Brasilia, 20 sep (Eduardo Davis/EFE).- La fuerza electoral de la ecologista Marina Silva se ha convertido en un dilema para la presidenta de Brasil y aspirante a la reelección, Dilma Rousseff, y otros de los principales candidatos para los comicios del 5 de octubre próximo.
El equipo de campaña de la mandataria y el del socialdemócrata Aécio Neves, tercero en discordia según los sondeos, se han devanado los sesos esta semana en el diseño de estrategias para el tramo final del pleito electoral y, sobre todo, para decidir qué tono usar frente al fenómeno que encarna la ecologista.
Silva, de apariencia frágil, 1,65 metros de altura y escasos 50 kilos, ha desatado un terremoto político en Brasil desde que asumió como candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) en el lugar de Eduardo Campos, fallecido en un accidente aéreo el 13 de agosto pasado y cuya intención de voto hasta entonces no pasaba del 10 %.
La ecologista ofrece una "nueva política"; promete gobernar "sin los partidos", pero con los "mejores cuadros" de cada uno de ellos, y su discurso ha calado de tal forma que los sondeos aseguran que disputará una segunda vuelta, el 26 de octubre, frente a Rousseff.
En esa última instancia, ambas aparecen técnicamente empatadas en torno a un 43 % de votos, pero las encuestas dicen que Silva ganaría por un muy apretado margen de uno o dos puntos.
La opositora se presenta ante el electorado con un discurso de "paz y amor" similar al que en 2002 llevó al poder por primera vez a Luiz Inácio Lula da Silva, antecesor y padrino político de Rousseff, y suele ofrecer "la otra mejilla" frente a las críticas.
La campaña de la presidenta, en un intento por atajar la subida de Silva en las encuestas, adoptó un tono agresivo; advirtió sobre los "riesgos" que puede correr la democracia con un Gobierno "sin partidos" y fue dura con varias ofertas de la abanderada del PSB.
La ecologista ofrece una "nueva política"; promete gobernar "sin los partidos", pero con los "mejores cuadros" de cada uno de ellos, y su discurso ha calado de tal forma que los sondeos aseguran que disputará una segunda vuelta, el 26 de octubre, frente a Rousseff
Atacó sobre todo la propuesta de Marina Silva de darle plena "independencia" al Banco Central y sostuvo que eso pondría en riesgo muchos de los programas sociales que han permitido sacar a cerca de 40 millones de personas de la pobreza en la última década.
El propio Lula ha engrosado las críticas a Marina Silva, que fue ministra de Medio Ambiente en su Gobierno e inició su vida política en el Partido de los Trabajadores (PT), fundado por el exmandatario.
"Ese cuento de jugar con los mejores sirve para el fútbol, pero no para la política", afirmó Lula en un acto de apoyo a Rousseff esta semana, en el que reforzó su ataque contra Silva, que ha llegado a llorar frente a periodistas por esas continuas censuras.
En medio de la escalada verbal, Rousseff recuperó algo de terreno en las encuestas y recortó a dos puntos una ventaja que llegó a ser hasta de siete enteros en favor de Silva en la simulación de la segunda vuelta.
Pero todos los últimos sondeos, que hoy más que nunca juegan como termómetros del proceso, dicen que la disputa será una de las más reñidas de la historia electoral brasileña.
Fuentes del equipo de la presidenta-candidata admitieron a Efe que la estrategia de su campaña es "revisada" en forma permanente y que en los próximos días, más que intentar socavar la candidatura de Silva, reforzará en sus mensajes el avance social que Brasil ha experimentado durante los doce años que lleva el PT en el poder.
Neves, por su parte, desplazado del segundo lugar del favoritismo por Silva, también ha cargado contra la ecologista y asegurado que sus liberales propuestas económicas son un "plagio" de lo que él y su Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) ofrecen al país.
También esgrime como "advertencia" el origen político de Silva. "¿En cuál Marina votará el elector? ¿En la que ahora ataca al PT por oportunismo o en la que nació y tiene su corazón en el PT?", repite Neves en sus actos de campaña.
Como en el caso de Rousseff, el verbo más encendido tuvo reflejos en las encuestas y el apoyo a Neves subió hasta cuatro puntos, para llegar en el último sondeo al 19 %, lo que le ha animado a proclamar que ha comenzado su "remontada".
Sin embargo, en el PSDB persisten las mismas dudas que en el PT sobre la conveniencia de atacar o no a Silva y se habla en forma más explícita sobre el asunto.
El expresidente Fernando Henrique Cardoso, una de las principales referencias del partido socialdemócrata, le recomendó esta semana a Neves que "modere" el tono de sus críticas a la candidata del PSB.
"Es natural que Aécio, en medio del fuego cruzado, le dé algún codazo a Marina, pero tiene que concentrar su ataque en Rousseff", dijo Cardoso, quien sostuvo que los intentos por descalificar a la ecologista sólo "ayudarán" a la actual mandataria. EFE