Bogotá, 11 jun (Albert Traver/EFE).- El inaudito apoyo de la izquierda al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, para la segunda vuelta presidencial del domingo y el respaldo del ala oficial del Partido Conservador a Óscar Iván Zuluaga serán definitivos para definir quién gobernará Colombia a partir de agosto próximo.
Estas alianzas, que han sido forjadas a la desesperada en las dos últimas semanas ante el triunfo de Zuluaga en la primera vuelta, celebrada el 25 de mayo, son las que determinarán si Santos será reelegido para intentar concluir el proceso de paz con las FARC que inició en noviembre de 2012 en Cuba.
O por contra determinarán si se volverá a instalar en Colombia un sistema de gobierno a semejanza del que ejerció Álvaro Uribe (2002-2010), basado en la lucha militar contra la guerrilla, la negación del conflicto armado y el acoso a la izquierda.
La pugna entre la promesa de la paz de Santos y el retorno al poder del uribismo ha unido como nunca antes a la izquierda, que ha creado una plataforma en apoyo al presidente, el Frente Amplio por la Paz, y se ha volcado en la campaña para conquistar hasta el último voto.
La izquierda se ha propuesto evitar ese regreso del uribismo a la Presidencia, años marcados por el espionaje, la persecución y el exilio, años en los que florecieron los "falsos positivos", ejecuciones extrajudiciales de jóvenes por parte de militares que los reportaban como guerrilleros muertos en combate.
Algunas de las escenas más inauditas durante esta campaña han estado protagonizadas por Clara López, excandidata de la coalición de izquierdas entre el Polo Democrático Alternativo (PDA) y la Unión Patriótica (UP).
López fue la cuarta en la primera vuelta del 25 de mayo con el 15,23 % de los votos y ahora ha acompañado a Santos a actos de campaña en Bogotá, donde fue alcaldesa y logró su mejor resultado.
Los votos de Santos y López sumaron un 40,92 % del total el 25 de mayo, ya que el presidente fue segundo con el 25,69 %.
La UP, nacida en los años ochenta del siglo pasado a raíz de un acuerdo entre el Gobierno de entonces y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero que fue exterminado por el asesinato sistemático de varios miles de sus integrantes, también ha dado ahora su apoyo a Santos.
"Lo mejor en este momento es apoyar al candidato que ha abierto los diálogos y que va por el camino de la solución política y negociada", ha dicho Aída Avella, líder de la UP que regresó a Colombia para esta campaña tras 17 años en el exilio, al que partió tras ser objetivo de un atentado del que salió ilesa.
Además de la UP y sectores del PDA, al lado de Santos también se ha puesto el alcalde de Bogotá, el progresista Gustavo Petro, con el que mantuvo una fuerte pugna a principios de año.
A ellos se han sumado miembros de la Alianza Verde y Marcha Patriótica, como la exsenadora Piedad Córdoba, que completan el insólito apoyo de la izquierda a Santos, representante de la política tradicional a manos de los poderosos.
Al otro lado del espectro político, Zuluaga, el más votado con el 29,25 % del apoyo en las urnas en la primera vuelta, firmó una alianza con la conservadora Marta Lucía Ramírez, tercera con el 15,52 %.
El acuerdo entre Zuluaga y Ramírez obligó al candidato uribista a modificar su discurso sobre el proceso de paz, del que era contrario, y ahora ha adoptado las propuestas de la conservadora para fijar condiciones a las FARC antes de seguir con el diálogo.
Aunque los dos millones de votos logrados por Ramírez fueron una de las sorpresas de aquella elección, una parte importante del Partido Conservador, incluidos varios pesos pesados, ha optado por apoyar la reelección de Santos, por lo que el comportamiento de este electorado el 15 de junio es por ahora una incógnita.
Por último, el excandidato de la Alianza Verde a la Presidencia, Enrique Peñalosa, quien logró un 8,28 % en la primera ronda, no dio directrices a sus electores aunque varios miembros de la colectividad, como los congresistas Ángela María Robledo o John Sudarsky, participaron de la creación del Frente Amplio por la Paz.
El resultado de la segunda vuelta dependerá de si Santos logra conquistar a un electorado de izquierdas que lo castiga por sus políticas económicas neoliberales, pero que quiere impedir que la alianza ultraderechista entre uribistas y algunos conservadores reconquiste el poder, al menos, hasta 2018. EFE