Bogotá (EFE).- Los Gobiernos de América Latina, sin importar su signo político, han coincidido en destacar el legado de paz e igualdad que deja el fallecido Nelson Mandela, quien visitó varios países de la región y tuvo entre sus "grandes amigos" al líder cubano Fidel Castro.

"En estos momentos veo nítidamente cómo el espíritu de Simón Bolívar vive en todos ustedes", dijo Mandela durante una visita a Venezuela en 1991 como presidente del Consejo Nacional Africano (CNA), un año después de haber sido puesto en libertad tras 27 años de encarcelamiento por oponerse al "apartheid" (segregación racial).

En la gira que hizo ese año, Mandela, fallecido este jueves a los 95 años de edad, incluyó cuatro países latinoamericanos, Cuba, Venezuela, México y Brasil, y en 1998, ya como presidente de Sudáfrica, visitó Brasil y Argentina.

En ambas ocasiones, sin importar si los Gobiernos de los países visitados fueran de izquierda o de derecha, fue recibido como un líder indiscutible y con un gran calor popular, en un continente con una larga historia de conflictos y desigualdades sociales.

La misma unanimidad ha habido a la hora de destacar la importancia de su figura tras su desaparición física.

Además de esos viajes a América Latina, Mandela, premio Nobel de la Paz en 1993, recibió en Sudáfrica como presidente a numerosos líderes latinoamericanos, incluido Fidel Castro, a quien se refirió como "uno de mis grandes amigos" en 1998 y a quien siempre agradeció el apoyo de Cuba a la causa contra el "apartheid" y su ayuda al tercer mundo con las misiones de médicos.

Cuba ha decretado tres jornadas de duelo oficial por la muerte de Mandela, a quien se consideraba un "entrañable amigo" de la isla.

El presidente Raúl Castro, hermano menor de Fidel, expresó su profundo dolor por la muerte de Mandela en una carta dirigida al presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, pero el líder de la revolución cubana aun no se ha manifestado.

Hasta ahora se desconoce quién representará a Cuba en los funerales que tendrán lugar el 15 de diciembre, en los que estará presente la jefa de Estado de Brasil, Dilma Rousseff, que además decretó hoy siete días de luto oficial por la muerte de Mandela.

También estará allí Barack Obama, el primer presidente negro de EE.UU. y demócrata como Bill Clinton, quien visitó en 1998 a "Madiba", como sus compatriotas llamaban a Mandela, en Sudáfrica.

La fuerte relación de Mandela con Castro fue motivo de roces con EE.UU. y también con los exiliados cubanos en Miami, pero él siempre defendió a Cuba frente a las denuncias de violaciones de los derechos humanos, como también hizo con el líder libio Moamar el Gadafi y el palestino Yaser Arafat.

"¿Quién se atreve a dictarnos los que pueden o no pueden ser nuestros amigos?", se preguntó Mandela en 1998.

En Brasil, país que visitó en dos ocasiones y que tiene la mayor población negra del mundo fuera de África, Mandela tuvo verdaderos baños de multitudes. Su segunda visita, en 1998, fue casi una luna de miel, pues viajó acompañado de Graca Machel, su segunda esposa, con la que acababa de casarse.

Desde Brasil siguió viaje a Argentina, donde asistió a una cumbre del Mercosur en la ciudad austral de Ushuaia invitado por el entonces presidente Carlos Menem y no perdió la ocasión de agradecer al anterior jefe de Estado argentino, Raúl Alfonsín, "todo lo que hizo por Sudáfrica".

Una de las primeras medidas que tomó Alfonsín al asumir la Presidencia argentina fue romper relaciones diplomáticas con el régimen del "apartheid" sudafricano.

"Mi padre siempre sintió una gran admiración por la Argentina", dijo recientemente Zenani Dlamini, hija de Mandela y actual embajadora de Sudáfrica en Buenos Aires.

Mandela conoció a la mayoría de los líderes latinoamericanos desde su salida de la cárcel, también porque estuvo muy vinculado al Movimiento de Países no Alineados.

Sin embargo, en 1997 no recibió al entonces presidente de ese movimiento y de Colombia, Ernesto Samper, en medio de una crisis por denuncias que lo involucraban con narcotraficantes.

Sí se reunió en 1998 con el entonces presidente de Colombia, Andrés Pastrana, a quien felicitó por sus tentativas de lograr la paz con la guerrilla mediante negociaciones.

Aquel proceso fracasó pero hoy está en marcha uno nuevo que comenzó hace un año en Cuba y en el que participan negociadores del Gobierno de Juan Manuel Santos y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Nelson Mandela "vive hoy en las luchas de los pueblos por la paz", dijeron este viernes las FARC en una declaración en la que afirman reivindicar su legado y subrayan que no fue "un simple pacifista", sino un "revolucionario integral".

El fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, hizo su primera visita oficial a Sudáfrica en 2008 y allí manifestó su admiración por Mandela, del que dijo que es "uno de los libertadores del pueblo, uno de los libertadores de la Tierra".

El líder sudafricano no estuvo nunca en Centroamérica, pero un costarricense, el diplomático Fernando Volio, fue uno de los arquitectos del mecanismo que la ONU aprobó en 1964 para aislar e imponer sanciones al régimen sudafricano.

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, le condecoró en 1989, cuando aun estaba encarcelado, con la orden de "Augusto Sandino" como "héroe y combatiente de la libertad".

El Parlacen, el Parlamento de la región, con sede en Guatemala, le otorgó el pasado octubre a orden Francisco Morazán en el Grado de Gran Cruz "por toda su vida dedicada a la lucha contra el apartheid, el fortalecimiento de la democracia, el respeto de los derechos humanos y la igualdad entre las personas". EFE