes de los últimos años, fue reconocido por sus superiores y llevado a ejercer el liderato en un grupo cuyas tareas eran altamente especializadas), desempeña las funciones de Pintor del Taller de Mecánica y Auxiliar II de la Sección de Información de la Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia Social (en períodos diferentes), y las de Supervisor del Departamento de Transportación del Instituto Dominicano de Seguros Sociales, empleos de los que posee los nombramientos oficiales y que exhibe con orgullo a quienes le visitan, tal y como hace con un pergamino firmado por el doctor José Francisco Peña Gómez que le fue otorgado por "Haber defendido eficientemente con apego a los principios del PRD desde su función de dirigente de la Asociación de Empleados Universitarios los derechos clasistas de los trabajadores que representó y la institucionalidad de la Universidad Autónoma de Santo Domingo", y con un diploma que lo acredita como Secretario de Organización de la Asociación de Empleados Universitarios (ASODEMU) para el período 1970-1972.
23 de diciembre de 2015
San Juan, Puerto Rico
¿Quién es el prócer? ¿Juan de los Santos o José Altagracia Beltré? (I)
¿Quién es el prócer? ¿Juan de los Santos o José Altagracia Beltré? (II)