Bogotá (EFE).- El acuerdo sobre justicia transicional sellado por el Gobierno colombiano y las FARC, que según ambas partes anuncia un cercano fin para el prolongado conflicto interno, generó hoy una oleada de optimismo y satisfacción, aunque también hubo advertencias sobre un riesgo de impunidad.

"Estos logros estimulan el esfuerzo de los equipos negociadores", dijo el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, para subrayar después que "también fortalecen la esperanza de todo el continente americano de ver a Colombia en paz".

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y Rodrigo Londoño "Timochenko", máximo líder de las FARC, acordaron el miércoles en La Habana un plazo de seis meses como máximo para firmar la paz y anunciaron un sistema de justicia especial para los implicados en el conflicto, con beneficios para quienes admitan su responsabilidad.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se unió hoy a las felicitaciones para ambas partes por un acuerdo que representa un "progreso significativo para alcanzar un acuerdo final de paz y colocar a Colombia más cerca aún de que termine el conflicto armado más largo del hemisferio".

También el Gobierno venezolano expresó su "más profunda y honda satisfacción" por el "histórico" acuerdo y subrayó que "la paz en Colombia es la paz de Venezuela por la que tanto luchó y puso todo su empeño el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez".

A esa línea se unió el Gobierno de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que transmitió su "congratulación" a Colombia y consideró el acuerdo como una prueba de "la determinación de los colombianos de alcanzar una pacificación definitiva".

"Estamos convencidos de que el siglo XXI es (un) siglo para resolver las controversias y temas pendientes en el continente mediante el diálogo", dijo por su parte el presidente de Bolivia, Evo Morales, en una declaración a los medios en La Paz.

Morales además exhortó a las FARC a comprender que si bien los pueblos de América Latina "son revolucionarios", las revoluciones ahora "no se hacen con arma ni con bala", sino "con conciencia y en democracia".

Asimismo, el Gobierno de la presidenta argentina, Cristina Fernández, felicitó hoy a Colombia, confió en que el acuerdo contribuya a "lograr el fin de la violencia" y reiteró su apoyo "a todo esfuerzo que contribuya a alcanzar la convivencia pacífica del pueblo colombiano, en un marco de respeto al estado de derecho".

"El Gobierno argentino está seguro que este importante anuncio resultará trascendente para América del Sur y Latinoamérica toda ya que evidencia el inquebrantable compromiso de la región con la resolución pacífica de los conflictos", concluyó.

En un comunicado, la Secretaría General de la CAN destacó "el liderazgo y el impulso" del presidente Santos y la delegación de paz y saludó el acuerdo sobre justicia transicional.

"Profundamente emocionado" se declaró en una breve comunicación enviada a Efe el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, quien calificó el acuerdo como "un logro histórico largamente esperado por el pueblo colombiano y la comunidad internacional".

En tanto, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, animó hoy a los colombianos, a las partes en conflicto y a la comunidad internacional a aprovechar la oportunidad de un acuerdo de paz definitivo en Colombia.

"Es una gran noticia para Colombia y para toda Latinoamérica", expresó por su parte la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, para destacar que su organización ve con "mucha esperanza el éxito del proceso y la consolidación de Latinoamérica como una región de paz".

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, se unió hoy "a la esperanza" de los 400.000 colombianos en España y ha transmitido su deseo de que Colombia sea fuerte y alcance la paz "con justicia y reparación a las víctimas".

El Gobierno de Noruega, acompañante del proceso de paz colombiano, calificó hoy de "muy positivo" el hecho de que el Gobierno y la FARC estén "de acuerdo en un calendario para cerrar las conversaciones y en crear un tribunal especial".

En ese sentido, el director de Human Rights Watch (HRW) para América, José Miguel Vivanco, advirtió hoy de que el acuerdo conlleva impunidad para los autores de delitos graves, por lo que la Corte Penal Internacional (CPI) podría no aceptarlo.

El acuerdo "permitiría que los máximos responsables de los peores abusos puedan eximirse de pasar siquiera un solo día en prisión", apuntó Vivanco, quien siempre ha expresado su desacuerdo con algunos aspectos de este proceso de paz.

Precisamente, la fiscal general de la CPI, Fatou Bensouda, afirmó hoy que revisará en detalle y analizará cuidadosamente las disposiciones acordadas entre el Gobierno colombiano y las FARC, aunque las consideró un "paso significativo hacia el fin del conflicto armado".

"Noto con optimismo que el acuerdo excluye la concesión de amnistías por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, y que está diseñado, entre otras cosas, para poner fin a la impunidad por los crímenes más graves", señaló.

El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, ya había calificado el anuncio este miércoles como "un avance histórico hacia un acuerdo final de paz para acabar con más de cincuenta años de conflicto armado" y consideró que "la paz está ahora más cerca que nunca para el pueblo colombiano y millones de víctimas del conflicto".

En tanto, el Gobierno de México celebró ayer el acuerdo alcanzado en La Habana, que, a su juicio, permite "avanzar de manera firme hacia la conclusión del proceso de paz" en el país suramericano.

El secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el expresidente de Colombia Ernesto Samper, dijo el miércoles que los acuerdos anunciados "son la antesala de la paz, que solo se dará con el silencio definitivo de las armas". EFE